Las rutas preferidas de cuatro guías profesionales

Cuando preguntas qué lugar recomendaría a un turista recién llegado a Álava no sabe con cuál quedarse, pero al insistir elige el Jardín Botánico de Santa Catalina. «Es mágico, descubres, además de especies botánicas, las ruinas de un monasterio cargado de historia que confiere un aspecto romántico y misterioso». Aquí, sin embargo, no hablará del vergel sino de una ruta curiosa en la Vitoria, donde conocer los medios de transporte que movieron personas y mercancías en el pasado, lo hacen ahora y traerá el futuro.

El nombre: 'Una ciudad en movimiento'. «Rescata imágenes del recuerdo referentes a la forma de desplazarse, curiosidades como la existencia de los arrieros que conducían sus mercancías en carros y carretas por las calles, pasando por diligencias que llevaban a viajeros de una ciudad a otra y el cambio que supuso el ferrocarril para los vitorianos», concreta.

La ruta arranca en uno de los accesos de entrada al casco viejo, que se atraviesa de norte a sur para adentrarse en la zona del Ensanche, la calle de la Estación y la calle de Postas, entre otras, y acabar en pleno corazón de la ciudad. Descubrirás que en Vitoria se fabricó el primer automóvil con motor de explosión de España, en 1904, gracias a la colaboración de varias empresas. «En Lakua se fundó la primera Escuela de Aviación Civil de España, la impulsó el aviador francés Leonce Garnier en 1913». Otro ejemplo de altos vuelos: el vitoriano Heraclio Alfaro Fournier dedicó su vida a construir aeroplanos, biplanos y todo tipo de aviones a principios del siglo XX. «Desarrolló 24 patentes en Estados Unidos y 6 en Canadá», asegura la cicerone.

La llegada del ferrocarril supuso que Gasteiz quedara dividida en dos partes. Antes de entenderlo descubrirás las rutas en diligencia, hacia dónde partían, cuánto tardaban… Incluso los peligros que acecharon a los pasajeros, quienes además de soportar las incomodidades del viaje y la suciedad de los caminos, podían ser atacados por bandoleros. «En contadas ocasiones utilizaban la violencia para robar, pero a veces introducían contrabando junto al equipaje, un gran riesgo si lo detectaban las autoridades».

Son muchas las anécdotas sobre el pasado de la ciudad «que los participantes seguramente desconocen». El paseo conciencia además sobre el uso responsable del transporte. «Sorprende a los visitantes, ya que no esperan que de un tema como este surjan tantas historias».

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Veinte años de experiencia sirven a esta bilbaína para tener claro el lugar más representativo de la capital vizcaína en lo que a turismo se refiere. «El Arenal, desde allí se pueden apreciar edificios como el teatro Arriaga, la iglesia de San Nicolás, la estación de Feve, las Siete Calles, el puente del Arenal y la ría». En su caso, paseará al público por la ruta 'Agua de Bilbao', que comienza en el Casco Viejo y describe la historia de la ciudad desde la Edad Media, su desarrollo en torno a la ría. Pasando por la plaza de los Santos Juanes, la de Santiago y la de Unamuno, con sus correspondientes fuentes.

Entre el rumor del agua y su frescura, los visitantes escucharán relatos sobre artistas como el pintor Luis Paret y Alcázar, quien fue expulsado de la corte. «Diseñador de las fuentes de Atxuri y Santiago, le acusaron de ser cómplice en un escándalo protagonizado por el infante Don Luis». Hasta aquí puede leer Ana, para no desvelar el resto de la anécdota.

Sorprende saber que al Paseo de los Caños algunos lo llamaban el Camino de los Druidas. «Había tramos con muchos árboles, naturaleza sagrada» para estos sacerdotes depositarios del saber sagrado y profano. O que la escultura homenaje a Juan Crisóstomo de Arriaga pasó años guardada debido a la censura, por representar el cuerpo femenino desnudo. «Ahora se encuentra en la entrada al museo de Bellas Artes. Otra versión de la musa 'vestida' espera en la fuente de la rotonda del paseo Uribitarte».

La conductora ofrece solo tres píldoras que activan el hambre de curiosidad. Para saciarla hay que apuntarse a esta aventura cultural redonda que mezcla arte, arquitectura, cultura e historia. Si quieres calmar también la sed, quizá puedas pedir una copita de Agua de Bilbao. «El paseo permite fijarse en elementos urbanos que a menudo pasan desapercibidos». Bebederos y surtidores que vigilan el movimiento de gentes y años en silencio, fluyendo casuales como fluyen los días.

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Le maravilla el Cabo Ogoño desde la mar, Urdaibai y San Juan de Gaztelugatxe, pero otorga el podio ganador a Laguardia por la belleza del paisaje, el contenido de la localidad y las infraestructuras que facilitan la vida del turista. Para dar una vuelta de su mano elige, sin embargo, una ruta histórica por las villas de Durango y Elorrio, dos horas en cada una más noventa minutos para conocer la necrópolis de Argiñeta. «Destacan por su importancia estratégica en rutas comerciales y defensivas. La esencia de canteros y forjadores. El comercio de armas. Tradición y naturaleza. E influencias llegadas gracias al mecenazgo de vizcaínos asentados en las Indias y altos cargos en la administración».

En Durango el visitante paseará por el casco medieval y ensanches en torno al núcleo primitivo. «Analizaremos fórmulas arquitectónicas ligadas a formas de vida y actividades económicas. Pasando por la plaza Andra Mari, con los soportales de la parroquia de Santa María, la fachada de la casa consistorial o los palacios barrocos y torres-fuertes», describe. También la parroquia y puerta de Santa Ana, el Convento de San Francisco, el de Santa Susana. «Y la cruz de Kurutziaga, que parece conmemorar el triunfo sobre la herejía begarda de Alonso de Mella y sus seguidores».

En Elorrio recorrerás el casco histórico mientras surgen historias sobre la importante situación fronteriza de la villa, genialidad del paisaje, luchas de banderizos y la figura de Valentín de Berriotxoa. «Vemos la basílica de la Purísima Concepción, el ayuntamiento, el frontón, el Portal del Mediodía, palacios como los de Arespakotxaga, Iturri, Arriola, Urkizu... Y los cruceros de Santa Ana y Kurutziaga, las fuentes, Baños de Belerin, el molino viejo». A partir de ahí, caminarás veinte minutos hasta la necrópolis de Argiñeta.

«Siempre llaman la atención la historia de los herejes de Durango, la belleza de la Cruz de Kurutziaga, el retablo de San Valentín de Berriotxoa con sus extraños elementos orientalizantes como cabezas de elefantes y el romanticismo de Argiñeta».

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Con ella te acercarás al Conjunto Monumental de Abellaneda los días 11, 13, 19, 25 y 28 marzo y 2, 18 y 24 de abril –a las 11.00 horas–, para participar en una visita exterior gratis donde situar el origen de este enclave que acogió el parlamento encartado desde la Edad Media hasta el siglo XIX. También la evolución de los edificios y monumentos que lo componen. «La Casa de Juntas, la Casa del Corregidor, la Posada de los Junteros y la ermita del Ángel Custodio, además de la calzada real que unía meseta y costa», detalla.

La excursión acerca a este tesoro del patrimonio histórico ligado al auge económico y cultural, a su situación estratégica. Quienes acudan entenderán cómo el término 'Incartationes' derivará en el nombre de la comarca, y la imagen real, original, de la Casa de Juntas. La ruta se hace a través de la antigua calzada romana, que pasaría después a ser calzada real. Atravesaba elementos rurales donde destacan casas renacentistas y torres del siglo XVI, mientras el paisaje alegra los ojos. «Con un breve itinerario que ayuda a entender la importancia de Abellaneda como eje central de las Encartaciones».

Reservas 688894958 o www.enkarterrimuseoa.eus