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Carretera comarcal C-243b, término municipal de Subirats. El reloj pasa las 16.30 horas de un caluroso lunes 21 de agosto. Dos agentes de la Unidad de Seguridad Ciudadana de proximidad -encargados de la seguridad en zonas rurales- descienden del vehículo policial para investigar ... unos caminos. Han recibido un aviso: Younes Abouyaaqoub, autor material del atropello masivo en las Ramblas de Barcelona, ha sido avistado en la zona. El joven marroquí de 22 años lleva cuatro días desaparecido y su búsqueda y captura es la prioridad principal de los cuerpos de seguridad.
Escondido entre viñedos, localizan a un individuo; le dan el alto y le exigen que se identifique. «Al ver personal uniformado, se abrió la chaqueta y gritó 'Alá es grande'», mostrando lo que parecía un cinturón de explosivos, relató el mayor Josep Lluís Trapero este lunes en comparecencia. Siguiendo el protocolo, los agentes abrieron fuego. Las pruebas dactilares y la foto del NIE «no dejó género de dudas»: Younes Abouyaaqoub acababa de ser abatido.
La localización del escurridizo yihadista se produjo gracias a un doble 'chivatazo' apenas una hora antes. Por un lado, desde la comisaría de Villafranca del Penedés, precisamente a la salida de una reunión de mandos sobre los atentados: el jefe y el subjefe de la delegación habían visto a una persona que se parecía a Abouyaaqoub cerca de la estación de tren del municipio. «En paralelo», la llamada de una vecina de la localidad de Sant Sadurní d'Anoia, zona donde finalmente se le localizó, que aseguraba haberlo visto «agachado» entre viñas. La testigo, que afirmó tener altos conocimientos en fisionomía y «no tenía ninguna duda» de quién se trataba, aportó además un sospechoso detalle: «No le cuadraba la ropa que llevaba con el calor que hacía, porque iba cubierto y con manga larga», explicó ayer el mayor.
Rápidamente se dio la «orden de cerrar la zona», aunque una patrulla de proximidad ya se encontraba allí. Una hora después, y ante la sospecha de encontrarse frente a frente con un suicida con explosivos, los agentes daban muerte a Abouyaaqoub.
Los equipos especialistas de los Tedax comprobaron posteriormente que los explosivos adheridos a su cuerpo eran falsos, igual que los que portaban los cinco terroristas muertos el viernes en Cambrils. El joven sí llevaba «varios puñales y cuchillos» que ahora serán analizados para descubrir si alguno de ellos fue el arma con el que asesinó a Pau Pérez, el joven de 34 años de Villafranca al que apuñaló en la zona universitaria de Barcelona para arrebatarle su vehículo y huir de la ciudad tras cometer el atentado.
Aunque se desconoce cómo Abouyaaqoub llegó a Sant Sadurní, sí existen indicios sólidos de que no contó con cómplices en su huida. «En el momento de la operación policial estaba solo y no lo acompañaba nadie», afirmó el mayor de los Mossos.
Según ha informado la Consejería de Interior, Younes Abouyaaqoub fue quien condujo la furgoneta que el pasado jueves sembró el terror en el centro de Barcelona. Circulaba solo en el momento del atentado, un salvaje recorrido de 500 metros en una de las principales arterias de la ciudad condal que acabó con la vida de trece personas.
Abouyaaqoub detuvo su terrorífica carrera a mitad de la calle, donde abandonó el vehículo y huyó a través del mercado de la Boquería, mezclado entre la gente que corría despavorida. Desde allí continuó andando hasta la zona universitaria de Barcelona, un recorrido de en torno a hora y media a pie a través de toda la capital catalana.
Allí había aparcado Pau Pérez, que volvía a Villafranca del Penedés después de visitar a su abuela, que reside en Barcelona. En el mes de agosto, la zona universitaria es una solar casi desértico. Eran las 18.30 horas, cuando Abouyaaqoub le asaltó, le apuñaló y le empujó a la parte trasera del vehículo. Con él, el terrorista trató de salir de Barcelona, pero en la Diagonal se topó con un control de Policía. Se lo saltó y atropelló a un agente. Los mossos abrieron fuego contra el coche, pero él consiguió escapar. Poco después abandonó el coche en Sant Just Desvern, a la salida de la capital catalana. A las 19.00 horas, la Policía le pierde la pista... hasta hoy.
Con la muerte de Abouyaaqoub, ocho de los doce miembros de la célula han fallecido (dos en la explosión de Alcanar y cinco abatidos en Cambrils) y el resto están detenidos. Aunque los objetivos iniciales ya están cerrados, la operación antiterrorista sigue abierta y Trapero evitó este lunes dar al grupo por desarticulado: «Podría haber relaciones que se deben investigar en un futuro».
Los 12 objetivos iniciales en relación a los atentados estan muertos o detenidos pero eso no quiere decir que la investigación se cierre
— Mossos (@mossos) 21 de agosto de 2017
En la comparecencia a la que acudió acompañado del presidente de la Generalitat, Carles Puigdemont y del conseller de Interior, Joaquim Forn -realizada en catalán, castellano, inglés y francés-, el mayor explicó que la foto de Abouyaaqoub no se difundió a nivel internacional hasta este lunes porque necesitaban confirmar primero si era él quien conducía la furgoneta en las Ramblas, lo que no sucedió hasta ayer.
Puigdemont aprovechó la ocasión para agradecer la tarea de los Mossos d'Esquadra, que han trabajado con «profesionalidad y discreción y en estrecha colaboración con el resto de fuerzas de seguridad de Cataluña y el estado».
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