Annecy, la perla de los Alpes

Si buscas un lugar cuco, cuco, pero que muy cuco, la localidad de Annecy puede ser uno de tus destinos ideales. Así que aprovecha el vuelo a Ginebra para ir a visitarla, porque se encuentra solo a 43 kilómetros de distancia. Se trata de una comuna francesa situada en el departamento de Alta Saboya de la región de Auvernia-Ródano-Alpes, así que ve imaginando lo del verde y el derroche natural. Lo que tal vez no esperes es el color turquesa de su lago, espectacular al pie de las montañas.

Caminarás atento a su patrimonio medieval, a canales que zigzaguean entre calles, a su castillo, a… en fin, a lo muchísimo que hay que ver. La cita es perfecta para un fin de semana largo. En otoño estalla el colorido, en invierno, por Navidad, lo adornan los mercadillos típicos de esta época. Si vas en esta última fecha, podrás probar la pista de patinaje al aire libre y diversas especialidades saboyanas como el vino caliente tradicional y una buena muestra de cervezas locales.

Tan bella es la ciudad que la eligieron como residencia los condes de Ginebra y también los de Saboya. La anexión al país galo tuvo lugar en el año 1860, bajo el reinado de Napoleón III. El río Thiou separa el lugar en dos ramales, dos canales denominados Le Port y Le Canal du Vassé. Antaño había tres, uno servía para abastecer de agua potable, otro para regar los jardines de edificios religiosos y el último mantenía una finalidad defensiva y se dedicaba al drenaje.

Le Palais de I'Île es, sin duda, el gran símbolo de la ciudad. Edificio del Medievo, sorprende su pequeño tamaño y localización dentro de una isla natural. A lo largo de los siglos sirvió como fortaleza, también de hogar para señores y condes y como prisión, tribunal y asilo... un poco de todo. Acércate, por supuesto, hasta el Castillo de Annecy, en su día se convirtió en la residencia de los condes de Ginebra. Ve hasta los Jardines de Europa, repletos de plantas centenarias. Y camina hasta el Puente de los Amores sabiendo que los amantes que se besen en él quedarán unidos para siempre... por si apetece el achuchón.

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