Urgente Grandes retenciones en la A-8, el Txorierri y la Avanzada, sentido Cantabria, por la avería de un camión

España y Euskadi acaban de dar por cerrado un intenso ciclo electoral. Cuatro llamadas a las urnas en unos pocos meses -Galicia, Euskadi, Cataluña y Europa- que no han servido al PP para lograr el vuelco electoral que ansiaba para poner fin al ciclo de ... Pedro Sánchez en La Moncloa. Los conservadores siguen ganando terreno y los socialistas lo pierden en muchos sitios, pero Feijóo sigue sin otro apoyo que la ultraderecha para tumbar al presidente con una moción de censura. Sánchez puede seguir en su puesto, ya veremos para qué, dada su absoluta dependencia del independentismo.

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En Euskadi el desgaste del PNV suma y sigue. Los jeltzales salvaron los muebles en las autonómicas. Pero en las europeas del domingo se vieron ampliamente superados por EH Bildu. Imanol Pradales será investido el jueves como nuevo lehendakari gracias a un PSE en suave pero continuado ascenso que ha decidido reeditar el bipartito, fundamentalmente porque los herederos de Batasuna insisten en no abjurar de su apoyo a los crímenes de ETA.

Es hora, pues, de que quienes mandan en Madrid -PSOE y Sumar- y en Vitoria -jeltzales y socialistas- arranquen ya la legislatura y tomen decisiones para los ciudadanos. En España el único supuesto gran logro que puede exhibir Sánchez es esa más que discutible ley de amnistía que nunca iba a promover y que al final ha sacado adelante contra viento y marea -incluida buena parte de su partido- para no tener que hacer las maletas. Ni Presupuestos ni pasos adelante en esa agenda social que impulsó a las izquierdas en las urnas.

Sánchez está obligado a intentar relanzar esta agenda. En esa línea ha anunciado ya su deseo de prorrogar la rebaja del IVA de los principales alimentos. Luego deben venir otras medidas como la reducción de la semana laboral. Entre medio dos batallas de incierto resultado. Poner fin al vergonzoso bloqueo del Consejo General del Poder Judicial por parte de las derechas y alumbrar el prometido paquete de reformas en favor de la regeneración democrática. La primera es sencilla y Sánchez no puede arrogarse mérito alguno: aplicar en España el reglamento del Parlamento Europeo para clarificar la financiación de los medios de comunicación.

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Sigo sin tener claro cómo va a conseguir el Ejecutivo acabar con el bloqueo judicial interesadamente auspiciado por el PP. Cambiar la mayoría cualificada que se exige ahora para renovar el CGPJ por una mayoría absoluta no parece una buena solución. Albergo también serias dudas de la legalidad de 'apretar' al Consejo arrebatándole la competencia para nombrar magistrados.

En Euskadi nos falta conocer la letra pequeña del genérico acuerdo PNV-PSE. Haría bien Imanol Pradales en concretar al máximo en su discurso de investidura del jueves, sobre todo en sanidad o vivienda. Incluidos compromisos económicos. Permítanme cierto esceptiscismo escuchando estos días a Andoni Ortuzar o Itxaso Atutxa. Tengo la impresión de que algunos quieren dejar pasar la tormenta con palabras y Euskadi debe encaminarse a un nuevo tiempo, sin algunos de los vicios y las fábricas de colocaciones que hemos conocido.

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¡Ah! Que yo sepa, las academias no han prohibido conjugar, aquí también, el verbo dimitir.

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