El Euromillones del viernes: comprobar resultados del 31 de enero
La fortaleza de los obispos domina el casco urbano de Sigüenza.

Viaje en el Tren Medieval a Sigüenza

Una ruta amenizada por personajes llegados del medievo descubre los encantos de una villa rica en patrimonio y leyendas

Iratxe López

Jueves, 16 de mayo 2019, 16:35

Sigüenza es, además de hermosa, estratégica. Al menos lo era antaño, cuando controlaba el paso del Alto Henares y los valles de los ríos Dulce y Salado. Por eso esta localidad de Guadalajara ya contaba con población durante el Paleolítico y el Neolítico. Sigüenza ... es también cuna de pueblos. Otros moradores, los celtíberos, se instalaron en el Cerro de Villavieja. Los romanos, siempre prácticos, optaron por la Vega del Henares. Necesitaban un buen lugar en pleno cruce de la calzada Emérita Augusta, que atravesó estas tierras enlazando Mérida y Zaragoza. Sobre las ruinas dejadas por su imperio levantaron los visigodos la ciudadela del siglo V. Para el año 712 serían musulmanes quienes izaron allí su alcazaba, manteniéndose vinculados a la zona hasta el siglo XII.

Publicidad

  • Dónde La localidad se encuentra a 75 kilómetros de la ciudad de Guadalajara por la autovía A2, dirección Zaragoza, y a 95 de Soria.

  • Webs www.siguenza.es

  • Tren Medieval (desde Madrid) Hasta octubre. Adultos, 35 €. Niños de 4 a 13 años: 16 €. Menores de 4 años ocupando plaza: 16 €. Reservas: 912320320.

Parada obligatoria de la provincia, visitarla puede convertirse en una experiencia diferente, sobre todo si lo haces a bordo del tren medieval que extiende su traqueteo desde Madrid. El viaje encierra secretos. Guarda sorpresas como la de ser recibido por una comitiva de personajes llegados del medievo. Además, como viajar da hambre, durante el trayecto el turista degustará doncelitos artesanos, dulce típico seguntino al que se suman, para extra-golosos, trufas artesanas.

Un actor ameniza el viaje en tren hasta la ciudad.

El silencio disfrutará como buen pasajero, compartiendo espacio en ciertos tramos con la música medieval que invade los vagones en directo. No habrá tiempo para adormilarse pues trovadores, zancudos y malabaristas desean mostrar su pericia ante el regocijo del público. Es una forma de mantener atentos los sentidos. Llegados a la parada final, tras descender los escalones del tren, toca visita guiada por el encantador casco histórico que, partiendo del castillo, creció a mediados del siglo XII para dirigirse hacia la catedral, como si intuyera que allí reposaría el centro del universo, al menos del universo de este municipio.

Las puertas de la ciudad

Por eso las murallas arrancaron desde el alcázar, alargándose hasta proteger con su abrazo avenidas hechas de piedra. Desde el este y hasta el oeste crecieron dos calles, las Travesañas alta y baja que muestran aún su antigua estética judía. Después, el tiempo aumentó la población. Saturó los espacios y nuevas ramificaciones de murallas se incorporaron al primer cuerpo. Surgieron torreones en las esquinas de los tramos más largos, desde donde se oteaba al enemigo. Hoy día quedan algunos tramos de lienzos, una torre en la calle Valencia y otra junto a la Puerta de Hierro, además de cinco puertas: la del Sol, del Toril, de Hierro, el Portal Mayor y el Arquillo de San Juan o Puerta de las Travesañas, con su Virgen María en el interior del arco.

La catedral, vista desde la galería porticada de la Plaza Mayor.

Abre bien los ojos en la Plaza Mayor, una de las plazas castellanas más bellas que tendrás la suerte de encontrar. Cuentan que los americanos quisieron comprarla para llevársela piedra a piedra, obviamente no lo lograron. Surgida en pleno siglo XV, cuando el cardenal Mendoza derrumba un lienzo de la muralla para crear este espacio diáfano, se instaló frente a la Catedral que este año cumple 850 años desde su consagración. Allí se guarda el icono de la ciudad, el sepulcro del Doncel, que guarda los restos mortales de Martín Vázquez de Arce, fallecido en su juventud durante la conquista de Granada.

Publicidad

El sepulcro del Doncel.

Querían celebrar allí espectáculos y un mercado semanal. Casas nobles la engalanan, la del Mirador y la de la Contaduría, erigida por el mismo Mendoza a fines del siglo XV. También el Palacio de los Deanes, al sur, actual Ayuntamiento. Detén después tus pasos ante la Plaza del Doncel y la casa de idéntico nombre. Edificio gótico civil, nació en el siglo XIII. Fue morada de ilustres personajes como los Vázquez de Arce y Sosa, o los Marqueses de Bedmar, cuyos blasones adornan la fachada. Con aspecto de casa-torre, gárgolas y cascabeles sobre almenas vigilan al público. El interior resulta aún más hermoso, rehabilitado por la Universidad de Alcalá de Henares.

El castillo de Sigüenza es hoy en día un parador de turismo.

Ascenderá también el grupo hasta el patio de armas del castillo, que empezó a construirse en el año 1123 como palacio-fortaleza y residencia de los obispos, señores de la ciudad durante siete siglos. Las vistas sobre el municipio son inigualables. Dentro del inmueble defensivo destaca el Salón del Trono, también llamado Salón Rojo, donde impartían justicia los obispos. Dicen que en una de sus celdas vivió hasta ser desterrada Blanca de Borbón, esposa a la que Pedro I el Cruel repudió.

Publicidad

Ciudad medieval, iglesias románicas, barrio humanista, Palacio Episcopal, Iglesia de Santiago… las paradas se acumulan en esta localidad preñada de historia, de avatares y sinsabores, de poder y gloria. Ciudad que engancha al visitante y modela el espacio. Que transporta al ayer. E invita a soñar con el regreso mañana.

Plazuela de la Cárcel. DIEGO DELSO

Puntos de interés

La Alameda. Los olmos centenarios distinguen este jardín histórico mandado construir por el obispo Vejarano en 1804. En su puerta principal cuatro pirámides coronadas por enormes granadas evocan la tierra natal del religioso. Muchos personajes buscaron descanso sobre sus bancos: Emilia Pardo Bazán, José Ortega y Gasset, el Conde de Romanones, incluso Miguel de Unamuno.

El Hospicio . La grandeza del caserón iniciativa de otro obispo, José Patricio de la Cuesta y Velarde, impone sus formas. Antiguamente sirvió para cobijar y enseñar oficio a los pobres que vagaban por las calles de la ciudad. En sus talleres aprendían a trabajar los paños, bayetas, estameñas, alpargatería y la sastrería, entre otros menesteres.

Plazuela de la cárcel. Protegía los inmuebles civiles más importantes, como la antigua prisión, el ayuntamiento y la Posada del Sol, por eso fue Plaza Mayor. Allí se escuchaba el griterío del mercado, al que accedían rápidamente útiles y comidas gracias a su cercanía a la Puerta del Hierro, junto al barrio judío habitado por los comerciantes. Fueron los Reyes Católicos quienes mandaron levantar el edificio consistorial donde se reuniría el concejo, rompiendo así la costumbre de congregar a los vecinos en la puerta de la iglesia.

Recomendaciones

Aseguran de la cocina seguntina que destaca por tres motivos: la calidad de sus productos, la inteligencia por haber conservado su tradición y las buenas manos de quienes se dedican a ella. Entre los top de los platos, los lugareños adoran el asado de cordero o cabrito, la sopa castellana, los productos de caza o matanza, las migas con chorizo, torrezno y huevo frito y la trucha escabechada y con jamón. Todo light, no cabe duda. De postre añaden a estos manjares las yemas del Doncel y los bizcochos borrachos. Para que puedas probarlas el billete del tren medieval incluye un 10% de descuento en algunos restaurantes locales, de modo que el bolsillo no se resienta, aunque sí pueda hacerlo tu estómago. Desde estas líneas ofrecemos dos recomendaciones.

El Doncel es un contraste de gastronomía moderna en un entorno medieval, una casona del siglo XVIII decorada de forma rústica (Paseo de la Alameda, 3. 949390001).

Nola ofrece cocina tradicional actualizada, servida en un lugar con enorme encanto, la Casa del Doncel (Plaza de San Vicente. 949393246).

Este contenido es exclusivo para suscriptores

Accede todo un mes por solo 0,99€

Publicidad