E. C.
Paisajes con alma

El vikingo y la nave extraterrestre

Ermita de San Olav (Covarrubias-Burgos) ·

Lunes, 1 de enero 2024, 20:12

Nadie diría que eso es un templo, pero lo es. Parece una nave extraterrestre que se ha ido a aterrizar entre los pinos, en el Valle de los Lobos de Covarrubias, esa preciosa aldea medieval que los turistas visitan sin parar en la comarca burgalesa ... del Arlanza. Una estructura imponente de acero y madera, con todos sus contornos redondeados, próxima a una extraña torre de metal oxidado, descansa como si se hubiera abandonado en la pradera de un descampado. Menos mal que entre tanta soledad alguien abre una puerta y por ella aparece una amable señora que mira curiosa y pregunta.

Publicidad

- ¿Queréis ver la iglesia? Pasad, pasad... Esto que parece una construcción rara es, dicen, la representación de la armadura de San Olav, un vikingo que murió en el año 1030; pero hay también quien dice que es como un drakkar, la nave vikinga que conocemos de las leyendas.

- ¿Y por qué esto aquí, en este agujero del mundo?, pregunto.

- Bueno, la historia viene de lejos, nada menos que del siglo XIII; desde que en 1258 se casó en Valladolid la princesa Kristina de Noruega. Se vino desde Noruega a casar Felipe de Castilla, que era hermano del rey castellano, Alfonso X el Sabio; Felipe aspiraba a dominar el Sacro Imperio Romano-Germánico y para eso nada mejor que un matrimonio de conveniencia con alguna princesa del norte. Al rey noruego Haakon IV le pidieron la mano de una hija y así fue como aquel mandó a Kristina, desde Bergen, la capital de los fiordos, a desposarse a las tierras de Castilla.

La princesa llegó, casaron en un miércoles de ceniza, y la dama expresó seguido a su consorte el deseo de que mandara construir un templo en honor a su patrón noruego: el santo rey Olav. Por prometer, el infante prometió pero nunca cumplió, y tampoco el otro deseo de Kristina que, prendada de Covarrubias, pidió ser allí enterrada. Además, la joven falleció rápido, con solo 28 años y sin descendencia, en Sevilla, donde fue enterrada en sepulcro de piedra.

Publicidad

La promesa del infante quedó escrita y menos mal. Porque a mediados de los años 50 del siglo pasado se reconoció el sarcófago con los restos de Kristina y se desencadenó un amistoso reencuentro entre Noruega y España. Fruto de aquel se creó la Fundación Princesa Kristina de Noruega y su primera tarea no podía ser otra que construir este templo, que se hizo conforme al proyecto de los arquitectos Pablo López Aguado y Jorge González Gallego. Y ahí, dentro de esa carcasa estrambótica, nos cuentan la historia y recorrido de San Olav: el San Olav vikingo, el San Olav rey, y el San Olav santo. También la de Kristina, nuestra ya querida princesa, que tiene aquí un sarcófago de imitación.

Dentro de la nave las vigas parecen las cuadernas de un barco de vela, las ventanas recuerdan el mirador sobre el acantilado de cualquier fiordo aunque asoman sobre un anfiteatro al aire libre que vigila una extraña torre troncopiramidal. Encuentros culturales, conciertos, misas católicas, luteranas y protestantes y también bodas, cómo no, dan vida a la nave extraterrestre de San Olav. Ahí, en Covarrubias, tierra burgalesa de la comarca del Arlanza, donde Castilla es ancha.

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad