Un trivial para descubrir personajes famosos y los pueblos en los que vivieron

Fue la última emperatriz y reina consorte de Austria-Hungría de 1916 a 1918. Ocupó el puesto 17 entre los vástagos de Roberto I de Borbón Parma, último duque reinante de Parma y Plasencia, y de María Antonia de Portugal. Casada con Carlos de Habsburgo, en 1918, al finalizar la I Guerra Mundial y separarse Austria y Hungría, el matrimonio fue depuesto. Marcharon hacia el exilio en Suiza y pasaron años en Madeira, donde él murió. La emperatriz viuda acabaría en España. Primero en Madrid, después en Lekeitio.

El heredero, Otto, era un adolescente cuando pisó la villa. En ella estudió secundaria, aunque marchó a Lovaina para asistir a la universidad. Residían en un rincón privilegiado que ahora ocupa un hotel, con vistas sobre el mar y las laderas de los montes de Lumentza y Otoio. La reina consorte conoció la basílica de Santa María de la Asunción, que contiene el tercer retablo gótico esculpido más grande de la península. Y la isla de San Nicolás, hacia la que podía ir caminando cuando la marea bajaba, igual que ahora. Vivió en Bizkaia hasta que, en 1931, la monarquía española fue derrocada y Alfonso XIII debió marchar al destierro.

Solución Emperatriz Zita de Borbón-Parma

Dirigió la autopsia de su cadáver el doctor Esquerdo, que le tildó de «imbécil», haciendo referencia a su retraso cognitivo. Tonto no sabemos si era; malo, un rato. El Jack el Destripador alavés comenzó a matar antes de que el monstruo londinense se convirtiera en leyenda. También sacaba vísceras. Seis mujeres fueron sus víctimas. Llegó al mundo un 17 de octubre de 1821 en un entorno rural que todavía hoy disfruta Eguílaz. Fue pastor, minero y criado, labor por la que acabó trasladándose a Vitoria. De lo que él contempló en su pueblo quedan la iglesia de San Pedro Apóstol (XVII) y el famoso dolmen de Aizkomendi, que no cuenta con túmulo de cubierta, pero sí conserva las losas de la cámara interna.

No le fue mal, pues acabó casado con la señora a la que servía. Al morir ella se le torció el carácter… ¿y la mente? La viruela se llevó a su segunda esposa en 1870. Entonces arrancó su carrera como asesino. Estranguló a una prostituta por un desacuerdo sobre el pago, para rematarla en el río. Antes de cumplido un año, en el mismo entorno del primer crimen, Judimendi, y por idéntico motivo, ahogó con sus manos a otra mujer. Allí mismo, una joven logró salvarse por los pelos en 1873. Él fue ejecutado a garrote vil también allí, en 1881.

Llegado 1872, el camino entre Gamarra y la capital pasó a ser el escenario de la violación y estrangulamiento de una niña de 13 años. Solo una semana más tarde apuñaló a una joven en el de Zumaquera. Cerca, en 1874, lo intentó con una anciana. Por entonces, su tercera mujer murió alcoholizada y se casó con una cuarta. Le salieron imitadores y, aunque estuvo un tiempo tranquilo, decidió regresar atacando a una molinera que le plantó cara. Por eso acabó en la cárcel, solo dos meses, en 1878.

Un año más tarde, por Zaitegi, con su castillo al fondo, propuso un intercambio de sexo por dinero y, al recibir el 'no', destrozó a la mujer. Se fue a dormir, desayunó y en Araca mató a una madre de familia abriéndola en canal para sacarle las tripas. Tras ser detenido, confesó los crímenes. Fue enterrado en una fosa común del cementerio de Santa Isabel. Si te apetece conocer toda su historia, puedes apuntarte a la visita guiada que ofrece Guías Artea.

Solución Juan Díaz de Garayo, 'Sacamantecas'.

Cuenta con fuente en su honor en de los jardines de Pereda, en la ciudad que la vio nacer, Santander, en 1869. Fue candidata al Nobel de Literatura en los años 1926, 1929 y 1931. Instituciones y personalidades de diversos países como Jacinto Benavente, Gerardo Diego o Santiago Ramón y Cajal, la propusieron hasta nueve veces. No sucedió lo mismo con la Real Academia Española, que no le concedió un sillón ni el voto para optar al galardón sueco. Quizá les pareció insuficiente su labor como poeta, novelista, dramaturga y periodista –fue corresponsal de El Correo Español–. Pesaba más la desventaja de ser mujer.

Sí la distinguió, en cambio, por su novela 'Tierra de Aquilón' en 1924. Mereció también el Premio Nacional de Literatura en 1926 gracias a 'Altar mayor' y el Premio Cervantes de novela con 'Un valle en el mar' en 1949. Fue además vicepresidenta de la Hispanic Society y miembro de honor de la Academia de las Letras y las Artes de Nueva York.

Aunque nació en la capital cántabra, los problemas económicos familiares hicieron que se mudaran a casa de la abuela materna en Mazcuerras (Saja Nansa), cuando era niña. Allí descubrió su afición por la escritura y con 14 años vieron la luz sus versos en una revista. Su primera novela, 'La niña de Luzmela', inspirada en la localidad, marcó tanto al pueblo que adoptó ese topónimo. Allí veraneó casi siempre y allí le impusieron la Gran Cruz de Alfonso X el Sabio. En ese mismo lugar se casó con Ramón de la Serna. Dicen que su éxito generó celos profesionales al marido, el caso es que el matrimonio no duró mucho.

Puedes acercarte a Mazcuerras-Luzmela y recorrer de La Ruta de los Foramontanos, el camino que muchos recorrieron para huir de la invasión musulmana en el siglo IX, para regresar después y repoblar tierras castellanas. También puedes contemplar el monumento que en 1948 levantaron a la escritora o la finca Las Magnolias, ejemplo de eclecticismo, la iglesia de San Martín del siglo XVIII o las calles floridas.

Solución Concha Espina.

Resultó un golpe de mala suerte para uno y de buena suerte para el otro. Tuvo lugar durante la Batalla de Pavía, en Italia (1525), entre franceses y germano-españoles. Los segundos pretendían otorgar el Milanesado y Flandes a Carlos V. Lo lograron. Lo curioso fue cómo. Viajamos a Hernani, de donde era nuestro protagonista y donde murió el 23 de agosto de 1553, habiendo sido nombrado Caballero de la Orden de Santiago y Contino de Su Majestad. Sus restos se encuentran al pie del presbiterio de la iglesia parroquial, aunque varios soldados los ultrajaron durante la francesada, dos siglos y medio después de su muerte.

La hazaña sucedió de forma accidental. Un arcabucero asestó el golpe mortal a un caballo, derribando su jinete. Nuestro personaje colocó su estoque en el costado del caído y exigió la rendición. Sin saberlo, había apresado al 'Rey Guerrero' Francisco I. Aunque suene peliculero, parece que el hecho queda probado por una carta que Carlos V escribió el 4 de marzo del año siguiente. Lo confirma, además, el escudo de armas que el rey le concedió en Bolonia en 1530.

Ahora que conoces la historia, puedes perderte por el centro histórico de Hernani, antaño villa amurallada fundada a mediados del siglo XIII. Conserva la mayoría de calles y monumentos de la Edad Media. Y muy cerca, el delicioso museo Chillida Leku, con parte de la obra del escultor.

Solución Juan de Urbieta Berástegui y Lezo.