Camero Viejo, la comarca riojana por descubrir

La comarca de Camero Viejo se encuentra a poco más de 30 kilómetros al sur de Logroño. Un entorno que podríamos calificar de media montaña en el que la palabra 'rural' no solo suena auténtico, sino que es real, tanto que hasta puede que te sorprenda ver en tu camino cerdos, ovejas o vacas campando a sus anchas. Algunos conocerán a su 'hermana', la comarca de Camero Nuevo, por ser el camino que tomamos desde Logroño hacia Soria por el puerto de Piqueras. Pero el que va a Camero Viejo es porque quiere ir allí.

Accedemos desde la capital riojana a través de la carretera comarcal LR-250, la espina dorsal de Camero Viejo. El espectáculo no puede ser más impresionante: el asfalto discurre paralelo al río Leza, cuyas aguas han trabajado durante siglos para regalarnos el llamado cañón homónimo.

Te proponemos dos opciones para descubrirlo. Desde Leza de Río Leza se ha habilitado un recorrido, con su escalera metálica y todo, para que caminemos entre las imponentes paredes rocosas y adentrarnos en el cañón. Pero si queremos contemplarlo en todo su esplendor, nuestro paseo parte de Soto en Cameros, famoso por sus mazapanes tradicionales y por ese delicatessen culinario que es la trufa. El sendero discurre por la parte superior del desfiladero hasta un balcón natural, siempre bajo la atenta mirada de halcones, buitres e incluso del águila real. Estas aves junto a corzos, ciervos o jabalís conforman hoy la fauna de la comarca pero hace millones de años los dinosaurios habitaron estas tierras riojanas. Son varios los recorridos preparados para visitar los yacimientos donde contemplar sus huellas. El de Hornillos está situado en una ladera cercana al pueblo, es de fácil acceso y cuenta con más de 50 pisadas. Una réplica de estos gigantes, sin duda, llamará la atención de los peques de la casa.

Camero Viejo también sorprenderá, seguro, a los amantes de la bicicleta. Si te apasiona pedalear por carreteras, aquí encontrarás puertos con poco tráfico. Pero si prefieres la bici de montaña tendrás dónde elegir: más de 40 senderos y más de 250 kilómetros organizados en diez rutas que transcurren por plena naturaleza, por algo nos encontramos en un rincocinto de la Reserva de la Biosfera de La Rioja (caminosdecameros.com)

Dehesas con robles de 300 años, bosques frondosos, cimas desde donde contemplar gran parte de la Rioja, cascadas... la belleza natural de la comarca está salpicada de pequeñas aldeas, como Velilla –casi de cuento– o pueblos abandonados como el de Santa María. Hay que recorrer sin prisa las calles empedradas de sus pueblos, siempre flanqueadas por casas de gruesas paredes de piedra en la parte baja, adobe y cal en la superior y vigas de madera. San Román de Cameros es un claro ejemplo de esta arquitectura tradicional serrana. Considerado el centro geográfico del Camero Viejo por su situación y servicios, ha recibido varios galardones por la belleza y cuidado de sus casas y calles. En él se encuentran las escuelas más antiguas de La Rioja, fundadas por Diego y Simón de Ágreda en 1787.

Las noches aquí son oscuras, muy oscuras, tanto que la comarca ha recibido la Certificación Starlight. Estamos alejados del mundo urbano y la contaminación lumínica francamente baja permite que Leza de Río Leza haya acogido otros años el programa 'Noches Estrelladas', observación guiada de las principales constelaciones del cielo de verano y compartiendo con ellos curiosidades, historias y leyendas sobre astronomía.

Otro punto perfecto para contemplar el firmamento es el parque estelar de Laguna de Cameros. Desde la plaza de este pueblo parte una de las numerosas rutas senderismo que ofrece Camero Viejo y que van desde paseos de baja dificultad hasta recorridos para montañeros curtidos. La que te recomendamos es de las facilitas: la de la ermita de Santo Domingo de Silos de la Cueva, un pequeño templo en el bosque. Los robles nos acompañan gran parte del camino pero poco a poco dan paso a las hayas, que en primavera y comienzos de verano lucen su color verde más intenso y fresco. Según cuentan, cerca de este lugar se encuentra una cueva donde habitó el santo.

Si visitas Camero Viejo en verano tendrás la posibilidad de darte un bañito en las pozas –algunas pequeñitas– dispuestas al antojo del agua, que surge y se esconde a capricho durante el estío. Aunque el año haya sido seco, podrás remojarte en las Fuentes del Restauro –en la senda, animada por saltos de agua, que une Leza del Río Leza y Soto en Cameros–, las del río Vadillos, las del río Vargas en Ajamil, las del barranco de Santa María y pozas o bañeras de Villa Cristina...