Turismo rural y gastronomía, conociendo la provincia de Soria

Soria está íntimamente ligada a Gustavo Adolfo Bécquer, Antonio Machado, Gerardo Diego y Unamuno, quienes narraron las maravillas, la magia y las leyendas de esta tierra, descubriendo en sus obras literarias la idiosincrasia del pueblo soriano. Unas gentes que acogen al viajero con los brazos abiertos para hacer de su estancia allí toda una experiencia, entre caminos asombrosos y una gastronomía para chuparse los dedos.

El río Duero acaricia el trazado urbano de Soria y recorre a sus anchas la provincia, consolidándose como un elemento básico para esas tierras. A lo largo y ancho de la comarca se suceden ejemplos de arquitectura histórica, mezcla de estilos artísticos que no pasan desapercibidos ante la atenta mirada de los turistas.

El territorio soriano es conocido por ser representante del románico porticado de España, con monumentos grandilocuentes como la Iglesia de San Miguel en San Esteban de Gormaz o la Catedral de Santa María del Burgo de Osma. En su capital aún se conservan importantes vestigios de la época medieval, un catálogo monumental que deja en ella iglesias, monasterios, murallas y puentes, teniendo en la Concatedral y el Monasterio de San Juan, dos de los mejores ejemplos. Del medievo procede, también, el escudo de la urbe.

Al encanto de la ciudad, que rezuma poesía y donde no faltan planes de todo tipo, se suma el valor natural y paisajístico que nutre la provincia. Enclaves como el Parque Natural del Cañón del Río Lobos, el Parque Natural de Sierra Cebollera o la Sierra de Urbión y Laguna Negra, exhiben toda la riqueza floral y faunística de esta parte de la Península Ibérica.

Diferentes pueblecitos con encanto salpican sus campos, municipios dominados por un ambiente tranquilo y sosegado que atrae a turistas de todas las partes del país que llegan en busca de silencio y relax. El Burgo de Osma, Calatañazor, San Esteban de Gormáz y Medinaceli son algunos de los más bonitos. Lugares que merece la pena visitar, donde contemplar la arquitectura rural tradicional, caminar entre suelos y muros empedrados y degustar sus deliciosas recetas tradicionales.

La gastronomía es un factor muy importante tanto para Soria como para sus gentes y uno de los grandes placeres de visitar la provincia. El visitante se topará allí con una grata experiencia gastronómica donde la tradición convive con las nuevas formas de entender la cocina. Las recetas locales comparten una base común, la utilización de los mejores productos de la tierra, pues ofrece una amplia variedad de materias primas con identidad propia.

Carnes de cabrito y cordero son habituales en las cartas de los mejores restaurantes sorianos, donde no faltan las setas, como el níscalo o el boletus que crecen, cada año, entre sus bosques. Mención especial merecen la mantequilla, elaborada de manera artesanal y distinguida con el sello de Denominación de Origen; y sus famosos torreznos, tiras de panceta adobada y frita que suponen un exquisito y crujiente bocado.

Pero, si hay un producto que sobresale por encima de todos es, sin duda, la trufa negra. Las particularidades del suelo, la altitud y el clima de Soria crean el ambiente adecuado para la producción y cultivo de trufas. Una auténtica delicia gastronómica cuyo aroma y sabor le sitúan en la élite de la alta cocina.

Migas de pastor, calderetas y carnes asadas son regadas con los mejores caldos Ribera del Duero, vinos que se producen en bodegas con viñedos propios que comercializan vinos rosados, blancos y tintos de excelente calidad.