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jennifer g. polanco
Lunes, 4 de diciembre 2017, 23:55
En estas fechas prenavideñas, un mercadillo de sangre francesa se antoja un plan perfecto. El gorrito de lana a un euro, chaquetas de marca en perfecto estado por tres, bolsos de piel del siglo pasado que en origen rondaron el centenar de euros por menos ... de diez, abrigos, zapatos, bicicletas, sillones, libros de ocasión, viejas cámaras de fotos, cómics, lámparas y todo tipo de objetos: antigüedades, segunda mano e incluso piezas con envoltorio se hallan por muy bajo precio en los 'vide-grenier' franceses. Durante todo el año y a lo largo del conjunto del territorio galo se celebran mercadillos en los que uno encuentra lo que está buscando o se topa con alguna ganga. Bon-marchè!
Vide-grenier en castellano literalmente significa «vacía el granero», así que imagínense la variedad de objetos que pueden encontrarse en un desván. Estos mercados informales surgieron de forma espontánea para conseguir algo de dinero en momentos difíciles. Hay de varios tipos: en los antiquités, por ejemplo, se encuentran muebles u objetos de valor en buen estado, restaurados y firmados o identificados, mientras que los vide-grenier son particulares que vacían su desván y venden de todo.
En España, de momento, esta práctica no está tan extendida. Cada vez son más, sin embargo, los que se unen a esta praxis. Los vecinos de Ahetze, cuyo 'marché aux puces' (mercado de las pulgas) se celebra el tercer domingo de cada mes desde 1993 y cuenta con unos 200 puestos, dicen que esta actividad ha perdido parte de su esencia porque han sido colonizados por los españoles.
«Por 12 euros tienes un hueco de las siete de la mañana a seis de la tarde para deshacerte de todo lo que tienes en el trastero», dice Itziar, donostiarra que pasa sus vacaciones en Labenne y que este año, por primera vez, se ha animado a vender sus objetos en territorio galo. «Estoy alucinando con la cantidad de gente que ha venido», comenta entre risas. En nuestro país existe una alternativa que está en auge: donar a empresas privadas nuestras sobras textiles sin saber a ciencia cierta qué se va a hacer con ellas y quién se va a lucrar.
No todo es comprar y vender. Para completar la jornada o el fin de semana, el plan ideal es visitar el País Vasco francés: Bayona y su catedral gótica del siglo XIII, el precioso puerto de San Juan de Luz o las vistas del mismo desde Ziburu, la arena blanca y fina de las playas de Guéthary y Bidart o la Villa Belza de Biarritz. Pero los pueblos del interior también tienen su interés y belleza. Una indescriptible gama de verdes únicos cubre el paisaje en el que aparecen fachadas con traviesas rojas, verdes o azules que dejan secar el pimiento. Ainhoa, que cuenta con una sola calle pero es ejemplo de la arquitectura rural. La Bastide-Clairence, un modelo muy particular de fortaleza y arquitectura navarra del siglo XIV. Sare, cuna de la arqueología euskaldun. Saint Jean Pied de Port, protegido por su impresionante muralla o Espelette y su pimiento rojo del que vive todo el pueblo, desprenden un encanto especial.
Al otro lado del Bidasoa la cultura del rastro tiene mucho éxito. La estructura y el comportamiento del mercado son parecidos a los de sus orígenes: un grupo de particulares o asociaciones se ponen de acuerdo para montar un mercadillo en un lugar y momento específicos et... ¡voilá!, ya tenemos una coqueta fiesta de barrio de ambiente vintage. Los franceses tiran literalmente la casa por la ventana y amontonan los bártulos en torno a una mesa, en ocasiones, en el suelo. Mesillas, neveras, juguetes, refrescos, diferentes cachivaches y cientos de personas deambulando entre los puestos dispuestos a disfrutar de una jornada de chollos con el aliciente del atractivo de la cultura vasco-francesa y sus impresionantes paisajes.
En Iparralde, fieles conservadores de la tradición euskaldun, los vide-grenier más conocidos son Ahetze y Anglet (entre San Juan de Luz y Biarritz), aunque cada fin de semana se pueden encontrar otros en casi cualquier pueblo de la región. Para consultar fechas y mercadillos lo mejor es acudir a la web, que a pesar de estar en francés, resulta muy intuitiva. En Ahetze, el último 'mercado de pulgas' del año será el próximo 17 de diciembre (8-18h., entrada gratuita, expositores 18/20 € en exterior y 23 € en interior).
Web. vide-greniers.org.
Próximamente. En Anglet dos mercadillos el 3 de diciembre y en Ahetze el 17 de diciembre.
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