E. C.
Paisajes con alma

Una Virgen de hormigón que llora

Monte Txarlazo (Bizkaia-Burgos) ·

Domingo, 24 de diciembre 2023, 10:38

En los confines entre Bizkaia y la geografía burgalesa, mirando horizontes que parecen inalcanzables, bendiciendo paisajes de ambas tierras vecinas, una Virgen de hormigón armado llora, herida por el paso del tiempo. Su silueta encumbra la cima del monte Txarlazo y compite, ganando siempre en ... relevancia, con un paquete de antenas que parecen ser imprescindibles para las comunicaciones del siglo XXI.

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La virgen de hormigón representa a Nuestra Señora de La Antigua, venerada el 8 de mayo en su coqueto santuario de Orduña. A la de abajo le bailan en la fiesta y se le repite el voto de Arrastaria. La de arriba se alza con su abierto manto sobre un tronco de morera, tal como reza la tradición que cuenta de su aparición a un pastor.

Pero, ¡ay! la figura de hormigón se deshace en pedazos bajo las inclemencias y embates de vientos y heladas, de vieja y por falta de mantenimiento. No da miedo porque todavía nos fiamos de quienes fabricaron esta colosal estructura pero quién sabe si uno de esos vientos atormentados que a menudo sacuden la Sierra Sálvada con sus velocidades de ciento y pico kilómetros por hora y más sería capaz de echar a la virgen por el precipicio. Bueno, es un decir, porque ya sabemos que está hecha de hormigón armado y no iría demasiado lejos; acaso doblaría su figura resquebrajando el tronco de la morera que la sostiene.

Nos cuenta Joaquín Cárcamo, investigador experto en Patrimonio Industrial, que la Virgen del Txarlazo se construyó aplicando la patente y sistema de Monier, distinta a la empleada en los primeros edificios de hormigón que se construyeron en Bizkaia con el sistema Hennebique: la Harinera La Ceres (1899-1900) y la fábrica de Harino-Panadera (1902), ambas en Bilbao. La obra de Txarlazo se terminó en 1904 y su arquitecto, el catalán Claudio Durán y Ventosa, decidió seguir los patrones del primer desarrollador del hormigón, el francés Joseph Monier, que era jardinero y tuvo la brillante idea de reforzar las estructuras de cemento que él construía para los depósitos de agua de riego con una malla de hierro.

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Así está hecha la Virgen de La Antigua del Txarlazo: con 50 toneladas de cemento Portland belga y un armazón de 20 toneladas de hierro, cal de Zumaia y mano de obra catalana. Se pagó mediante suscripción popular en la que participaron muchos pueblos vecinos, porque hasta 42 de Bizkaia, Álava y el burgalés valle de Losa pueden ver la silueta de la Virgen recortada en el horizonte. Pero, aunque el monte Txarlazo es un vértice donde se reúnen los términos de Amurrio, Orduña y Villalba de Losa, la Virgen está toda ella en Burgos. Tanto mejor que mirarla desde los valles es subir allá arriba para ver lo que Nuestra Señora de la Antigua bendice: muchas montañas, alfombrados paisajes verdes, pequeñísimos pueblos y acaso nieblas frecuentes que forman ese efecto peculiar llamado «bollo».

El cariño que profesan los devotos de La Antigua de poco sirve contra la vejez del hormigón; día a día la figura se ha deteriorado tanto que ni acercarse a ella se puede. Menos mal que Orduña, Losa y Amurrio se han puesto a la tarea de promover una restauración para la que el Gobierno vasco ha prometido dinero y que no debería tardar mucho.

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