Cuatro ciudades europeas a las que viajar esta Semana Santa desde el aeropuerto de Bilbao

La llamada 'Venecia del norte' suma más de cien kilómetros de travesía por el agua y más de mil puentes. En un país destacado por la calidad de sus flores, parece obligatorio acercarse al Bloemenmarkt, el mercado de flores flotante. Otras salas expositivas que no hay que pasar por alto son La Casa de Ana Frank, en el mismo barrio (precioso para recorrer, por cierto). Allí vivió escondida durante la ocupación nazi y allí escribió su famoso diario antes de morir. El Museo Van Gogh alberga la colección más grande del cocido como 'genio loco'.

Tras conocer 'Nine Streets', con sus tiendas, galerías de arte, librerías y cafeterías top de diseño, o la plaza Leidseplein, repleta de artistas callejeros, curiosea la calle Roemer Visscherstraat. Entre los números 20 y 32 hay siete casas construidas siguiendo el estilo arquitectónico de siete países europeos del XIX. Por supuesto, hay mucho más que hacer: el barrio rojo, las Casas Danzantes...

El primer consejo cuando vayas a Ámsterdam es que, si sabes montar en bici, aproveches para alquilar una, es uno de los lugares del mundo donde resulta más natural usar ese vehículo. Por supuesto, otra forma de moverse son los barcos. Los turísticos salen del muelle junto al 25 de Prins Hendrikkade y pasean a través de los canales estrella, Herengracht, Keizersgracht y Prinsengracht (hay audioguía en español). Además, siempre te quedará el tranvía, otro medio típico.

Florencia es en sí misma un museo al aire libre que con Volotea queda a un paso de Bilbao. Hay vuelos martes y sábado. Acogedora y no excesivamente grande, la capital de la Toscana que rebosa arte por todos sus rincones se recorre en solo unos días.

Una parada obligatoria es la Galería Uffizi. Es el segundo museo más visitado del país. Acoge obras como el Baco de Caravaggio, el Nacimiento de Venus de Botticelli, la Anunciación. Los nombres de personajes ilustres se acumulan allá donde vayas. Tumbas de Miguel Ángel, Galileo Galiei, Maquiavelo o Lorenzo Ghiberti en la Iglesia de Santa Croce.

Otros 'must' son el David de Miguel Ángel en la Galería de la Academia o el Ponte Vecchio. Considerado el más antiguo de Europa, imaginar cómo sería hace siglos es una experiencia. Ya en la otra orilla del río Arno, el barrio de Oltrarno ofrece ambiente y el maravilloso Palacio Pitti junto a los Jardines de Boboli. Para disfrutar de vistas y atardecer toca subir andando o en los autobuses 12 o 13 a la Piazzale Michelangelo.

Bañada por el Sena y a apenas hora y media en vuelo desde Loiu, París es una estupenda opción para una escapada estas vacaciones de Semana Santa. La capital gala ofrece multitud de atractivos entre monumentos, gastronomía, arte y cultura. Volotea vuelva los lunes y viernes a Orly, y Vueling también ofrece hilo directo a Charles de Gaulle.

La Torre Eiffel, el museo del Louvre, Notre Dame -que a pesar de sus andamios tras el incendio y que no se puede visitar, sigue luciendo espectacular-, el Arco del Triunfo con sus Campos Elíseos, Los Inválidos, el Barrio Latino o los pintorescos barrios de Montmartre y Le Marais son solo algunos de los impresincibles en esta gran ciudad europea que se prepara para acoger los Juegos Olímpicos este verano.

Además, a un paso de la capital gala se encuentra Disneyland París, que recientemente ha reabierto el hotel en el interior del parque que evoca a los castillos de películas como 'La Bella Durmiente'. Con los 'peques' de vacaciones, qué mejor que disfrutar de los icónicos personajes y de las numerosas atracciones

Con un entrañable aire decadente, Oporto posee una profunda carga de historia y nostalgia. Volotea ofrece vuelos directos entre Bilbao y la segunda ciudad en importancia de Portugal los jueves y los domingo, por lo que es una excelente oportunidad de conocer la perla del río Duero. Bodegas, lonjas portuarias, comercios y restaurantes se ofrecen a los turistas en un mercadeo incesante, bajo un incomparable escenario de tonos cromáticos que hechiza al visitante y que queda, para siempre, clavado en su retina.

Declarada Patrimonio de la Humanidad por la Unesco, presenta un aire caduco que, sin embargo, la hace más atractiva y cautivadora. Las dos orillas del Duero son un auténtico reclamo. En las calles medievales de la Ribeira se amontonan las casas de colores y tabernas con vistas espectaculares al río. Y al otro lado descubre sus riquezas la ciudad, donde se mantienen las imponentes bodegas que se pueden visitar para degustar los excelentes caldos de la zona, destacando, cómo no, el vino de Oporto.

En Porto, como así se llama la ciudad lusa en portugués, hay empinadas cuestas, pero andar es la mejor forma de descubrir sus tesoros: la Torre de los Clérigos, la Sé (la catedral), la capilla de Las Almas, la iglesia de San Ildefonso y la del Carmen, la centenmaria estación ferroviaria de Sao Bento o la famosa librería Lello e Irmao, un local neogótico, de pura fantasía, reconocido como uno de los más bellos del mundo por el periódico británico 'The Guardian' y la editora australiana de guías de viajes Lonely Planet. Inaugurada en 1906, aseguran que sus escaleras fueron la inspiración de las gradas de Hogwarts en los libros de Harry Potter.