La planta tóxica que no tiene dos flores iguales

Conocida como 'fraile boca abajo', 'pajarillos', 'farolillos', 'capa del rey' o 'escuernacabras', la aguileña vive en los claros y los márgenes de las manchas arboladas, especialmente si se trata de robles, castaños o hayas. También gusta de echar raíces en prados o a la vera de riachuelos, siempre que se ubiquen a no más de 2.000 metros de altura. Lo suyo son los entornos frescos y húmedos. Además de en la Península, es nativa de zonas templadas tanto del resto de Europa como de Asia.

Pájaros y flores

• Dónde Zonas templadas de Europa y Asia

• Tamaño Alcanza los 1,2 metros de alto

• Floración Marzo a julio

Lo más llamativo de esta planta son sus flores. Se dice que no hay dos iguales, pero casi todas tienen cinco pétalos de forma cónica y abiertos que terminan en una especie de espolón curvado que recuerda a las garras de un águila (de ahí su nombre). Con un tallo fino y velloso que puede alcanzar los 80 centímetros de largo, y hojas de color verde muy oscuro, esta especie florece de marzo a julio

Tóxica por su contenido en alcaloides, si se consume por accidente causa, al principio, agitación y hormigueo en la boca y en la piel. Luego el pulso se torna débil, llega la descoordinación, las convulsiones y, finalmente, la muerte si no se actúa. Si se sospecha de ingesta, lo más recomendable es provocar el vómito y acudir lo antes posible a un médico. Aunque en la actualidad su uso se reduce al meramente ornamental -es relativamente fácil transplantarla a un jardín- sus semillas se utilizaron en la antigüedad para hacer perfumes que se decían afrodisiacos, una práctica con raíces en la mitología europea. En ella se le atribuyen propiedades que la hacían ingrediente principal de los hechizos de amor y también se utilizaba para hacer amuletos mágicos.