Un ciclista pasa bajo el arco de piedra de Jentilzubi. Josu García
GPS | En bici

Tras los pasos de Mari y los Gentiles en el corazón de Urkiola

Dima (Bizkaia) ·

La senda mitológica PR41 permite adentrarnos en las cuevas de Baltzola y explorar sus paisajes kársticos de leyenda

Viernes, 10 de enero 2025, 18:12

El Parque Natural de Urkiola esconde un sinfín de tesoros. Varios de ellos se pueden contemplar de una tacada si el ciclista se anima a recorrer la conocida como senda mitológica (PR-BI41). Se trata de un camino relativamente sencillo, con algún repecho de piedra ... que puede obligarnos a bajar de la bicicleta, pero muy solitario, agradable y breve. Son poco más de 7 kilómetros.

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Es aconsejable comenzar la ruta en el barrio de Indusi, en Dima. Allí hay sitio para aparcar con facilidad entre semana. La Diputación, además, está reformando un estacionamiento para darle más capacidad. Otra opción es subir pedaleando desde Igorre. Para ello tenemos que subir un par de kilómetros del alto de Dima. Desde Indusi tenemos que afrontar una empinada cuesta de asfalto que conduce a un caserío que domina una verde colina. Allí atravesaremos una portezuela de hierro y nos adentraremos en los dominios del complejo kárstico de Baltzola. La excursión está perfectamente señalizada.

En bici

  • Distancia 7 km.

  • Altitud 450 m.

  • Rampas hasta el 16%.

El gran atractivo del recorrido son las cavidades que nos vamos a encontrar. Pero antes de acceder a la primera, observamos el arco de Jentilzubi, un puente natural de roca caliza que la leyenda dice que fue modelado por los Gentiles, esos gigantes mitológicos capaces de lanzar piedras a gran distancia.

El entorno es zona de lamias y cíclopes. No es difícil imaginarse a la diosa Mari habitando la cueva que aparece apenas unos 400 metros después del arco natural. La galería se puede atravesar. Para ello dejaremos nuestra bicicleta en el camino. También es visitable (y muy recomendable) el pasadizo de Abaroa. Se trata de una galería que el río ha horadado en la montaña. Al fondo aparece una cascada y se puede cruzar este enclave pasando de piedra en piedra, salvando el torrente que fluye con gran sonoridad montaña abajo. Tras remontar unos bonitos prados fluviales, llegaremos al barrio de Baltzola. Allí podemos observar la ermita de San Lorentzo. Desde aquí pondremos rumbo hacia el monte Garaio. Escalaremos por sus faldas, pero no iremos a por la cima. Es demasiado pedregosa. Antes emprenderemos el descenso, en dirección de nuevo hacia Indusi.

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