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Cerco de Artajona. Javier Campos
Tres escapadas a pueblos con premio

Tres escapadas a pueblos con premio

Recorremos la recién declarada Capital del Turismo Rural y dos finalistas cercanas para darnos un baño de naturaleza y cultural

Viernes, 17 de mayo 2024, 00:21

Para coronarse con el título de Capital del Turismo Rural hacían falta una serie de requisitos: tener menos de 10.000 habitantes, disponer de alojamientos rurales, no haber sido finalista o ganador en otra edición y encantar al visitante rural. Sobre todo esto último, porque sin ese hacerse querer y ser pretendido, nadie habría votado. Diez dignos finalistas, entre los más de doscientos que presentaron su candidatura, lograron alinearse ante la meta del concurso impulsado por el portal Escapada Rural. Solo uno cruzó la línea, colocándose en la testa la deseada corona. Redoble de tambores... ¡and the winner is!... la pequeña localidad asturiana de Santa Eulalia de Oscos.

Habrá que conocerla para comprobar si coincidimos con el jurado popular. De paso, nos acercamos también a las dos finalistas más cercanas a nuestro terruño del que, por cierto, no hubo representación entre las últimas en la pelea.

Asturias

Santa Eulalia de Oscos

Museo Casa Natal del Marqués de Sargadelos

Bajo el lema 'Agua y fuego' se presentó la perla asturiana. ¿Y ese leitmotiv? Capital del concejo homónimo, su historia ha transcurrido acompañada de la actividad hidráulica y la siderúrgica, que narran con precisión a los turistas el Museo Casa Natal del Marqués de Sargadelos y el Conjunto Etnográfico de Mazonovo.

Algunos la conocen como Santalla a secas. Villa pequeñita, ya lo habíamos advertido, cuenta solo con 142 habitantes que honran su pasado gracias a una curiosa escultura, un enorme clavo de cuatro metros de alto, símbolo del hierro y oficios tradicionales como la cuchillería, el barro, el azabache, el telar o la herrería, muy presentes allí.

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Para ganar un título rural es importante estar rodeado de naturaleza, claro. Allí no falta. Se presenta en forma de bosques, cascadas como la Seimeira o el Forcón de los ríos. Por aquello de ubicarnos, tres municipios forman la comarca de los Oscos: Santa Eulalia, San Martín y Villanueva de Oscos. Unidos ya saben de títulos honoríficos, pues en 2016 consiguieron el Premio Pueblo Ejemplar de Asturias y forman parte, además, de la Reserva de la Biosfera del Río Eo, Oscos y Terras de Burón, única de Asturias con costa y que comparte territorio con Galicia. Muy cerca, por cierto, se encuentran Taramundi y la famosísima playa de las Catedrales, por si quieres acercarte a verlas.

Dicen del pueblo, quienes lo promocionan, que es «un gran escaparate para contemplar oficios tradicionales en vivo». Por ejemplo, se puede asistir al trabajo de los 'ferreiros' dentro del Conjunto Etnográfico de Mazonovo, observar el mazo del siglo XVII aún en activo. «También el telar de Irene en marcha o al artesano de navajas Hyottoko», añaden. Aldeas aún más pequeñas en los alrededores componen una fotografía mágica de este paraíso del senderismo donde reina la Ruta de la Seimeira, con su cascada de más de 30 metros.

Otros caminos por los que transitar en la zona: la Ruta de la Coba, el Forcón de los Ríos, la Mina de As Talladas, la Senda Verde de As Carballeiras y la Ruta Os Cortíos. Más actividades que hacer, dependiendo de las fechas: rutas a caballo, cursos de iniciación a la forja tradicional, reconocimiento de plantas, cestería, elaboración de productos de cosmética natural, apicultura... Organizados por Artesanamente (https://artesanamente.es/).

La Rioja

Enciso

Joseba-Koldo

Mide poco más de 70 kilómetros cuadrados, así que, grande, grande, tampoco es. En el caso del finalista riojano, instalado en el bonito valle alto del río Cidacos, su historia está ligada a la ya desaparecida industria textil, presente en los siglos XVII y XVIII. Y a otros desaparecidos, los dinosaurios que poblaron el lugar hace más de 120 millones años y dejaron huella en el entorno... literalmente. Allí esperan sus pisadas, para sorpresa de los mayores y de los niños, que alucinan al comprobar su enorme tamaño. Hay catalogadas un total de 1.400 en el término municipal.

Dentro de su interesante conjunto urbano destaca la Parroquial de Santa María de la Estrella, edificio de sillería que comenzaron a levantar en el siglo XV y terminaron tres después. Se alargó el asunto, sí. La iglesia de San Pedro, con torre románica del XII. La ermita de San Emeterio y San Celedonio. Y los puentes sobre el agua del río Cidacos.

Acceder al Centro Paleontológico, localizado en una antigua fábrica de zapatillas, supone saber más sobre los restos de aquellos grandes animales extinguidos por el meteorito. Allí informan sobre los distintos trayectos en los que recorrer siete yacimientos. El protagonista máximo es el de Valdecilla. Cuenta con paneles explicativos para aprender de la visita y cinco reproducciones a tamaño real de un tarbosaurio, un grupo familiar herbívoro y un braquiosaurio, esculturas fabricadas a partir de las huellas fósiles, que dan una pista de cómo eran aquellos habitantes de antaño.

Navarra

Artajona

Lo más famoso de este pueblo es su cerco, preside el mundo desde lo alto de una loma. Datado en el siglo XI, luce todavía magnífico, ya que ha sabido conservar las murallas y nueve de las catorce torres que lo componían, por lo que el traslado imaginario a la Edad Media, a sus batallas y asedios, está servido. Por cierto, el acceso es libre.

Impresiona, dentro, la iglesia de San Saturnino, por su aspecto de fortaleza. Con altos muros, torre vigía y cubierta con paseo de ronda y bóvedas invertidas. Ha sido declarada Monumento histórico-artístico. Desde allí, las callejas se descuelgan, forman un paseo jalonado de casas presididas por blasones, adornadas para mostrar al vecindario el poderío familiar en la época en la que se levantaron, allá por los siglos XVI y XVII.

A la salida de Artajona, por la carretera en dirección a Pamplona, aguarda la basílica de Nuestra Señora de Jerusalén, edificio barroco construido entre los años 1709 y 1714. Protege una talla románica en cobre esmaltado que, cuenta una antigua leyenda, fue llevada allí desde las cruzadas de Tierra Santa. La ermita de San Bartolomé queda más lejos, en la carretera hacia Tafalla. Contiene una monumental talla del santo (XIX).

Famosas son las campanas del Cerco, aún repican a mano. Durante siglos, han comunicado eficazmente. Avisaban de amenazas, bautizos y entierros. Marcaban el ritmo diario. La más antigua es de 1735, la más grande pesa 1.801 kilos. La Asociación de Bandeadores de Artajona, en la que también hay mujeres inscritas, por cierto, se encarga de mantenerlas vivas.

Más antiguos todavía son los dólmenes del Portillo de Enériz y de la Mina de Farangotea, una de las muestras más importantes de la cultura megalítica en Navarra. Esperan a unos 4 kilómetros, sobre una leve cumbre donde existió un poblado durante la Edad de Bronce. Si quieres llegar a ellos, sal desde la trasera del cementerio. Asimismo, existe un yacimiento de la Edad del Hierro, El Dorre, parece que construido por una avanzada población indoeuropea que vivía guarecida en casas de aparejo.

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