Decepcionante

El mismo trabajo identifica las principales preocupaciones de los vascos. Ninguna sorpresa en los primeros puestos: trabajo, sanidad, vivienda, economía, situación política y delincuencia. Hay que bajar hasta el noveno puesto para encontrar que la educación preocupa al 9% de los encuestados.

De nuevo resulta imposible saber si este orden de prioridades hubiera variado tras conocerse esta semana los resultados del prestigioso Informe PISA, que toma el pulso a la formación de escolares de medio mundo. ¿El veredicto? Catastrófico para Euskadi. Nuestros estudiantes obtienen los peores resultados de la historia cayendo más que la media en matemáticas, lectura o ciencias. Es que se sitúan en el furgón de cola de las comunidades autónomas, junto a Cataluña y Navarra. Y eso que aquí en Euskadi dedicamos bastante más dinero a educación, hasta el doble que otras autonomías.

Lo peor es la foto que nos da el estudio, sin duda. Pero resulta del todo decepcionante la valoración que ha hecho el conformista Gobierno del lehendakari Urkullu, tan aficionado a prometer autocrítica como a no hacerla. El consejero de Educación, el peneuvista Jokin Bildarratz, se ha limitado a concluir que bajamos, sí, pero como el resto, fruto de la pandemia.

Semejante exhibición de autocomplacencia –en la que insistió durante años el Gabinete Urkullu con la Sanidad hasta que el malestar ciudadano se hizo clamor– no responde a la realidad. Sí, las cifras han empeorado en general. Pero en Euskadi todavía más y ello pese a que gastamos significativamente más dinero.

En la empresa privada semejante exhibición de mala gestión muy posiblemente le costaría el puesto al responsable. Aquí no. Faltaría más. No con Urkullu, incapaz de cesar a nadie por deficiente que sea su gestión. Y sobran los ejemplos. ¿Y los partidos? De puente o aburridos esperando a que el Parlamento cierre en unos días y el lehendakari convoque elecciones para marzo o abril.

Pero si decepcionante puede considerarse este episodio, no menos lo es otro que también se ha conocido esta semana: el vídeo que han protagonizado los conocidos payasos Pirritx, Porrotx y Marimotots junto a algunos menores en apoyo a la iniciativa de Sare en favor de la excarcelación de los presos de ETA que cumplen condena. Y han tenido que ser, de nuevo, los familiares de las víctimas quienes han destapado semejante aberración. Y la clase política, salvo excepciones, silente.

Todos tenemos ganas de que la pesadilla etarra –y el terrorismo de Estado– queden cuanto más atrás mejor. Pero desinformar a las nuevas generaciones, blanquear a quienes jalearon a los asesinos y mirar hacia otro lado para no ver el dolor de las víctimas sólo es el camino para una falsa reconciliación. Deprimente.