Votar en Euskadi con Galicia en la cabeza

Por partes. ¿Qué ocurrió en Galicia? El PP, pese a lo que muchos vaticinaban, logró revalidar su hegemonía histórica. El 'sistema' se vio seriamente amenazado y los gallegos acudieron en masa a votar. ¿Cómo era aquello de que a más movilización, la izquierda gana seguro? Nada más lejos de la realidad. Otro mito demoscópico caído en desgracia. Arrasó el PP, el BNG experimentó una espectacular subida y el PSdeG se hundió. Mención aparte merece el caso de Sumar, Podemos y Vox, que se han quedado fuera del Parlamento. Y es que Galicia nunca compró eso que llaman 'nueva política'.

¿Significa esto que lo que ocurrió en Galicia sucederá en el París Vasco? No, ni mucho menos. Por ejemplo, el PP lucha por intentar superar sus actuales 6 escaños (de un total de 75). Crecer al menos un par de ellos, un objetivo que las encuestas no atisban, y evitar que Vox no revalide su único escaño, el logrado por Álava hace cuatro años.

Lo que sí está claro es que las elecciones gallegas han infundido ánimos renovados en la formación que lidera Javier de Andrés, sabedor de que la fórmula de éxito en Euskadi, de existir, es emular el galleguismo de Alfonso Rueda apelando al votante «vasquista». Una misión compleja por la difusa frontera que existe entre el votante del PP y el del PNV, y que se diluye aún más ante la posibilidad más que real de que pueda ganar EH Bildu.

Si hacemos a vuelapluma una comparativa entre ambas comunidades, en Euskadi el PP sería el PNV y el BNG, EH Bildu. Por eso sorprendió bastante que la noche del 18-F los jeltzales emitieran una breve valoración felicitándose de los resultados de la formación nacionalista liderada por Ana Pontón. No hay que olvidar que el BNG es aliado estratégico de Bildu hasta el punto de que concurren juntos a las elecciones europeas.

De hecho, hay factores en la victoria de Alfonso Rueda que ofrecen señales positivas para el PNV. Por ejemplo, la movilización que logró el partido hegemónico en el poder cuando pintan bastos. En Euskadi, no hay que olvidarlo, la pugna entre jeltzales e independentistas va a ser durísima y todo se decidirá por detalles, de ahí que Sabin Etxea busque una movilización masiva llamando al voto útil ante unos comicios tan polarizados.

La misma que busca EH Bildu, cuya estrategia, creen, ha sido corroborada por el éxito del BNG, que ha ha engullido a Sumar y a Podemos. Y es que el nacionalismo de izquierdas se está consolidando en detrimento de los socialistas. Lo que Pedro Sánchez gana en el Congreso de los Diputados por sus alianzas lo pierde el PSOE a nivel territorial, como se comprobó en las elecciones del 28 de mayo.

Esta es, de hecho, la gran preocupación del PSE-EE de Eneko Andueza, que busca superar los 10 escaños de hace cuatro años espoleados por el hecho de haber sido el partido más votado en las últimas elecciones generales del 23-J. Por mucho que el discurso oficial concluya que lo que ha ocurrido en Galicia debe quedarse en Galicia, que no pueden hacerse lecturas extrapolables al conjunto del país o a otras comunidades autónomas, en privado, los socialistas admiten y asumen el varapalo gallego ratificándose en su intención de marcar perfil propio y confrontar sin complejos con el nacionalismo, tanto el que representa el PNV pero, sobre todo, el de EH Bildu para erigirse en la «izquierda útil» que no quiere embarcar a la sociedad vasca en aventuras soberanistas.

Los que parecen no haber aprendido la lección gallega son Sumar y Podemos, que finalmente concurrirán por separado a las elecciones al confirmar que sus discrepancias son insalvables. En Galicia, esta fractura les ha llevado a los dos a quedarse fuera del Parlamento. En Euskadi, nadie sabe muy bien cómo afectará. Lo que sí coinciden todas las encuestas es que sus actuales 6 escaños podrían quedar reducidos a la mitad en el mejor de los casos.