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elena sierra
Jueves, 3 de enero 2019, 16:18
Razones para practicar esquí hay unas cuantas. No se trata solo de estar activo, que por supuesto, y de adentrarse en la naturaleza como pocas veces puede hacerse a lo largo del año –en un entorno al que la nieve aporta un extra de silencio ... y tranquilidad–; resulta, y esto lo dicen los expertos, que este deporte y el snowboard en concreto tienen beneficios a todos los niveles: favorecen la lateralidad y la orientación espacio-temporal, dan consciencia de la posición de la propia postura corporal con respecto al medio, ayudan a desconectar por completo de la rutina porque todo, desde el color hasta el movimiento que se realiza, es diferente a lo que se hace habitualmente... Pero también es cierto que te pueden dejar molido. Como dijo aquel, muy y mucho. Y, a otro nivel, el problema es que la intensidad de los rayos del sol es mayor cuanto más se sube, que el reflejo de esos rayos en la nieve tiene más radiación que en la arena de playa y que esto, unido al frío y al viento seco, afecta de forma negativa a la hidratación de la piel. Ah, pero remedios hay. Por ejemplo, acabar la jornada de nieve a remojo en una piscina termal o contratar algún tratamiento en alguno de los muchos spas y balnearios que hay prácticamente a pie de pista en muchas estaciones.
En Andorra y en el lado francés de los Pirineos saben mucho de ese fin de fiesta pasado por agua que promete relax y bienestar. En Francia, en las casi 40 estaciones diseminadas por la frontera montañosa, cuentan con 16 centros termales. En ellos se puede hacer de todo, y no solo flotar; proponen baños bajo el cielo estrellado, planes para embarazadas y musicoterapia. Si empezamos por los Pirineos orientales, en Les Angles han abierto esta temporada Angleo, ubicado en el antiguo edificio Espace Bleu Neige, en el corazón del pueblo. Lo han puesto a la última, con una piscina principal de 140 metros cuadrados y una exterior de 110, aparte de otras dos más pequeñas –una de ellas pensada para críos y la que queda para ponerse en plan zen–. Hammams, saunas, cueva de sal, entre otros espacios relacionados con agua, completan la oferta.
Quien piense en acercarse hasta allí este mes, que apunte algunas fechas para que haya un poco de todo en la agenda: el próximo fin de semana hay un festival de música itinerante y un poco más adelante, entre el 19 y el 24 de enero, el XXX Festival de Aventura, la oportunidad de escuchar las vivencias de deportistas y profesionales de todo tipo de alto nivel.
Se ha escrito ahí arriba la palabra hammam... y el único natural de Europa sigue siendo el que tienen en Luchon (Alta Garona). Allí hace muchos siglos que se dieron cuenta de las maravillas del agua caliente, el hammam se remonta al siglo II d.C. Además del Vaporarium, las piscinas de agua termal a 34 grados son todo un aliciente para hacer el plan de esquí en la estación de Luchon-Superbagnères. 15 euros cuesta, sin límite de tiempo.
Otros lugares en los que encontrar aguas termales –es decir, con centros en los que se aprovechan los manantiales, que brotan a una temperatura elevada durante todo el año– son Ax-les-Thermes (cerca de la estación Ax 3 Domaines y de Beille), Bagnères de Bigorre (cerca de Grand Tourmalete-Pic du Midi) y Cauterets. En el primero, los Bains de Couloubret tienen más de tres mil metros cuadrados dedicados a la salud por agua: en el interior, jacuzzis cuellos de cisne, hidromasajes, vapor y burbujas para regalar; en el exterior, la oportunidad de bañarse a 35º mientras se ve la nieve en las montañas.
En el segundo está el centro Aquensis, donde esta temporada han decidido incluir paquetes específicos para embarazadas. 'Massage future maman' incluye envoltura de aceite de almendras y leche de burra y masaje para activar la circulación y descansar las dorsales, además de Agua-pass, por 85 euros los 60 minutos, y 'Rituel future maman' sube hasta los 75 minutos y los 110 euros porque lleva todo lo demás y un baño especial para que se relajen bien. Y en Cauterets, una localidad conocida desde siempre por la fama de su balneario tanto como por las pistas de esquí, se puede probar algo nuevo en los Bains du Rocher, que apuesta por tratamientos como el Cocooning of the Hive.
Es como un menú degustación para la piel: comienza con un exfoliante de ciruela, própolis y miel, sigue con un masaje con aceite de propóleo y una envoltura de miel orgánica de la zona y acaba bañado en leche para hidratar a conciencia. Y siempre se puede volver a disfrutar simplemente de la vista panorámica de las montañas sumergido en agua sulfurosa a 38º. Lo mejor es consultar las posibilidades en la web www.bains-rocher.fr.
Tampoco es mala idea acabar la jornada relajándose mirando el firmamento... que es por lo que se decanta alguno de los grandes centros del agua de los Pirineos franceses. Cerca de la estación de Peyragudes, el plan es darse un baño musical bajo las estrellas gracias a un espectáculo proyectado en una de las bóvedas de Balnéa. La proyección muestra lo que ocurre en el cielo desde el atardecer hasta el amanecer, con estrellas fugaces incluidas.
En Andorra, la tradición de termalismo y centros dedicados al bienestar corporal es larga como lo son las pistas de Grandvalira, el principal dominio esquiable del país y del Pirineo con sus más de 200 kilómetros. En el centro termolúdico Caldea, en Escaldes-Engordany, llevan más de 25 años aprovechando las aguas termales que surgen de una gran falla entre las montañas para el entretenimiento y los tratamientos corporales y estéticos après-ski. Y tienen pases combinados, entre ellos Caldea+Grandvalira por 61 euros por persona y día.
Si se deja la visita a la estación para cuando asome la primavera, este año la agenda está llena de eventos de alto nivel. Del 11 al 17 de marzo, y por primera vez, acogerá las Finales de la Copa del Mundo de Esquí Alpino, masculina y femenina (es la competición alpina más importante a nivel mundial, junto a los Juegos Olímpicos de invierno y lo Campeonatos del Mundo de Esquí Alpino). Y del 10 al 13 de abril, las finales de la Copa del Mundo de Kilómetro Lanzado, o lo que es lo mismo, de velocidad extrema: hasta 200 kilómetros por hora.
Y ya que hablamos de relajarse, y por si aun después de pasarse el día esquiando y dedicarse a flotar un buen rato hay quien no se siente del todo bien consigo mismo, ¿qué tal dormir en un camping zen? La primera instalación de este tipo en Francia acaba de abrir sus puertas en Loudenvielle, a los pies de Peyragudes. No promete precios asequibles, ya que presume de cinco estrellas, pero sí recepción chill out, piscina japonesa, baños nórdicos y casas móviles de madera sumidas en la naturaleza. Eso en cuanto a infraestructura, que luego está la carta de actividades encaminadas, en realidad, a activarse menos: yoga, taichí, respirología... Más información en la página web del establecimiento: n-py.com/es/peyragudes.
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