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Una visita al duende del castillo de Guevara
Guevara (Álava) ·
Aunque lo que queda de la fortaleza ya solo sean ruinas, este emblemático lugar tiene muchos visitantes atraídos por su historia y leyendaSecciones
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Guevara (Álava) ·
Aunque lo que queda de la fortaleza ya solo sean ruinas, este emblemático lugar tiene muchos visitantes atraídos por su historia y leyendaTodo gran lugar atesora una leyenda a su alrededor. Es el caso del castillo de Guevara, en la provincia de Álava. Esta antigua fortaleza, de la que ya solo quedan ruinas, no deja de ser un atractivo para los habitantes de la zona y de ... sus alrededores, que seducidos por su leyenda y sus vistas se acercan a hacer la ruta. Nadie conoce realmente dónde surgió la historia, pero en el pequeño pueblo de Guevara se ha extendido durante siglos la creencia de que un duende malhumorado y al que no le gustan las visitas habita el antiguo refugio del linaje de Guevara que controlaba este sector de la Llanada en oposición al poderoso Mendoza, su más fiel enemigo.
Este castillo fue sin duda el más impresionante y formidable bastión que se edificó en Álava. Los viajeros que lo describieron elogiaron su construcción y su ubicación en medio de la Llanada, controlando todos los caminos que venían de Francia y Pamplona. Aunque ahora queda poco de ese gran monumento, aquellos que lo observen pueden intuir lo grandioso que fue en épocas pasadas.
En la ladera sur del cerro sobre el que se eleva el castillo se encuentra el palacio de Guevara, cuyo torreón noroeste fue restaurado en 1964 por la Diputación de Álava. Tuvo que ser consolidada para evitar su ruina total. El que fue hogar de la antigua familia de Guevara aún conserva su arco apuntado, con dovelas de sillares en la puerta de entrada.
Distancia 5,83 km.
Tiempo 1:45 h.
Altitud max. 723 m.
Inicio Ozaeta.
Pero antes de llegar a este emblemático punto, hay que comenzar el recorrido en la iglesia de Ozaeta. Una ruta que tiene un recorrido de casi 6 kilómetros, ida y vuelta. La dificultad es sencilla, así que es apta para todos los públicos.
Una vez en el punto de partida, hay que tomar el camino de frente, por la calle que flanquea la iglesia a su derecha para desembocar en una bifurcación. De ahí se gira de nuevo hacia la derecha para desembocar en el río Barrundia. En el siguiente cruce hay que tirar de frente para cruzar el río. El camino es de un paisaje rústico en el que se puede apreciar la montaña alavesa. Una vez se haya cruzado el cauce de Barrundia, hay que continuar recto sin -importante- desviarse por ninguna de las cuatro sendas que hay a la izquierda.
Ahora, cuando el camino te haya llevado a un cruce en forma de Y, hay que abandonarlo por la izquierda para poder subir a la fortaleza. Este es el punto más empinado del trayecto, con una altitud máxima de 723 metros. Una vez llegados a la mitad del ascenso, hora de tomarse un pequeño descanso para apreciar las ruinas del que fue el palacio de los Guevara. La primera parte de este recorrido. Aunque ya no se pueda apreciar, el edificio era de planta rectangular y contaba con torres en cada una de sus esquinas.
Después de haber recargado las pilas, toca armarse de valor para visitar al duende del castillo. Hay que seguir el camino por la ladera en dirección norte hacia el depósito de aguas. Al poco de alcanzarlo, y siguiendo un sendero que no tiene pérdida, se llega al emplazamiento de la fortaleza.
Una vez en el punto de destino, uno puede divisar con calma el entorno hacia la Llanada alavesa desde la fortaleza, porque la vista panorámica es espectacular. Al fondo se aprecia el Gorbea, que crea un paisaje de postal junto al embalse de Ullibarri-Gamboa. A los pies queda el palacio de los Guevara. Uno no puede irse de ahí sin husmear entre los restos del castillo (con la esperanza de encontrarse al protagonista de la leyenda), incluso hay algunos pasadizos que se pueden visitar entrando por una tronera.
Una vez concluida la ruta toca emprender el camino de regreso hacia Ozaeta por el mismo sendero, dando por finalizado un recorrido en el que la leyenda y la historia dotan al lugar de un carácter especial.
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