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Era cuestión de tiempo. Por segundo año consecutivo, las carabelas portuguesas han regresado a las playas vizcaínas y aspiran a convertirse de nuevo en las grandes protagonistas del verano. Las fuertes corrientes motivadas por el temporal de los últimos días han arrastrado a esta especie ... hasta nuestra costas después de que el pasado fin de semana ya aparecieran en Gipuzkoa.
Estos últimos días se han detectado avistamientos testimoniales en arenales en Laga y La Salvaje, que obligaron a izar la bandera amarilla. El martes en Arigorri, en Ondarroa, se registró una picadura leve por la presencia de este animal. Este jueves por la mañana ha vuelto a saltar la alarma después de que la página web de Diputación avisara de la presencia de este espécimen en la playa de San Antonio, en Sukarrieta. Sin embargo, se debe a un error informático y el baño puede realizarse con normalidad, según han aclarado portavoces forales.
El protocolo indica que en el caso de que se avisten, el cuerpo de socorrismo debe avisar a los bañistas por megafonía y colocar tanto la bandera amarilla como la que alerta de la existencia de medusas. En el caso de que se detecten más de cinco animales o se registre una picadura, la señal de precaución será roja.
Con la excepción del pasado verano, hacía años que la carabela portuguesa no visitaba las playas vizcaínas. Sin embargo, su desembarco en 2008 no dejó indiferente a nadie al alcanzar dimensiones de plaga, con decenas de decenas de picaduras a todo lo largo de la costa cantábrica. Este año, de todos modos, no ha trascendido que se haya registrado ningún picotazo.
Los expertos coinciden en destacar las molestias derivadas de un encuentro con esta especie. Es crucial, dicen, mantener la calma y, nada más sentir el picotazo, alejarse del lugar y salir del agua. La mejor solución es acercarse al personal de socorro para que valoren la herida. A continuación, hay que retirar los tentáculos que hayan podido quedar incrustados o pegados a la piel, y hacerlo con pinzas o guantes es la opción más higiénica. En caso de no tener a mano ese material, se puede utilizar alguna prenda de vestir.
Si una carabela nos pica, debemos tener muy presente que no hay que frotar la zona, ya que podría extender los restos del animal y provocar una quemazón mayor. Se recomienda protegerse bien las manos y extraer los restos con una toalla gruesa. Después, debemos inmovilizar la zona afectada y aplicar compresas frías.
Debemos limpiar la piel con agua salada y nunca con agua dulce. Después, con el fin de neutralizar el veneno, hay que rociar la zona afectada con abundante alcohol y vinagre, y aplicar cuatro veces al día durante una semana una crema especial de venta en farmacias o espuma de hidrocortisona al 1%. Si el picotazo es fuerte, es posible que ocasione fiebre y vómitos. Incluso se han reportado casos de muerte entre personas con defensas muy bajas o problemas cardiovasculares.
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