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Este tramo del litoral mediterráneo es mágico. Quien lo conoce sueña con volver. Y es lo que muchos harán, a la espera de que la situación que muestra el mapa actual de casos covid mejore –Girona está marcada con el rojo más intenso–. Debemos tener ... en cuenta que la gran mayoría de las playas de la Costa Brava son de reducidas dimensiones, por lo que en julio y agosto estos arenales suelen tener una ocupación alta. Toma apuntes para un futuro viaje y si ya conoces nuestras propuestas, disfruta con el recuerdo de su olor a mar y a pinares.
La imagen invita a un chapuzón. Aguas cristalinas bañan esta playa familiar de arena fina, con una longitud de medio kilómetro. Estamos a las puertas del Parque Natural del Cap de Creus, en el primer arenal fuera de sus límites meridionales. Llegamos andando desde el centro de Roses en un paseo de unos 45 minutos por un tramo del Camino Ronda que bordea gran parte del litoral de la Costa Brava. Si tu opción es el coche, son 5 kilómetros en los que solo tienes que seguir la carretera que pasa por delante del puerto y el faro de Roses hasta encontrar el aparcamiento.
Se trata de una de las playas más bonitas del municipio. El nombre de l'Almadrava –aunque también es conocida como Canyelles Grosses– tiene su origen en la antigua técnica que se utilizó en Roses hasta mediados del siglo XX para capturar atunes y que al parecer se remonta al siglo XVI. Protegida de la tramontana, dispone de servicio socorristas, baños, duchas, alquiler de embarcaciones de recreo y tumbonas, bares y restaurantes. ¡Ah! Y se pueden ver pececitos, así que los niños no deben olvidarse sus gafas de bucear.
Playa del Muelle griego. Sí, sí, es cierto. Su denominación no es un recurso turístico para atraer visitantes. Como una gran ballena varada, desde hace dos mil años se adentra en el mar. Ahora solo nos queda una parte de él pero debió ser imponente este muelle del puerto de las antiguas ciudades griega y romana de Empúries. Puedes llegar caminando por el paseo peatonal –de unos 5 kilómetros– que une L'Escala y San Martí d'Empuries. Pasarás junto un yacimiento arqueológico único en la Península Ibérica; aquí conviven los restos de una ciudad griega con los de una ciudad romana.
El camino discurre entre pinos y encontrarás zonas de picnic y de juegos para los niños. Playa de 400 metros de arena fina, cuenta con puesto de socorristas, baños, duchas, alquiler de tumbonas, alquiler de embarcaciones de recreo, bar. Un consejo, si puedes, acércate a Sant Martí d'Empuries, aunque pequeñito, este pueblo medieval nos pareció encantador.
Aiguablava, Sa Riera, Illa Roja... todas las playas de Bergur resultan atractivas. Las curvas del terreno escarpado por el que tendrás que conducir tienen su recompensa. Hemos elegido Sa Tuna, pequeña cala de 80 metros de largo por 25 de ancho, en este caso no de arena sino de piedra. Un lugar de postal, con sus casas blancas de contraventanas y puertas de colores. En verano sus bares y restaurantes rebosan vida por lo que aparcar puede resultar complicado. Existe un parking de pago. Y en cuanto a sus servicios, dispone de duchas.
Por el sur se encuentra protegida por la Punta d'Es Plom. Si tomamos el Camino de Ronda en esa dirección (a unos 400 metros) llegaremos hasta cala S'Eixugador, conocida por los aficionados al esnórquel debido a su rico fondo marino. Si tomamos el Camino dirección el norte, en diez minutos –que reflejan toda la esencia de la Costa Brava– llegaremos hasta Aiguafreda. Realmente esta no es una playa como tal, más bien se trata de un muelle y zona de rocas, pero tiene su aquel. Aquí te podemos recomendar el restaurante Sa Rascassa, donde preparan unos arroces deliciosos.
El peñón de Sa Cobertera, desde donde está tomada la fotografía, ofrece unas vistas fabulosas del arenal. En este promontorio se encuentra el yacimiento del poblado ibérico de Castell, habitado entre el siglo VI a.C y el siglo I d.C. (época romana) y declarado Bien Cultural de Interés Nacional. Pero eso no es todo, nuestra playa forma parte del espacio de interés natural de Castell-Cap Roig.
Dispone de numerosos servicios: como baños, socorrismo, rampas y pasarelas de acceso para personas con movilidad reducida, alquiler de kayaks, tumbonas y sombrillas, así como un bar. Son 300 metros por 50 de ancho de arena gruesa rodeada de pinares. La mayoría de sus visitantes acceden en coche. Cuenta con un amplio aparcamiento a poca distancia. ¡Ojo, de pago durante el verano! Pero nosotros partíamos de Palafrugell y optamos por la bicicleta, así que tomamos la agradable Vía Verde de la Ruta del Tren Petit.
Hemos reservado para el final la que dicen mejor playa de Cataluña y la sexta de toda Europa. Un arenal casi virgen al que no podrás acceder con tu vehículo; todo lo más que te podrás acercar en coche es hasta la ermita de Santa Cristina. Desde allí, hay que caminar unos 200 metros por un sendero de tierra. También puedes llegar desde Lloret de Mar dando un paseo de unos dos kilómetros. Te enconarás con los Jardines de Santa Catalina, que bien merecen una visita.
Pero centrémonos en Sa Boadella. Normalmente no tiene los niveles altos de ocupación de los otros arenales del municipio, es bastante más tranquila. Por cierto, hasta no hace mucho era una playa nudista. De unos 250 metros de largo (en algunos puntos alcanza los 40 de ancho), con aguas turquesas y cristalinas, su arena es gruesa y luce bandera azul. La roca Sa Roca Des Mig la separa en dos calas. Tiene puesto de Cruz Roja y socorristas, duchas, baños y chiringuito para tomar refrescos o una comida ligera.
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