Urgente Grandes retenciones en la A-8, el Txorierri y la Avanzada, sentido Cantabria, por la avería de un camión

El efímero ciclo de los gobiernos autonómicos de coalición entre la derecha democrática y la ultraderecha llegó anoche a su final. Lo hizo por decisión del partido de la derecha radical. Y por uno de los pocos asuntos que ocupan y preocupan a los voxistas: ... la inmigración, que para Abascal y sus ultras es la culpable del incremento de la delincuencia en nuestro país.

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Resulta sorprendente que Abascal renuncie ahora a las importantes parcelas de poder que le había regalado Feijóo en Castilla y León, Comunidad Valenciana, Murcia, Extremadura y Aragón a cambio de lograr el máximo poder autonómico posible por una polémica sobre el acogimiento a unos cientos de menores inmigrantes no acompañados. Sobre todo cuando el miércoles apenas se llegó a un acuerdo de mínimos para repartirse entre las autonomías a 347 de los 6.000 menas que colapsan Canarias y Ceuta, pero no para cambiar la ley de inmigración y concretar un sistema de reparto automático de los menores inmigrantes que sigan llegando a nuestro país.

Daba igual. Abascal lanzó un órdago la semana pasada de casi imposible vuelta atrás salvo que Feijóo hubiera tragado lo intragable. No lo ha hecho -hubiera sido un escándalo democrático mayúsculo que lo hiciera-, y ayer la cúpula de Vox no tuvo más remedio que ratificar la ruptura de los pactos autonómicos con los populares.

¿Les ha entrado vértigo en Vox de ser acusados de pesebristas y blandos por los de Alvise?

¿Por qué? ¿Por qué ahora cuando no hay elecciones a la vista en mucho tiempo? ¿Por qué cuando las parcelas de poder regional de que disponía gracias a los conservadores le reportaban dinero y notoriedad? No sé si los tres escaños y los 800.000 votos logrados por el agitador ultraderechista Alvise y su candidatura 'Se Acabó la Fiesta' en las europeas es la única razón, pero sin duda es una de ellas. ¿Les ha entrado vértigo a Abascal y a los suyos de ser acusados de pesebristas y blandos por estos tipos surgidos a su derecha? Diría que sí. Por otra parte su vergonzosa política autonómica centrada en rechazar la inmigración, negar la violencia machista contra la mujer y limpiar el franquismo se puede hacer desde el poder y desde la oposición. Lo importante son el ruido y las formas.

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La espantada ultra -que Abascal adobó anoche de toda clase de censuras a Feijóo- cambia notablemente el mapa político español. El PP se desembaraza de ese lastre llamado Vox que le dificultaba, por decisión propia, crecer por el centro. Eso sí, resulta penoso que tal cosa no haya ocurrido por decisión propia, sino de Abascal. En adelante sólo cabe esperar que se endurezca la pugna entre las derechas en busca de un segmento de voto nada despreciable. Además, la ruptura de Vox con el PP arrebata al Gobierno Sánchez y a las izquierdas uno de sus principales discursos para concentrar el voto progresista.

Parece improbable que los gobiernos de las cinco autonomías que abandona la ultraderecha, que ahora pasarán a ser monocolores, sufran demasiado para acabar la legislatura. Todos ellos tienen los Presupuestos aprobados.

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Decía en el titular de este artículo que lo ocurrido supone todo un regalo para el PP en otro momento especialmente delicado para los de Feijóo. Y es que no puede calificarse de otra manera que acabe de confirmarse que la denominada 'policía patriótica' del PP espió en tiempos de Mariano Rajoy y durante dos años nada menos que a 55 de los 69 diputados de Podemos. Lo hizo sin permiso judicial y sin otro argumento que tratar de incriminarles de lo que fuera. Por cierto, sin éxito. Un escándalo que solo puede terminar con penas de cárcel para los implicados.

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