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Jóvenes disfrutan de una merienda y del buen tiempo en las campas de Armentia.
Jóvenes disfrutan de una merienda y del buen tiempo en las campas de Armentia. Jesús Andrade
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De pícnic y, para bajarlo, de paseo

Emulamos la costumbre inglesa y partimos al campo para extender el mantel, colocar la vajilla y disfrutar comiendo

Jueves, 22 de junio 2023, 18:21

Por fin ha llegado la época en la que el sol se cuela por las rendijas de la persiana antes de que la subas para saludarle, meses que invitan a aprovechar la luz. Nos apuntamos a una costumbre muy inglesa y vamos de pícnic, o si prefieres euskaldunizarlo, de hamaiketako. Preparamos la mesa para trasladarla al campo, donde extender las delicias gastronómicas. Ayudados por dos guías, el periodista ambiental y geógrafo, César-Javier Palacios, y el escritor y ornitólogo, Antonio Sandaval. De la mano de su libro 'De pícnic por España' (Geoplaneta), que incluye más de cien propuestas.

«Pocos placeres gastronómicos se pueden comparar con el maridaje que entre paisajes mejor conservados y cata de sus frutos. La combinación de panorámicas y sonidos naturales y tradicionales con el gusto de lo nacido en esos campos, riberas, cumbres y costas. La celebración de una comida campestre, con la familia o los amigos, disfrutando de productos de proximidad, antes y después de conocer emblemáticos rincones. A eso llamamos ir de pícnic», explican.

Bermeo, Bizkaia

Área de Lurgorri

Paseo frente a San Juan de Gaztelugatxe para abrir el apetito. Mireya López

Las vistas a San Juan de Gaztelugatxe son el principal atractivo. Llegarás al área desde Bakio y Bermeo, por la BI-3101. Para contemplar los 241 peldaños que ascienden hasta el templo por su serpenteante escalera. E imaginar que, quienes coronen el islote, buscarán la suerte pisando la huella que, cuentan, dejó allí San Juan Bautista.

¿De menú, qué puedes llevar? Bonito o marmitako, cocochas de merluza si te pones fino, ¿bacalao? Pimientos fritos de Gernika, embutidos de Karrantza, conservas de Arroyabe, Serrats o Zallo. Para caminar, un paseo lleva a los dos faros de Matxitxako, el nuevo y el viejo, situados en el punto más septentrional de la provincia. El más antiguo se levantó en 1852 y ahora sirve de observatorio de cetáceos y aves; el moderno nació en 1909. Si queda tiempo, puedes acercarte a Bermeo y visitar el Museo del Pescador que aguarda en la Torre Ercilla. Muestra esbeltez desde el siglo XVI y fue declarado monumento nacional.

Abadiño, Bizkaia

Área de Aldazitala

Camino del Parque Natural de Urkiola donde se encuentra el área de Aldazitala. Ane Osoro

Empezamos llenando el cesto para el pícnic. Desde el libro animan a adquirir espárragos, cocinar revuelto de setas con huevos de caserío o piperrada con productos de la huerta. Chipirones en su tinta o txangurro, refrigerado, eso sí, si te animas a subir el nivel. Colocarás los platos entre los árboles de un bosque.

«Los hayedos de las montañas del Parque de Urkiola fueron muy explotados en el pasado. Aunque se conservan allí algunas viejas hayas trasmochas, en su día destinadas a la producción de carbón vegetal, la mayoría tienen menos de cien años. Algunos de los más extensos se encuentran en Saibi o en Urkiolagirre. Precisamente, junto al área hay trasmochas. Cuando camines entre ellas, recuerda que su madera constituyó, hasta mediados del siglo XX, una importante fuente de riqueza para los carboneros», comentan los escritores.

Ya que hablamos de andar, podrás hacerlo si te acercas hasta el aparcamiento superior del santuario de Urkiola y sigues hacia la cumbre de Urkiolagirre, las campas de Asuntze o la ferruginosa fuente de Pol Pol. Además, si lo prefieres, junto al templo existe otra área recreativa. Aunque mejor aprovecha para conocer Abadiño: la Casa de Astola, el conjunto Juradero de Gerediaga o las torres de Abadiño y Muntsaratz.

Korres, Álava

Área del Parque Natural Izki

Preparación del fuego en el área recreativa del Parque Natural de Izki. Igor Martín

Uno de los asuntos destacables de esta elección es que se encuentra junto al roble melojo más extenso de Europa. «Limita su distribución a España, Portugal, sur de Francia y Marruecos. Estas 3.500 hectáreas son hogar de una rica fauna forestal, que incluye desde el gato montés o el corzo a varias especies de pájaros carpinteros, entre las que destaca el elusivo pico mediano», explican.

En el pueblo, no solo espera el área recreativa, junto a la ermita de la Virgen de la Peña, sino un centro de interpretación de este parque repleto de masas forestales, cortados rocosos y humedales. Si quieres caminar hay varias sendas. Una de las mejores parte de Korres y sigue hasta Bujanda, recorriendo el estrecho cañón excavado por el río Izki. Un total de 3,5 kilómetros, más otros tantos de regreso. Sencillos.

Tras el deporte, la calma pide dar gusto al estómago y, ya que tratamos de fomentar productos locales, pensamos en tortilla cocinada con patatas de Gorbea, cebollas de la huerta y huevos de caserío. De postre, un poco de Idiazabal Atxeta es lo que proponen los autores. Recuerda dar una vuelta por el pueblo de estructura medieval que conserva parte de murallas y del castillo.

Vitoria, Álava

Área de Arkaute

Balsa de Arkaute. Lucía Ortigosa

Los escritores no dudan en definir esta boscosa infraestructura verde como «uno de los más sobresalientes ejemplos mundiales de integración de la conservación de la naturaleza en las estrategias de desarrollo urbano». El extremo sur del humedal de Salburua alberga el área de Arkaute, «un rincón ideal para hacer un alto en el camino», aseguran. Junto a la carretera N-104, cuenta con aparcamiento.

Para comer definen como imbatible «el revuelto de perretxikos, considerado por muchos como la angula del monte». Las pencas de acelgas rellenas y el sofrito de habas con jamón y chorizo. De postre, no lo dudan: goxua. Para bajar todo lo ingerido la ruta más completa dura cuatro kilómetros. Parte del centro de interpretación de Ataria y obedece las indicaciones de la vuelta al anillo verde, rumbo al río Zadorra. Lo cruza y toma la pista izquierda para atravesar la laguna de Larregana. Rodearás la balsa de Arkaute, para desviarte hacia el observatorio de aves, si quieres, y regresar al punto de partida.

«La guinda del paisaje es la manada de ciervos que viven allí. Se introdujeron para controlar la vegetación que rodea la laguna. En otoño, durante la berrea, los machos braman y luchan contra otros mientras las hembras permanecen atentas. Los cervatillos nacen en primavera y permanecen unos cinco meses junto a sus madres», explican.

Vitoria

Área de Armentia

Nos quedamos en el anillo verde, aunque este área no aparezca en la publicación. Porque es cómodo llegar allí y porque muy cerca de la ciudad sentirás la naturaleza colmar el entorno. Porque allí desconectas de la urbe y eso buscan estas líneas. La opción aguarda al abrigo de la basílica de San Prudencio, una de las construcciones románicas más apreciadas del territorio alavés. Antiguo centro espiritual del Medievo y origen de San Prudencio de Armentia, obispo de Tarazona y árbitro de paz en Osma, el pórtico es precioso.

Comida para servir ya te hemos sugerido hace unas líneas. Queda solo disfrutar de las campas y del parque de Armentia, con más de cien hectáreas de bosque, de arces, serbales y cipreses. También se puede realizar una ruta circular de 4,5 kilómetros que recorre el interior del bosque. Arranca en la entrada del parque, justo al sur del núcleo urbano.

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