Por las tierras altas de los pasiegos
Las Machorras (Burgos) ·
Todos tenemos un recorrido espléndido que nos gusta recomendar y completar con amigos: un concentrado de belleza, con la dureza justa y el tráfico escasoSecciones
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Las Machorras (Burgos) ·
Todos tenemos un recorrido espléndido que nos gusta recomendar y completar con amigos: un concentrado de belleza, con la dureza justa y el tráfico escasoEn mi caso, siempre que me preguntan, les recomiendo la misma ruta. ¿Cuál? Esta, que es conocida como 'La vueltuca pasiega', porque remonta las partes altas de estos territorios, entre Cantabria y Burgos. Ojo, que aunque no es de una distancia exagerada, no tiene un ... kilómetro llano. Bueno, exagero. Sí tiene uno, exclusivamente uno, el que permite cruzar la localidad de Selaya. Son ya muchas pistas y algunos ya intuirán el recorrido, porque es un encadenado que aprovechan varias pruebas cicloturistas. Vamos a empezar en Las Machorras, un poco más allá de Espinosa de Los Monteros, para ascender hasta el puerto de Estacas de Trueba (11 km, 3%). Es la ascensión más fácil de todas, y nos va a servir como calentamiento. Es una ruta circular, pero en este sentido es más recomendable. No porque varíe la dificultad, sino porque de ese modo vamos a aprovechar el asfalto renovado en el descenso hacia Vega de Pas.
Distancia 81 km
Desnivel acumulado 2.200 m
Sin solución de continuidad vamos a girar a la derecha al llegar a la Vega y empezar la subida a alto de La Braguía (7 km, 5%), el primero de los dos puertos medios. De su cima bajaremos a Selaya, donde se encuentra ese kilómetro llano del que hablábamos antes. Disfrútalo, porque no quedan más. También se pueden disfrutar, eso sí, ya que estamos en la capital del sobao, de un avituallamiento de repostería local. Pueden comprarse en el mismo obrador al que se ven llegar los camiones con palés de mantequilla.
Desde Selaya hay que seguir la carretera que lleva a San Roque de Riomiera a través del alto del Caracol (10,5 km, 5,5%). Es un poco más duro que el anterior, pero la ascensión está interrumpida por una sección cuesta abajo que nos va a permitir recuperar el aliento. La carretera que hemos tomado desemboca en la parte final del último puerto, el más espectacular de todos, el Portillo de Lunada. Por difícil que parezca, a partir de aquí la ruta se vuelve aún más memorable. El puerto es largo, pero tendido, y permite avanzar por uno de los valles glaciares más grandiosos de la cornisa cantábrica y remontar, en su parte alta, alguna de las curvas más fotogénicas que conozco. Desde la de Covalrruyo, dos kilómetros antes de la cima, se puede acceder a un mirador desde el que se ve el mar. Una vez coronado (13,5 km, 6,2%), solo queda dejarse caer hasta el punto de partida.
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