El gran salto de los socialistas

La moción de censura que apeará a la regionalista de Unión del Pueblo Navarro Cristina Ibarrola del sillón de regidora de la vieja Iruña -y que estaba desarrollando un mandato gris y huidizo dada su situación de minoría ante las izquierdas- supone un salto del PSOE de enorme entidad política. Es la primera vez que los chicos y las chicas de Sánchez pactan con los de Otegi para poner con sus votos en manos abertzales nada menos que la Alcaldía de una capital, en este caso la del viejo reyno.

Primero, hace cuatro años, fue el acuerdo de todas las fuerzas abertzales y de izquierdas de Navarra que convirtió a la socialista María Chivite en presidenta de la Comunidad foral. EH Bildu hizo posible el cambio pese a que el PSN se negó en redondo a compartir gobierno de coalición con la izquierda abertzale. Aun así, los de Otegi respaldaron al Ejecutivo progresista navarro toda la legislatura. Tras las últimas elecciones se repitió el acuerdo en las mismas condiciones. Se trataba, por parte de EH Bildu, de ir sembrando el camino de cara al futuro. Hasta ahora.

Supongo que no hace falta que les explique por qué ahora sí lo que hasta ayer era no. ¿Les suenan las cesiones a Sánchez a nacionalistas e independentistas varios para lograr atar una mayoría de progreso que le permitiera seguir en La Moncloa? Se intentó deslizar que Otegi había ordenado a sus diputados apoyar a Sánchez 'gratis et amore'. Pues no. Ahora conocemos el primer cheque al portador que el presidente ha tenido que firmar a la izquierda abertzale, tras propiciar su blanqueamiento en los últimos años pese a que los herederos de Batasuna jamás han abjurado, ni abjurarán, de su apoyo al terrorismo de ETA.

Algunos pensamos que la factura se abonaría tras las inminentes elecciones vascas, que tendrán lugar con toda probabilidad entre marzo y abril, para no meter presión añadida al PSE. Pero, ¿para qué esperar tanto si es posible hacerlo ahora y la escandalera de la amnistía puede aminorar un tanto los decibelios de las derechas contra el pacto pamplonés?. Dicho y hecho. Curiosa, por cierto, la ausencia del navarro Santos Cerdán del pleno del martes en el que se debatió la proposición de ley socialista sobre la amnistía. Tras la foto con Puigdemont y el mediador, el secretario de Organización del PSOE ultimaba la bomba política de Iruña.

Asiron será alkate, sí, pero los concejales del PSN no formarán parte de su Gobierno. Ese será el siguiente paso. ¿Cuándo? Cuando Sánchez lo juzgue oportuno. Si alguna vez lo cree necesario.

¿Y en Euskadi? ¿Eneko Andueza e Idoia Mendia podrán cumplir su promesa de que no pactarán con EH Bildu tras los próximos comicios autonómicos? Entiendo que sí. Sánchez también necesita al PNV y Otegi ya tiene Iruña para exhibir como gran éxito del giro político a que ha conducido a su coalición sin 'mancharse' más de lo debido a cuenta de ETA.

La 'operación Asirón' es previsible que tenga costes para el PSN. De la misma manera que insuflará algo de aire a la maltrecha UPN. En teoría, claro. Y es que las elecciones -salvo las vascas y las europeas de junio- quedan muy muy lejos.