Siluetas de película en ruta
Toros negros ·
Toros negros ·
Que un toro negro tenga la culpa de no pocos apuntes de la cultura española tiene su aquel. Convertido en símbolo del patrimonio emocional, el toro de Osborne sigue llamando la atención todavía en casi un centenar de colinas que dominan las carreteras ibéricas. ¿Quién ... no tiene en su memoria la figura de una silueta negra y cornuda en el paisaje? De un toro esbelto, con sus atributos colgando, ubicado en estratégicas alturas asomando y vigilando a los viajeros al borde de la ruta, las más de las veces apostado para oponerse a las espectaculares luces de los crepúsculos.
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Penélope Cruz y Javier Bardem se conocieron rodando bajo el toro de Peñalba y aún no se han separado; sucedió a una cuarentena de kilómetros de otro toro que vigila los Monegros de Aragón. Allí, en aquel espectacular y árido paisaje monegrino rodaron la película 'Jamón, Jamón', que dirigía Bigas Luna, y a través de ella el toro negro se hizo quizá presente como nunca lo había estado en la memoria de los españoles. El de Peñalba es de película, por supuesto, pero el de Alfajarín es uno de los más prominentes que conocemos en los paisajes del norte, encaramado en los Montes Blancos y desafiando con su presencia al castillo que construyó Aben Alfaje para vigilar la ribera del Ebro a los pies de Zaragoza y unos siglos más tarde reedificó el linaje de Cornel. Al de Alfajarín lo decapitó no hace mucho una ráfaga de viento tras 51 años de aguantar allá arriba, pero rápidamente vinieron los Tejada, herreros de todos los toros que se plantaron y mantenedores de los que siguen en pie, y lo recompusieron. Hasta seis hay en Aragón: Pina de Ebro, Monreal de Ariza, Calatayud y La Muela tienen también el suyo.
Casi 500 toros negros llegaron a colonizar los paisajes de la piel ibérica, menos de un centenar sobreviven en la actualidad. Responsable en parte una ley de los años 80 del siglo pasado que prohibía la publicidad en las carreteras. Para su salvación como símbolo inequívoco el toro negro fue declarado en 1994 Patrimonio cultural y artístico de los pueblos de España por el Congreso de los Diputados y ahí sigue, sin letras que lo identifiquen aunque ya sabemos qué representa, convocando a los viajeros. La figura toril tiene su autoría, por supuesto: fue el artista y diseñador publicitario Manolo Prieto, natural de Puerto de Santa María, sede de la casa Osborne, quien lo propuso para una campaña del brandy de la marca en 1956.
El primero se hizo en madera pero sucumbió enseguida a los vientos. En 1961 se plantó un precursor de 7 metros de alto en la carretera que une Jerez y El Puerto; luego vendrían los de ahora, de 14 metros y 4 toneladas de peso -70 chapas de 2 mm. y 190 x 90 cm. taladradas más de 1.000 veces para ser atornilladas, pintadas con 50 kilos de su negro característico-, uno tras otro, construidos y ensamblados en el armazón de hierro que esconden su patas por los Tejada. Solo un toro negro vigila los horizontes en Euskadi desde el campo agrícola de Ribabellosa, a un paso de la muga con Burgos. Al borde de la A-1 y visible también desde la AP-68, en un altozano sobre la gasolinera Shell, está el único toro de las rutas vascas. No olviden que es un bicho de película, no olviden que quizá, solo quizá, un beso al atardecer bajo su silueta pudiera prometer amistad duradera.
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