Europa press
Diez años sin ETA

Un día para mirar a las víctimas

Los gobiernos vasco y central han organizado este miércoles sendos actos en memoria de los afectados de ETA con motivo del décimo aniversario de su final

Miércoles, 20 de octubre 2021, 19:19

«He conocido de cerca el sufrimiento de tantas y tantas personas y familias… La idea de que todo aquello terminaba me dio tranquilidad y alivio, porque ya no habría sufrimiento añadido», confesaba a primera hora de este miércoles el lehendakari a medio centenar de ... jóvenes universitarios. Se han cumplido diez años del final de la violencia de ETA. De los atentados, amenazas y extorsiones. Y la mirada, tanto del Gobierno vasco como del central, se ha dirigido a las víctimas. A su memoria. Pero ha sido también una mirada exigente hacia quienes, subrayó Iñigo Urkullu, «a día de hoy no acaban de asumir con claridad» que la decisión de la banda de «arrogarse la capacidad de decidir sobre la vida y la muerte» fue «un error radical».

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El Instituto Vasco de la Memoria (Gogora) y el Centro Memorial por las Víctimas del Terrorismo han acogido por la tarde sendos actos institucionales con motivo del décimo aniversario del cese de ETA. El primero estuvo presidido por el lehendakari, mientras que el segundo contó con la presencia del ministro del Interior, Fernando Grande Marlaska.

Recordó Iñigo Urkullu a los familiares que padecieron la sinrazón de la violencia, pero sobre todo a las víctimas «ausentes». «Personas que no han podido desarrollar y culminar sus proyectos de vida. No han vivido este tiempo de paz. No conocerán el desarrollo de las vidas de sus hijos e hijas, nietos o nietas». Remarcó en este sentido que «los seres humanos no son objetos ni medios. Parece mentira que tengamos que subrayar esta obviedad», dijo el lehendakari en alusión a la izquierda abertzale -aunque sin citarla-. «Que haya quien todavía no lo acabe de asumir con claridad».

El jefe del Ejecutivo autonómico valoró de forma positiva esta última década sin ETA. «La sociedad vasca vive y convive mejor, avanzamos», vino a resumir. Defendió Urkullu la construcción una «memoria honesta» que mire al futuro. «Un futuro a construir entre todas y todos, sobre una sólida base de principios y valores éticos y democráticos», en el que quede claro que «ETA fue una metedura de pata de principio a fin», que «nunca debió existir» y cuyo final «no puede suponer pasar página y olvidar lo ocurrido». «Es necesario condenar la violencia y renunciar a su uso para lograr objetivos políticos. Ese es el legado que dejar a las próximas generaciones», apostilló.

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Al acto celebrado en Gogora, que incluyó un espectáculo de danza y la proyección de varios vídeos, asistió la práctica totalidad del Consejo de Gobierno, incluidos los vicelehendakaris Josu Erkoreka e Idoia Mendia. Junto a ellos, acudieron el alcalde de Bilbao, Juan Mari Aburto; la presidenta del Parlamento, Bakartxo Tejería; el presidente del Tribunal Superior de Justicia del País Vasco, Iñaki Subijana, así como víctimas de ETA como Carmen Hernández, viuda de Jesús Mari Pedrosa; Rosa Rodero, viuda de Joseba Goikoetxea; Naiara Zamarreño, hija de Manuel Zamarreño; Jordi Lidón, hijo de José María Lidón; Jon Doral, hijo de Montxo Doral, y María Jáuregui, hija de Juan Mari Jáuregui y Maixabel Lasa. Esta última pronunció también unas palabras. Hizo hincapié en la pluralidad de la sociedad y en la necesidad de «construir puentes sin dejar a nadie atrás». «Se lo debemos a todos aquellos que hoy no están entre nosotros», expresó. El homenaje contó con la interpretación de la soprano Klara Mendizabal, nieta de José Antonio Santamaría, asesinado por ETA en 1992.

«Las oportunas enseñanzas»

Las víctimas fueron también el eje central del acto que acogió el Centro Memorial de Vitoria. En él tomaron la palabra Dori Monasterio, hija del taxista Fermín Monasterio -primera víctima civil de ETA-, y Alberto Muñagorri, herido por una bomba cuando tenía quince años. Una pequeña muestra del dolor que causó la banda. «El terrorismo fue derrotado por el Estado de derecho, pero dejó tras de sí más de ochocientas víctimas asesinadas, cerca de dos mil heridos, casi noventa secuestrados, decenas de miles de amenazados, extorsionados y transterrados», recordó el director del Memorial, Florencio Domínguez.

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El homenaje contó con la presencia del ministro del Interior. Fernando Grande Marlaska afirmó que las víctimas son «la referencia ética de nuestro sistema democrático» y reiteró su compromiso con el «deber público de memoria». «Con la obligación de no olvidar», porque recordar «es un ejercicio desgarrador, pero necesario». Insistió en la «derrota sin paliativos» que supuso el final de ETA, a la par que puso en valor el trabajo de la sociedad y de las Fuerzas de Seguridad del Estado. «Un trabajo sostenido en el tiempo», dijo, porque «su reto principal es resolver los crímenes aún pendientes». «No escatiman esfuerzo porque nos duelen y nos motivan por igual», afirmó.

Advirtió el ministro del Interior que el relato debe «asegurar el triunfo de la verdad» y no quiso terminar sin dejar un mensaje a la izquierda abertzale: «Quien no es capaz de mirar hacia atrás y obtener las oportunas enseñanzas, tampoco conseguirá mirar hacia adelante y planificar un mañana mejor».

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