El fulgor oculto de Edimburgo

Dicen que allí siempre llueve, y no es improbable verificarlo, pero la belleza de esta ciudad consigue que los turistas logren perdonar el mal genio que su tiempo muestra a veces. En un día gris Edimburgo se intuye precioso, en un día soleado brilla y proyecta fulgor.

Tienen algo especial sus entrañas, quizá sea el peso histórico, la elegancia de los edificios o la facilidad de encontrar música en la mayoría de los pub a los que entres, si eliges la hora adecuada. Quizá por eso la creadora de Harry Potter, J. K. Rowling, halló la inspiración entre sus calles, y dentro de la cafetería The Elephant House, donde, sin un duro, pasaba horas escribiendo el principio de la saga que la catapultaría a la fama.

Seguro que tú también la encuentras, no para crear un libro, sino para disfrutar de esta escapada. Empieza a buscarla dentro de la oscura Catedral de St. Giles, con su inconfundible aguja en forma de corona. O del Edinburgh Castle, sito en el punto más elevado de la Royal Mile, una de las calles más transitadas de la ciudad. Hablando de calles, desciende hacia Victoria Street para enamorarte de las casas de colores que alegran la Old Town. Cuentan que Rowling se fijó en ellas para crear el callejón Diagon: y para llegar a Grassmarket, antiguo mercado de ganado y artesanía, donde además tenían lugar las ejecuciones públicas… todo lugar tiene un pasado oscuro.

Abajo, tras la tupida naturaleza de Princes Street Gardens, que divide la parte antigua y la nueva, aguarda Princes Street, avenida principal de la New Town. Compite en bullicio con la Royal Mile, si tuviéramos que votar diríamos que gana. Por allí pasan muchos buses y tranvías, y encuentras multitud de tiendas.

No olvides subir a Calton Hill a hacerte una de las fotos más típicas. La pequeña colina situada en el extremo oeste protege el monumento a Dugald Stewart, en honor a este filósofo escocés. Y explora el curioso entorno de Dean Village, antigua aldea de molinos regada por el río Water of Leith. No se encuentra lejos del centro y te parecerá estar en otro mundo mientras paseas junto a sus casas, al borde del agua.

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