Un reino como dote para doña Urraca
Artajona (Navarra) ·
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Artajona (Navarra) ·
Artajona atrajo la atención de los canónigos de Toulouse, quienes la convirtieron en una fortificaciónPese al silencio de sus calles, si se presta la suficiente atención, en Artajona aún se puede escuchar el murmullo de los reyes, señores y clérigos que por allí pasearon. Aunque lo que más llama la atención de esta villa es su imponente muralla, entre ... sus piedras esconde una historia que contar. Acérquense a este laberinto de calles estrechas y empedradas para oír el relato de quienes por allí pasaron y disfrutar de una espectacular panorámica.
Situada en Navarra, este viaje por Artajona comienza en los inicios de la historia de la humanidad. El entorno de la villa estuvo poblado desde la Prehistoria -en la Edad de Bronce- y prueba de ello son sus dos dólmenes: el del Portillo de Enériz y el de Mina de Farangortea. En ambos se puede apreciar la cámara mortuoria y el corredor. Además, en el propio cerro en el que se posa el pueblo existió un pequeño núcleo habitado por romanos, cuyas construcciones subsistieron hasta el siglo XI.
Pero probablemente el momento de mayor grandeza para Artajona llegó en el siglo XII. El rey navarro García Ramírez constituyó en 1144 esta villa -junto a otras próximas- como dote de su segunda esposa doña Urraca, hija del rey de León Alfonso VII, el Emperador. Al morir el monarca de Navarra en 1150, ella se convirtió en soberana de los territorios, elevando a Artajona a la categoría de reino. Pero esta ascensión no duró mucho, puesto que ocho años después, Sancho VI, el Sabio, recuperó las villas para la Corona de Navarra.
Distancia a 190 kilómetros de Bilbao y a 133 de Vitoria. Visita www.rutasvivamus.com
Tras las pestes y crisis del siglo XIV, la población de Artajona se redujo considerablemente. Para evitar la desolación total y por los buenos servicios a la corona, Carlos III, el Noble la declaró 'Buena villa' -villa realenga- otorgándole múltiples favores. Pero un siglo después, Artajona pasó a ser una de las grandes damnificadas durante la Guerra Civil de Navarra. El pueblo se mostró partidario de los agramonteses -los navarros, por así decirlo-, pero terminó cayendo en manos de los beaumonteses -los franceses-.
Lo primero que verán al acercarse al lugar será una fortificación medieval que corona el cerro. Conocida como 'El Cerco' la construcción data de 1085 por petición de los canónigos de San Sernín, Toulouse -ya se darán cuenta de que el conjunto monumental destaca más por el estilo francés que el español-. El recinto contaba en su origen con 17 torres almenadas, de las que solo se conservan 9, y con tres portales: el de San Miguel, el de Remagua y el de Aizalde -este último se cerró-. En su día esta muralla defendió Artajona primero del ataque de los moros y después del de los castellanos. Y cuando perdió su uso defensivo, se aprovecharon algunas torres para construir parte de las casas.
La parte más alta del cerro la corona la iglesia fortaleza de San Saturnino del siglo XIII. Construida sobre las ruinas de un templo románico, sus robustos muros y contrafuertes, su paso de ronda sobre las bóvedas de la nave, el aljibe o pozo de agua, el calabozo y la elevada torre-campanario a modo de atalaya evidencian que formó parte de la defensa del conjunto.
Esta construcción de una única nave destaca por sus grandes dimensiones -ancha y de gran altura-, pero también por su portada. Grandes arquivoltas apuntadas sobre columnillas con capiteles vegetales introducen un dintel con la escena del martirio de San Saturnino. Y por encima de este un tímpano decorado con la figura del santo acompañado por la imagen de Felipe el Hermoso y Juana de Navarra -por coincidencia que parezca no se trata de Juana de Castilla y su marido-.
De las construcciones primitivas del interior de la muralla hoy no queda nada más allá de las mencionadas, pero pasear por las calles de Artajona -tanto dentro del cerco como por el arrabal- resulta más que agradable.
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