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Tras el duro mazazo que ha supuesto la sentencia del 'caso De Miguel', el PNV se prepara para un reseteo político. Busca un impulso con vistas a las próximas elecciones autonómicas vascas y a un intenso ciclo parlamentario en Madrid, especialmente si Pedro Sánchez ... es investido y los jeltzales conservan su ascendiente sobre el Gobierno central. El próximo 2020 se presenta más que agitado para Sabin Etxea, que tendrá que afrontar nada menos que la renovación del Euzkadi buru batzar -que podría solaparse con la de las ejecutivas territoriales-, la designación del candidato a lehendakari y el resto de integrantes de las listas al Parlamento vasco, los propios comicios vascos, sean antes o después del verano, y la celebración de su 125 aniversario, el próximo 31 de julio.
Un calendario intenso y complejo de gestionar que el PNV pretende abrir en las próximas semanas, cuando ponga en marcha la maquinaria para elegir a su nueva ejecutiva nacional a través del proceso interno previsto en sus estatutos, prolongado y laborioso. De hecho, desde que el EBB dé luz verde formalmente a las elecciones internas hasta que la asamblea nacional designe al presidente del partido y a los ocho miembros natos de la ejecutiva pasarán seis largos meses.
De ahí que, según las fuentes consultadas, Sabin Etxea esté preparada ya para iniciar el trámite, sea en diciembre o en enero. El objetivo es que la nueva dirección pueda ser ratificada antes del verano, a finales de junio o principios de julio.
El actual EBB fue proclamado en febrero de 2016 y debe dar paso a una nueva dirección pasados cuatro años, aunque los estatutos jelzales son laxos en ese sentido y permiten que la ejecutiva pueda ser renovada en cualquier momento del año en el que vence su mandato. Los procesos electorales encadenados ante el bloqueo político en Madrid han ido retrasando las tareas internas, pero el partido asume, a la espera de la investidura de Sánchez, que no tiene sentido demorarlo más.
Oficialmente, insisten fuentes oficiales del EBB, no hay ninguna decisión tomada aún sobre fechas, y mucho menos sobre personas, dado que, formalmente, son las organizaciones municipales las que proponen a los candidatos para presidir e integrar el EBB. Después, son los 75 miembros de la asamblea nacional los que eligen la composición definitiva del cuadro de mando, que, salvo sorpresa, mantendrá el esquema actual, con cinco burukides natos vizcaínos, dos guipuzcoanos y uno alavés, un organigrama al que se suman también los presidentes de las cinco territoriales.
La impresión general es que no ha llegado, todavía, el momento del relevo al frente de la nave jeltzale, y que el capitán del barco seguirá siendo, durante cuatro años más, el actual presidente, Andoni Ortuzar, lo que podría implicar también la continuidad de su 'núcleo duro' en el EBB, los burukides de Relaciones Institucionales y Organización, Koldo Mediavilla y Joseba Aurrekoetxea, ambos muñidores de los acuerdos del PNV con otras fuerzas en las distintas instituciones.
La gran incógnita es si Joseba Egibar, que en su día salió en defensa de los procesados en el 'caso De Miguel' y ha salido tocado tras la sentencia condenatoria, seguirá al frente del PNV guipuzcoano, que lidera desde hace casi tres décadas, salvo por un breve paréntesis. De lo que no hay ninguna duda, apuntan en el partido, es de que el burukide sigue manteniendo pleno control de la organización guipuzcoana, sin una corriente crítica fuerte que pueda plantearse hacerle frente. Así las cosas, sea él o a través de un 'sucesor designado', todo apunta a que el flanco soberanista del PNV mantendrá sus actuales cotas de poder e influencia interna, sin capacidad para desviar el criterio de Sabin Etxea, y sin ningún riesgo para la paz interna consolidada en torno a los actuales equilibrios de poder.
De forma paralela a la renovación de sus órganos internos, el PNV deberá poner en marcha otro proceso para designar al candidato a lehendakari y al resto de los integrantes de las planchas para las autonómicas vascas. En este caso, tampoco hay demasiadas dudas sobre la continuidad de Iñigo Urkullu, en el que podría ser su último mandato como lehendakari. El tándem Ortuzar-Urkullu se ha demostrado como un ejemplo de bicefalia bien engrasada y todo hace prever que el ciclo de ambos líderes discurra a la par.
La gran incógnita en la política vasca es ahora mismo saber cuándo disolverá el lehendakari el Parlamento y convocará las autonómicas, que suenan con fuerza para mayo o junio. Ese adelanto, de apenas unos meses restaría margen de maniobra a la oposición para aprobar leyes que el Ejecutivo rechaza, como la que compensaría a los profesores de Primaria prejubilados sin indemnización. El adelanto a antes del verano permitiría también al nuevo Gobierno aprobar los Presupuestos de 2021 a su tiempo, aunque, si se celebran en octubre -la otra posibilidad, septiembre está descartado- el Ejecutivo vasco tendría más tiempo para negociar completo el calendario de transferencias pendientes con el equipo de Pedro Sánchez. En cualquier caso, sean en una u otra fecha, la previsión es que el PNV tenga cerradas sus listas en Semana Santa, que el año que viene cae en abril.
Los plazos El mecanismo para renovar el EBB, según los estatutos jeltzales, puede alargarse hasta seis meses
Continuismo Aunque no hay decisión oficial, todo hace indicar que Andoni Ortuzar seguirá liderando el PNV
El sector guipuzcoano Está por ver si Egibar se mantendrá en la dirección tras el 'caso De Miguel' o si dará paso a un sucesor afín
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