Las acciones de Cs cotizan al alza en el Congreso a costa de la pinza ERC-Bildu

Hablemos de números. El Ejecutivo de coalición PSOE-Unidas Podemos cuenta con 155 de los 350 escaños de la Cámara. La reforma, al aprobarse como un real decreto ley, necesita que sea avalado por el Congreso durante los próximos 30 días. Lo positivo para Sánchez es que sólo requiere de mayoría simple, no absoluta. Es decir, que basta con tener más síes que noes, de forma que bastaría con que Esquerra Republicana, como tantas otras veces, se abstuviese a última hora para desactivar el 'bloque del no' liderado por el PP y Vox.

La unidad de acción que ERC y Bildu protagonizan en Madrid se ha convertido en la gran espada de Damocles del Ejecutivo de coalición al sumar 18 escaños (5 de ellos, la izquierda abertzale). Se saben trascendentales y no dudan en lanzar gruesos mensajes de advertencia al presidente sesión tras sesión. Su problema es que en esta ocasión, la reforma laboral avalada por la patronal nada tiene que ver con Unidas Podemos y sí con el ala más pragmática y socialdemócrata del Ejecutivo. Una reforma avalada también por la UE, un factor esencial para un partido tan europeísta como el de Inés Arrimadas.

¿Le darían los números a Sánchez si Cs se sube al tren de la reforma laboral? Sí. Con matices, pero sí. Para evitarse cualquier sobresalto, el Gobierno debería garantizarse el apoyo de 176 escaños (mayoría absoluta). Una de las fórmulas posibles y que ya se barajan en La Moncloa pasaría por sumar los 155 del Gobierno de coalición, los 9 de Cs y los 6 del PNV, que sólo ha pedido que se respete la singularidad vasca en los convenios colectivos. Total: 170. ¿De dónde sacar los seis restantes? Por ejemplo, los tres de Más País, el de Teruel Existe, el del cántabro PRC, el de Coalición Canaria, el de Nueva Canaria o los cuatro del PDeCAT (la extinta CiU).

Es verdad que la relación entre Sánchez y Arrimadas no atraviesa su mejor momento, pero también es cierto que Ciudadanos salió al rescate del Gobierno en mayo de 2020 cuando Moncloa se quedó sin la red de seguridad de nacionalistas e independentistas a la hora de prorrogar el estado de alarma.

Ayer, el portavoz del PSOE en el Congreso, Héctor Gómez, tendió su mano a los liberales, que siguen guardando un estratégico silencio a la espera de acontecimientos. La clave es saber por quién se decantará Sánchez, si por sus socios parlamentarios o por la patronal. Si decide cambiar el texto en el Congreso para recibir el apoyo de Bildu y Esquerra o si apuesta por mantener la foto de la unidad de los agentes sociales. En este caso, debería llamar a la puerta de Ciudadanos, un partido necesitado de muchas cosas, pero sobre todo de protagonismo tras ser expulsado de los gobiernos autonómicos del PP.