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Palacio de la Pena rodeado de vegetación. Yasonya
Cuando el castillo de cuento se hizo realidad sin varita mágica
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Cuando el castillo de cuento se hizo realidad sin varita mágica

Palacios repletos de rutas y símbolos masónicos y fortalezas en las que podría haber pasado su largo descanso la Bella Durmiente compiten con el entorno natural en Sintra

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Viernes, 27 de septiembre 2024, 08:21

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En Sintra, naturaleza y humanos decidieron trabajar unidos para parir un lugar mágico. Lo hicieron tan bien que el municipio muestra orgulloso su título de Patrimonio de la Humanidad, diploma merecido. Menos de una hora separa este inolvidable destino de Lisboa.

Al llegar, en la plaza principal aguarda el Palácio da Vila, con dos chimeneas cónicas inconfundibles. Edificio nacido a finales del siglo XIV, sirvió como espacio de veraneo para muchos reyes, y ya se sabe que los monarcas tienen buen ojo para sus casas estivales. Los azulejos campan a sus anchas desde el siglo XVI por cada una de las habitaciones decoradas de forma distintas, repletas de historias. Es un bonito lugar, sin duda, pero has de caminar por las callejuelas en pos de otro maravilloso: el Palacio y Quinta de Regaleira.

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Parece muy antiguo, aunque en realidad lo levantaron en el siglo XIX. Nació gracias a la originalidad y desbordante imaginación de sus impulsores, el primer dueño, Carvalho Monteiro, y el arquitecto italiano Luigi Manini, que llenaron cada espacio de símbolos masónicos y rutas, lagos y misterios. Allí te sentirás protagonista de una novela de aventura. Muy cerca se encuentra Seteais, otro palacio del siglo XVIII, transformado en hotel, con lindos jardines y perfecto mirador desde el que incluso se vislumbra el mar.

Vistos todos tocará ascender a la sierra. Allí, el Castelo dos Mouros, construido entre los siglos VIII y IX y ampliado después de la Reconquista, evidencia el pasado islámico de la región. Pasa, más tarde, por el refugio botánico del Parque de Pena y por el Chalet de la Condesa D'Edla. Lo importante es llegar al palacio que Richard Strauss denominó «Castillo del Santo Grial», el Palacio de Pena. Fantasía y romanticismo decimonónico unieron fuerzas en la mente del rey artista Fernando de Sajonia-Coburgo-Gotha, consorte de Doña María II, que lo creó para el asombro. Fortaleza de película, podría ambientar cualquier relato. Antes de irte de Sintra, por cierto, compra en alguna pastelería las renombradas queijadas y los travesseiros, especialidades de la tierra.

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