Están en las lindes, en las actuales y en las antiguas. Sobre o al lado de la 'muga', en la frontera, nada de entre Pinto y Valdemoro, todo lo contrario, en un punto distinguible y muy preciso. Sobre un territorio que los acoge, frente a ... otro distinto al que llaman vecino. Aunque en algunos casos eso es así ahora, porque antiguamente eran habitantes de la tierra 'contraria', munícipes de la otra orilla, propiedad de aquellos y no de estos. Ya nos entienden.
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Bizkaia
«En el nombre de Dios, é en la su piedad, Padre é Hijo é Espiritu Santo. Yo Don Lope Conde de Haro é Señor de Vizcaya en uno con mi hijo Diego López facemos esta Carta á los pobladores de la Fenestrosa, también á los que han de venir, como á los que son, á todos sean paz é buenos tiempos». Estas palabras constituyen el arranque de la Carta-Puebla gracias a la que Lanestosa recibió el título de villa, exactamente el 6 de junio de 1287. El texto buscaba reglamentar las vías naturales de entrada desde Castilla hacia el mar a través del puerto de Los Tornos. Fundar una población junto al camino que unía las montañas de Burgos con el Cantábrico. Es decir, establecer un pueblo fronterizo que hasta entonces no existía.
Hablamos del municipio más pequeño de Bizkaia, con solo 1,31 kilómetros cuadrados, Chiquito, pero matón, por su antigua importancia estratégica. Situado dentro de un estrecho valle dominado por Sierra Lobera y la Peña del Moro, en Las Encartaciones, hace de frontera occidental para toda Euskal Herria y es una de las villas más antiguas de su provincia. Limita al norte con Ramales de la Victoria y al oeste con el Valle de Soba, ambos territorios cántabros.
En su casco urbano se distinguen aún elementos del Medievo. Por eso, acercarse es siempre una buena idea. Para admirar el paisaje, afrontar alguna de sus rutas senderistas, como la que cubre 9 kilómetros hasta la Peña de La Lobera. Y conocer la iglesia de San Pedro, que contempló cómo el emperador Carlos V pasaba por allí en su viaje desde Laredo a su retiro en el Monasterio de Yuste, en 1556. Observar la Plaza Balcón de Bizkaia, centro físico y social, sus casas de inspiración cántabra. O el Palacio Colina, que incluía biblioteca, circunstancia extraordinaria a finales del XIX especialmente en el campo, pues no demasiada gente sabía leer.
Álava
Perteneciente a la Cuadrilla de Laguardia-Rioja Alavesa, hace frontera con Navarra. En sus calles arde Judas cada Domingo de Pascua, para ahuyentar a los malos espíritus, dicen. Su patrimonio cultural bien vale una visita. Los edificios multiplican escudos, suman portadas con arcos de medio punto y añaden galerías con solanas. No olvides pasar por la iglesia de Santa María, levantada durante el siglo XVI y entre el XVII y XVIII, para admirar su retablo barroco y las pinturas de muros y bóvedas.
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Mira al sur sobre un pequeño cerro desde hace mucho. De hecho, es una de las localidades de la Rioja Alavesa documentadas desde hace más tiempo. Fue el conde Fernán González quien habló de ella ya por el año 939. Como marcaba separación de territorios, hubo que amurallarla para protegerla. Conserva aún restos de aquella muralla del siglo XV.
Cuando el visitante suba hacia la iglesia de Santa María, tras pasar por un trujal centenario, encontrará casas barrocas, la del Bachiller don Pedro de Ysla o las que construyeron los López de Aberásturi y los Sáenz de Laguardia, por ejemplo. Con andar preciso, atento a cada piedra, ha de recordar que allí nacieron dos célebres inquisidores, Agustín Barón de Lazcano y José García de Jalón, así que la devoción católica enraizaba bien en la zona. Ya en el templo, debe poner atención al retablo churrigueresco del XVIII con talla gótica de la Virgen. Su tono dorado lo aportan nada menos que 55.000 panes de oro.
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La Rioja
Cuentan que los primitivos pastores que por allí se movían abandonaban montones de cenizas en sus hogueras, justo a orillas del río Ebro, de ahí su nombre. Lo que sucedió seguro es que, hasta el año 740, estuvo ocupada por los árabes. Más tarde, hasta 1636, fue aldea de Nájera, año en el que se constituyó como villa independiente con derecho (y esto es muy llamativo), «a horca y picota». Ahora forma parte de la comarca de Logroño, se extiende sobre 31,8 kilómetros cuadrados y está localizada en el curso bajo del río Najerilla, rodeada de huertas y sotos.
Allá por la primera Guerra Carlista, medio centenar de lugareños liberales defendieron durante 26 horas la torre de la iglesia frente a las tropas de Zumalacárregui. Consiguieron que el general del ejército carlista volviera a cruzar el Ebro buscando otros objetivos en tierras del norte. Lo certifica una estatua, la de la Libertad, erigida para recordar la gesta de 1834.
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En sus extensiones eligieron hogar bodegas como las de Berberana, Marqués de Cáceres o Bodegas Riojanas, entre otras. El turista puede acudir a conocer la iglesia parroquial de San Martín, finalizada a mediados del siglo XVI, o la ermita Virgen del Valle. E imbuirse de su ambiente entre casonas blasonadas del XVIII y la Casa de las Monjas. Disfrutar así de retiro y buenos caldos.
Navarra
Es el único caso documentado de villa amurallada altonavarra que conserva parte de su muralla. Quedan en pie algunos lienzos y torreones, aprovechados para casas y otros edificios. Mantiene, además, su núcleo medieval sin excesivas modificaciones. Enclavado en la zona media occidental de la provincia, dentro de la Merindad de Estella, en tierras del alto Ega, marca frontera con Álava. Sorprende su entorno natural, un territorio compuesto, en su mayoría, por rocas calizas y calcarenitas del cretácico superior. Además, de las 1.650 hectáreas que le dan forma, 1.300 son de monte con predominio de encina carrasca.
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En el año 1278, durante el reinado de Juana I de Navarra, los habitantes de la entonces Eztuyniga asumieron como señores a los Reyes de Navarra. Fue reconocida como villa con cualidad perpetua de realengo y fuero, lo que estableció, por ejemplo, que alcaldes y merinos debían ser naturales de la localidad. La vida siguió y, en 1484, le fue otorgado el título de ¡Buena villa¡ con asiento en cortes. En 1514, Fernando el Católico confirmaba los privilegios.
Visita la iglesia de Santa María (XVI) de estilo gótico renacentista. El paisaje protegido de las huertas, que data del siglo XVII y es el único de la provincia donde todavía permanecen las huertas en su estado original. Y aprovecha la Vía Verde del Ferrocarril Vasco-Navarro, que cubre un total de 76 kilómetros entre Estella y Arlabán. Por supuesto, no hace falta hacerlos todos. Zúñiga cuenta con la parte más montañosa y salvaje. Se accede al desfiladero atravesando el monte gracias a un largo túnel de 1.400 metros. Obviamente, impresiona. Y se divisa el paisaje espectacular que aparece al cruzar el río Ega sobre el viaducto, monumento artístico que atesora nueve arcos sobre 30 metros de altura. Hazlo en bicicleta o caminando, tú eliges.
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