Más de 7.500 ertzainas acuden mañana a las urnas para elegir a sus representantes

«Queremos un acuerdo regulador y la valoración de los puestos de trabajo que no se ha hecho desde 1997. Las policías, a nivel estatal, están con el cambio de escala y se lo hemos reclamado a Erkoreka. Vamos a llevar ese tema al Parlamento vasco», explica Roberto Seijo. Cuenta que «hay diferencias en las gratificaciones con las policías locales. Llegan a cobrar la hora extra al doble». «No hay intención de llevar la plantilla hasta los 8.000 efectivos. La última OPE es de 400. Esa falta de ertzainas genera fricciones y problemas. La situación es caótica por falta de personal», advierte.

Las relaciones con el departamento de Erkoreka son «malas porque llevan años frenando mejores condiciones. Llevamos sin convenio diez años». «Estamos en una confrontación con unos gestores que han creado una carrera profesional discriminatoria, que penaliza estar de baja y con enormes diferencias con Osakidetza». Seijo cree que «hay un rechazo generalizado. El día 11 plantearemos una hoja de ruta que, si no, traerá una confrontación importante y movilizaciones».

«Nuestro proyecto para 2022 es cerrar un acuerdo de actualización del acuerdo regulador que está caducado desde 2013. Se han creado puestos y unidades diferentes y hace falta hacer una nueva valoración de puestos para que los ertzainas sean gratificados según el trabajo que realizan», apunta Iñaki Uraga. «No queremos hacer promesas inalcanzables», añade. Tiene claro que «es hora de hacer un despliegue de la Ertzaintza, con plazas en propiedad, cuanto antes».

«En Madrid se negoció un cupo de 8.000 ertzainas y no se llega a esa cifra. Hay un problema estructural de plantilla», valora. «En junio firmamos desde ESAN, en solitario, el acuerdo de carrera profesional y confiamos en que los ertzainas lo valoren porque ha sido la mayor subida salarial de la historia, un 10%».

«En estas elecciones se confrontan dos modelos: por un lado el corporativo y por otro el confederal, el que está integrado en una organización donde están el resto de los trabajadores», defiende Tomás Rodríguez. A su juicio, «el corporativo es un modelo de sindicalismo de acompañamiento. El departamento decide y estas organizaciones sindicales asumen todo, con más o menos fortuna, pero sin ninguna confrontación real en la calle que es donde se gana el respeto para cualquier negociación».

«Los acuerdos firmados, lejos de solucionar las cosas y revertir los recortes, han servido para hacer los cambios de calendario de trabajo en la brigada móvil que quería el Departamento y el trabajo nocturno del SAM. Pedíamos recuperar el poder adquisitivo, pero de eso nada». «Hay una discriminación en la carrera respecto a Osakidetza. Reivindicamos los 8.000 ertzainas y creemos que hay que plantar cara a un departamento arrogante e impositor».

«Estamos con ganas de hacer cosas pero este departamento está paralizado totalmente. No negocia nada. La dirección de Recursos Humanos es la peor que ha habido, junto con un consejero que no aparece por ningún lado», valora Txutxi Castelo.

«Hace falta personal, materiales, organización. Llevamos tiempo arrastrando déficits de todo tipo. Hay un acuerdo regulador obsoleto desde 2013 y puestos de trabajo sin tocar desde 1997. Es increíble que la unidad canina no se considere una especialidad como escoltas o tráfico», lamenta. Castelo no ahorra en críticas. «La firma de la carrera profesional ha sido un fiasco. Es un complemento salarial, no una subida. Estábamos negociando tres y se firmó con uno, con la minoría. Firmaron un papel en blanco y al día siguiente salió un complemento mayor en Osakidetza».

«Tenemos que recuperar el poder adquisitivo de los últimos 20 años. Hay que recuperar los derechos que nos han negado en los últimos cuatro años y sobre los que no han hecho nada el resto de sindicatos», denuncia Carlos Sáenz. «Salimos con ganas de ser un revulsivo y aspiramos a lograr una mayoría amplia en este proceso electoral. Queremos ser mayoritarios. En la Policía Nacional Jusapol pasó de la nada a serlo. Es el momento del cambio».

Sáenz critica a las centrales más votadas porque «en estos cuatro años sólo han defraudado al colectivo. Queremos que se nos considere como al resto de funcionarios». Pide más medios materiales, «como furgonetas, chalecos y ropa», además de «alcanzar la cifra de los 8.000 ertzainas de una vez. No se sacan plazas de oficiales, suboficiales, comisarios y subcomisarios». «Eso lo llevamos nosotros al TSJPV y ahora por sentencia tienen que cubrir esos puestos por méritos».