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Arantza Fernández de Gamboa
La caída libre del Inglares
GPS

La caída libre del Inglares

Esta ruta sencilla que suma poco más de 6 kilómetros acerca a una de las cascadas alavesas más visitadas

Viernes, 22 de noviembre 2024, 02:25

Nos vamos a andar. Enfrentarás 3,1 kilómetros, unos 60 minutos despacio, por aquello de ir observando el panorama, a través de sendero marcado, más los de regreso. Con el río Inglares como colega de viaje, al arrullo de su fluir, un sonido meloso que desestresa.

Las inmediaciones del Monte San León, en la Sierra de Cantabria, parieron al Inglares. Obcecado, obedeciendo a un claro objetivo, sigue y sigue hasta desembocar en su hermano mayor, el Ebro, dentro de las proximidades de Santa Cruz del Fierro. Narran los expertos que su cabecera «presenta un buen estado de conservación con corredor ribereño consolidado, si bien, en la zona baja de la cuenca la presión agrícola reduce el bosque de ribera a una estrecha franja». La parte alta de la cuenca vive dominada por las formaciones de matorral y bosque submediterráneo, mientras que en las estribaciones de la Sierra de Cantabria-Toloño, las masas de roble y el hayedo alternan con formaciones de brezal y pequeñas extensiones de pastizal y praderas.

La caída de agua protagonista, la cascada en pos de la que saldrá en caminante, es conocida no solo con el nombre del río que la engorda sino también como la de Herrerías. Aguarda en el sureste del Territorio Histórico de Álava, en la comarca de Kampezo-Montaña Alavesa. La ruta arranca en Berganzo. Cruza el casco urbano para, por la carretera, escoger la última desviación a la derecha. Accederá así el senderista a zona de aparcamiento en la que espera un panel explicativo.

Tocará atravesar el río Inglares gracias al puente, para discurrir por sendero balizado en el que leer el indicativo 'Ruta del agua'. Síguelo por la margen izquierda. Tras 2,7 kilómetros accederás a la carretera A-3126. Gira a la izquierda, buscando el río y después de 100 metros, baja al cauce. Volverás a encontrar la señal con el nombre de la senda para, poco después, localizar ya la cascada. Cualquier época del año es propicia para enfrentar la caminata, aunque obviamente la temporada de lluvias y los deshielos mejorarán el aspecto del objetivo buscado, embelleciendo el salto de agua en el que se refleja sin pudor la luz del día.

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