El punto G de los vascos

Félix llegó con una plomada de albañil y una gran tabla de contrachapado en la que había pegado un mapa cartográfico de la geografía vasca a escala 1:200.000. La silueta del territorio estaba recortada con exactitud en la tabla así que aquello era rígido y tenía la forma irregular de esta tierra. Félix me explicó que aquel mapa en tabla era lo que había usado para encontrar el centro del país de los vascos, el ombligo de esta tierra que nos acoge, el punto 'G' digamos, basándose en la idea de «baricentro», el método más utilizado para buscar los centros geográficos. Con este mismo método se había decidido, después de no pocas discusiones y de que al menos doce localidades se hubiesen atribuido serlo, que el centro del continente europeo está en Lituania, 25 kilómetros más al norte del monte Vilnius. Desde entonces, desde 1989, es el lugar más visitado de aquel país.

Félix me explicó y demostró el manejo del mapa en tabla: «Con esto se calcula el baricentro, que es el punto donde se encuentran las medianas de cada uno de los lados de un triángulo o el de esta tabla, que coincide con el 'centro de masa' o el centro de gravedad, si consideramos de modo genérico que tiene una densidad homogénea en todos los puntos. Y así sabemos cuál es el de nuestro mapa: está en la Sierra de Andia».

Irse a buscar el punto G es una bella excursión entre los bellísimos rasos salpicados de roquedos de la meseta gigante de la sierra. En medio de esta inmensa pradera, cerca de la cima agreste de Lezitza, se percibe una depresión, un rellano hundido entre bordes rocosos, a una altitud redonda e inolvidable si se sabe contar porque a 1234 metros está el círculo que marca nuestro centro, en la majada de Olibesario.

GPS en mano, estas son sus coordenadas:

UTM x:586.935 y: 4.748.458.

Geográficas: Latitud 42°52'54.63»N ó 42.8818427771 y Longitud 1°56'12.48»O ó -1.9367990736

Con ellas, en 2006, me fui a buscar el centro en un helicóptero y allí estaba, contrastado por un rebaño de ovejas al otro lado de las ondulaciones que dibuja la sierra en ese enclave peculiar.

El baricentro que encontramos en Andia es solo un punto en la geografía, pero todo un símbolo de este pequeño país de montañas. Ahora también recibe innumerables visitas y lo mejor es que además pilla de camino a la cima del Beriain, probablemente una de las montañas más bellas de Navarra y que avanza su proa sobre la comarca de Sakana. Es la altura señera de una sierra que hasta el siglo XIX pertenecía al rey y a la que cualquiera que tuviera morada en su reinado podía traer su ganado a pastar. En su cúspide descansa, documentada al menos desde el siglo XVII la ermita más alta de Navarra, dedicada a San Donato y San Cayetano.

Es bonito y divertido pensar que el punto G de los vascos está en una montaña prominente, en un rellano tranquilo donde la única compañía de los caminantes son ovejas y caballos que pastan sus hierbas.