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Los pasillos de la tierra

Los pasillos de la tierra

El verano es un buen momento para iniciarse en la espeleología. Cuatro propuestas guiadas acercana las cuevas de nuestro entorno

Viernes, 14 de julio 2023, 00:37

Las entrañas de la tierra se abren en canal, muestran sus salones y corredores a invitados dispuestos a tratarlos con respeto. Permiten el paso a huéspedes poco invasivos que no hagan lamentar haberse postulado como anfitrionas. Piden buenas formas a los visitantes noveles y, a cambio, enseñan sus maravillas subterráneas. Enviamos la tarjeta del convite de su parte. Destinatarios: aspirantes a espeleólogos sin experiencia. Remitente: el planeta.

Gizaburuaga (Gipuzkoa)

Cueva de Oibar

Podrás ir en familia, en busca de tesoros subterráneos, siempre que los críos hayan cumplido 8 años. «La cueva de Oibar es una de las mejores tomas de contacto con el mundo de la espeleología», confirma Julen desde Leaktibai (https://www.leaktibai.eus). Así que coge a los niños y deja al perro, durante tres horas te convertirás en versado espeleólogo (vale, en uno del montón). «Actividad apta para todos los públicos, tiene destrepes con cuerda, gateras y, para finalizar, un río subterráneo, guinda del pastel», añade.

Por supuesto, vais acompañados de un experto guía titulado. «Quedaremos en el pueblo de Gizaburuaga, desde donde desplazarse en coche dos minutos para comenzar la aventura», explica. Recuerda llevar ropa de recambio y zapatillas deportivas para el descenso, del resto del mate rial se encargan ellos, más cómodo imposible. «Nuestro equipo dará información sobre las claves y adaptará el itinerario a las habilidades de los participantes. Así conocerán la magia que se halla en el interior de nuestras grutas, pudiendo contemplar distintas y originales formaciones», aclara. La idea es ir relajado, adentrarse en la cavidad mientras te explican lo que tienes a la vista, disfrutando del deporte y aprendiendo mientras lo haces.

Opakua (Araba)

Cueva de Iguaran

Iguaran, donde se atraviesan galerías, gateras y pasos estrechos. Inguru Abentura

Lo atractivo de la propuesta es que se adentra en las mágicas profundidades del Bosque de Legaire. Primero das un bonito paseo por las campas de idéntico nombre. Allí aguardan menhires y monumentos megalíticos que dejarán boquiabierta a la chavalería. Un amplio hayedo conecta la zona calcárea, accederás a la boca de entrada. «Una vez traspasada su gatera, descenderemos a la galería principal, donde las formaciones dejan entrever la belleza que se esconde en su interior. Pronto un pequeño río surge de entre las rocas, conduciendo a los niveles inferiores», comentan desde Inguru Abentura (www.inguruabentura.com). No niegues que sientes curiosidad ya, nosotros mucha.

Habrá que atravesar una galería lateral, gateras y pasos estrechos. También pequeñas trepadas hasta una sala donde quedarse pasmado. «Un pequeño grupo de formaciones muy peculiares espera para ser admiradas», añaden. La idea es mantener aquello como lo encuentras, en un ambiente que ha favorecido su desarrollo, donde priman silencio y oscuridad. Así que calladitos, las exclamaciones por dentro, tampoco hace falta abrir siempre la boca para sorprenderse.

La actividad completa suma de unas 3 a 4 horas. Los peques necesitan tener 10 años para poder apuntarse. «La espeleología es una práctica deportiva habitual, cada vez son más las personas intrépidas que se adentran en cuevas en busca de experiencias nuevas en un entorno único, natural, mágico y desconocido. Si sientes curiosidad por saber qué esconden, qué secretos albergan esos lugares oscuros llenos de leyendas sobre seres mitológicos, tienes alma de espeleólogo. Mostraremos los mejor guardados, formaciones rocosas y calcáreas, cómo y por qué se formaron sus galerías…», listan.

Recomendaciones de quienes organizan la actividad: ropa cómoda, mejor pantalón largo, y calzado de montaña. Pequeño almuerzo, litro y medio de agua por persona, crema y gafas de sol. Si la claustrofobia te respeta, disponte a completar pequeñas escaladas, a agacharte y levantarte, sortear pasillos de roca… «Si te atreves a descubrir nuevos mundos sin necesidad de tomar un avión esta es la actividad que necesitas», animan.

Urdaibai Bizkaia)

Cuevas de Urdaibai

En Urdaibai no solo habrá que gatear, también reptar. Urdaibai Kiroleroak

En este caso, nos quedamos en la reserva de la Biosfera. Con una actividad adecuada al nivel de cada grupo. A la carta, casi. Por diferentes grutas de la zona, de ahí que se pueda amoldar el asunto a tus necesidades. Estamos bastante acostumbrados a contemplar este magnífico entorno 'por fuera', ahora se tratará de hacerlo 'por dentro'. En el exterior nadie duda de su belleza, aquí proponen comprobar si sus tripas son tan sobrecogedoras como su piel.

La idea es partir desde la playa de Laidatzu para pasar unas 3 horas aproximadas. Eso sí, advierten de que hace falta haber experimentado antes una aventura de espeleología o estar habituado al deporte, por lo menos. Salvando este escollo, ¿quién puede ir para superar los que se crucen durante el desarrollo de la aventura?: parejas, familias, cuadrillas... todo tipo de grupos. En caso de ir con niños, es imprescindible que tengan al menos 12 años, pero mejor consulta antes de reservar nada, con el objeto de corroborar que no hay problema o concretar las opciones disponibles. «El precio incluye la compañía de monitores titulados, el material necesario y el traslado en furgoneta desde el punto de encuentro», especifican desde Urdaibai Kiroleroak (https://urdaibaikiroleroak.com). El vehículo deja a una media hora de la cueva, así que primero toca leve paseo, para hacer hambre de peripecia.

(Cantabria)

Cueva Fresca y Cueva Coventosa

Empezamos, en este caso, por un nivel medio de dificultad, el de La Sala Rabelais, una de las más grandes de Europa. Allí todo se presenta digamos que… a lo grande. De hecho, cuenta con algunas formaciones únicas como una gran estalagmita de 15 metros de altura, hazte a la idea de su verticalidad. «Se realizan varios pasamanos, algún rapel, algún laminador», cuentan desde Nor 3 (https://nor3.com). Dejamos para después el redoble de tambores… el Paso de la Araña, que tiene nombre desagradable para quienes no soportan a estos bichos, pero se trata de un impresionante paso técnico con ascenso por cuerda, pasamanos y rapel espléndido.

Hasta la cueva se llega tras una media hora de subida por empinado sendero, quedas avisado, a través de un precioso encinar cantábrico. Necesaria: algo de experiencia previa y un mínimo de forma física, porque serán 5 horas de movimiento. Si has dicho eso de «¡Jooo, yo también quiero!» al enterarte de que, por novel, no entras en el grupo de los elegidos anteriores, puedes optar por la Cueva Coventosa, situada en Arredondo, donde espera la Sala de los fantasmas (sonar, de momento, suena bien). «Es una de las joyas del alto Asón», transmiten, así que te guardas ya la queja. Durante millones de años la cavidad ha protegido galerías con grandes formaciones, paredes y techos decorados por multitud de estalagmitas y estalactitas.

«Hay columnas de hasta 40 metros, se puede hacer un rapel sencillo de 12 metros y ascender con ayuda de cuerda de nudos y con escala», narran para abrir boca. Llegarás en quince 15 por sendero cómodo para andar. Sumarás unas 3 horas aproximadamente. Y como no hace falta experiencia previa, ¡ve sin complejos ni miedos!

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