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Maitane Hernández
Al abrigo de la cascada de Aguaque
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Al abrigo de la cascada de Aguaque

Una ruta breve en el cuadrante suroccidental alavés acerca hasta la caída de agua entre el rumor del río Sabando

Martes, 12 de noviembre 2024, 00:44

Despliega su melena acuosa sobre el río Sabando, afluente del río Ega, en la Montaña Alavesa. Como muchas mujeres, en verano suele reducirla para sentirse más fresquita, pero en época de lluvias el húmedo pelo crece y se desparrama por la espalda de piedra, suelto, libre ya de colas de caballo, de gomas y recogidos, hacia una poza que engorda gracias a ese caudal.

La ruta de la Cascada de Aguaque (2,1 km) arranca en Antoñana en dirección noroeste para enseguida elegir la calle de Las Eras de Arriba. Queda así la iglesia detrás, a nuestra espalda, antes de seguir por la carretera que lleva a Sabando y al molino de Oteo. Menos de un kilómetro después el caminante deberá elegir un sendero en el lado derecho, es sencillo, espera señalado con una baliza BTT (ruta 2) que manda hacia la cascada.

Rosales silvestres, quejigos, escaramujos, enebros y espinos alegrarán la marcha con sus hojas y sus tallos; después llegará el turno para el bosque de hayas. En un cruce próximo, ve hacia la derecha, paralelamente a un canal abierto que lleva agua a las huertas del municipio. Por el estrecho sendero. Hasta las rocas calizas donde observarás caer al Sabando.

El senderistacruzará el río, entre las rocas, para admirar el salto de agua y buscar los detalles en el bosque de ribera formado por fresnos, alisos, olmos y sauces. Entre los vecinos habituales de la zona, aunque no los veas porque les incomoda la presencia humana, el visón europeo, la nutria y la loina... o la madrilla, numerosos fringílidos como el pinzón vulgar, el verderón común, el jilguero, el pardillo y el verdecillo. Resumiendo, mucha vida presente en el entorno, circunstancia que sin duda habla a su favor, pues nadie habita terrenos inhóspitos (o casi). Cuentas, además, con zona de esparcimiento en la margen derecha, por si decides llevar bocadillo.

La vuelta puedes emprenderla por la misma ruta o siguiendo el curso del río, por un sendero en la ribera izquierda para disfrutar pozas y saltos de agua. Tras un kilómetro, en la pista parcelaria entre Antoñana y Oteo valen la pena las visitas de los montes de Izki.

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