Rocas extrañas del Antropoceno
Tunelboca (Getxo) ·
Tunelboca (Getxo) ·
Tunelboca es una playa de Getxo pero allí nadie va a bañarse. Nadie va a eso porque no hay arenas sino rocas, porque bajar es una aventura arriesgada, y porque el mar sacude con fuerza las orillas atormentadas por piedras de conglomerados singulares. Es una ... playa arruinada que reúne varias curiosidades: es un ejemplo perfecto del Antropoceno, con un valioso catálogo de sedimentos integrados en esas rocas extrañas, tiene un ocasional arroyo de agua dulce que crea cascadas y bellas pozas ante el mar, se eleva sobre ellas una peculiar muralla de verticales láminas del flysch y, en un rincón casi escondido, se descubre una puerta hacia el interior de la tierra que no es otra cosa que la salida a la luz de un túnel del saneamiento.
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Muchas curiosidades para resistirse a mirar, claro. La mayor parte de todo se ve desde el borde superior del acantilado, la más espectacular pide bajar por un senderillo, a menudo húmedo y resbaladizo, que desliza al borde del muro del flysch, más allá del faro de Punta Galea.
La playa está cubierta por una capa de hasta siete metros de masa cementada: un conglomerado de arenas negras, ladrillos y restos industriales que se solidificaron en una peculiar reacción química después de haberse arrojado al mar. Las gabarras de Altos Hornos de Vizcaya vaciaron frente a la costa, entre 1902 y 1966, sus tripas llenas de escorias de fundición, también de los sedimentos del dragado del canal de Deusto, hasta 25 millones de toneladas. El mar lo engulló todo pero se encargó de arrastrar buena parte hacia las playas de Arrigunaga, Tunelboca y Gorrondatxe y allí se solidificó creando lo que los geólogos han llamado 'beach-rocks'. La erosión y el tiempo han modificado y fracturado aquellos sedimentos, se eliminaron los de Arrigunaga, pero son evidentes e impactantes los de Tunelboca y Gorrondatxe.
Sí, a esos sedimentos de una era geológica moderna, nada que ver con los millones de años del flysch que configura los acantilados (Eoceno), los colocan en una era geológica nueva: el Antropoceno;, caracterizado por la alteración de los distintos ecosistemas del planeta por la acción humana. Aún no se han puesto de acuerdo los científicos si debe comenzar en el siglo XVIII, a partir de la revolución industrial, o antes, con el desarrollo de la agricultura.
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Pues sí, el Antropoceno está a la vista y sorprende pisarlo en Tunelboca. Y en el rincón escondido de esta playa que no es playa está el túnel de un desagüe histórico: allí salían las aguas sucias de Bilbao cuando se creó la primera red de saneamiento público de España. El túnel evacúa ahora, solo cuando llueve mucho, las aguas de lluvia que se filtran bajo tierra; sale de él entonces un arroyo de agua dulce que cae en cascaditas sobre las rocas cementadas del Antropoceno. Todavía se guardan en Getxo algunas casetas de ladrillo -los malacates- que ofrecían en su tiempo acceso al túnel del saneamiento. Sirvieron eficazmente de refugio antiaéreo en la Guerra Civil.
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