Idiazabal, La Llanada, Mungia, Yesa... Paseos por amor al arte románico

Las iglesias pintadas de la Llanada son el destino de esta excursión guiada a Gazeo, Alaiza, Añua y Arbulo. El recorrido permite visitar algunos de los templos más espectaculares del Medievo alavés. La ruta se hace en dos bloques horarios, de 11.00 a 12.30 y de 13.00 a 14.30 horas. Los templos iglesias de Gazeo y Alaiza se ven los sábados y los domingos; los de Añua y Arbulo solo los sábados, advierten los organizadores.

La ruta empieza admirando las pinturas de la iglesia de San Martín de Tours de Gazeo, «obra sin parangón en el País Vasco por la expresividad de sus policromías», aseguran. Después toca conocer uno de los trabajos más enigmáticos de la Edad Media, en la iglesia de Nuestra Señora de la Asunción, de Alaiza, que conserva curiosas pinturas bélicas hechas a base de siluetas de almagre cuyo significado aún no ha podido ser desentrañado. Misterio servido, entonces. En Añua y Arbulo aguardan dos ejemplos de gran interés que complementan la visita anterior, en los que vuelven a aparecer enigmáticas pinturas al estilo de Alaiza.

Además, si alguien se queda con ganas de más, los domingos hay vista con guía por Agurain para admirar la ermita románica de San Martín y las iglesias de Santa María y San Juan. «También se recorren las murallas y las calles blasonadas de esta preciosa villa», especifican.

Información 945302931. turismo.alavamedieval.com

Una penetración tardía del románico en el norte del País Vasco, la construcción de templos de madera o la existencia de iglesias románicas sobre las que se reedificó después podrían ser las claves de la escasa presencia de este estilo en Bizkaia. Lo poco que hay es mejor buscarlo en forma de ermita y la de San Miguel, en Zumetxaga (Mungia), es la protagonista. En lo alto de una colina, se funde con el bosque. Algunos marcan su origen en influencias celtas y alavesas. Modesto edificio del románico tardío vasco con portada meridional de arquivoltas planas y apuntadas, la cabecera se abre en arco triunfal apuntado sobre columnas con capiteles vegetales. Lo mejor espera en la ventana del ábside. En el exterior verás dos arquivoltas y cuatro columnas, fustes tallados a la manera alavesa y cuatro capiteles con elementos humanos y animales.

La austera San Pelayo (XII-XIII), en Bakio, interesa por la portada occidental, con arquivoltas de medio punto y guardapolvos con bolas. Los capiteles lucen esquemática decoración vegetal. En San Salvador de Fruiz, el románico se aprecia en la portada sur, con tres arquivoltas agudas, la central con hojas de acanto. Revisa la cabeza barbuda en la clave. Un par de capiteles son vegetales, los otros historiados. El de la izquierda podría representar un oficio religioso; el de la derecha otorga fama al templo con la mujer que detiene a dos caballeros a punto de comenzar el combate.

El románico guipuzcoano es también escaso. Un ejemplo se encuentra en los ventanales de la cabecera de Santa Eulalia de Bedoña, cuyos capiteles representan animales y el pecado de la lujuria. Además, varias portadas contienen restos. La de Ormaiztegi, de cronología gótica, lidera la lista de la tradición románica en la provincia. Nacida, creen, avanzado el XIII, despliega arquivoltas de medio punto que forman una bocina casi continua.

El acceso al cementerio de Aretxabaleta tiene una puerta de cuatro arquivoltas lisas algo apuntadas. La pieza románica empleada como parte de la espadaña podría tratarse de una credencia de doble nicho y parteluz central, que tiene capitel de hojas de acanto. La portada de San Miguel (Idiazabal) es simple, de arquivoltas apuntadas. Dentro hay una pila bautismal prerrománica, la más antigua de Gipuzkoa.

La de Abaltzisketa regresa a la austeridad, decora en zigzag con puntas de diamante y ajedrezado. La de Ezkioga transita entre el románico y el gótico con arquivoltas de perfil apuntado, baquetones y escocias con bezantes. Hay puntas de diamante en el guardapolvos y jambas baquetonadas transformadas en columnillas con capitel vegetal. La que accede a una de las capillas en Santa María de Tolosa es una de las más cistercienses de la provincia. Observa en uno de sus capiteles la Paz de Dios, que pretendía moderar o prohibir combates en algunas circunstancias.

Provincia reina del románico castellano, escogemos la ruta de los Altos y Valle de Valdivielso. Los primeros siguieron la escuela de Sedano, nacida de la influencia del segundo Maestro de Silos, arte de calidad, escultura monumental y elegantes formas. El segundo prefirió personalidad, templos antiguos de preciosa arquitectura. San Pedro de Tejada es el máximo representante de este último, uno de los más completos y mejor conservados. Imposta ajedrezada y cinco arcos de medio punto dan gracia al conjunto. Arcos concéntricos con bocelones, sogueados, cañas con bolas y rosetas, carácter. Los canecillos representan al Tetramorfos y los Evangelistas. El friso inferior a los Apóstoles y Cristo, junto a un león sujetando a un hombre y un fragmento de la Sagrada Cena.

A pesar de las reformas, en El Almiñé destacan su torre campanario y el hastial occidental con ventana, la puerta del costado norte y los canecillos. Otra delicatessen es la iglesia de Valdenoceda, con portada del muro sur y torre sobre crucero. En la torrecilla de acceso al campanario incrustaron tallas de otro templo.

El Condado de Valdivielso dispone de dos iglesias: Santa María, de estructura fiel con testero recto y escasa decoración escultórica, y San Pedro, que conserva la puerta del muro norte con arquivolta de grotescas cabecillas. Esencial es la portada de la iglesia parroquial de Ahedo de Butrón, cuyas tres arquivoltas cobijan un tímpano con la Epifanía. Los capiteles incluyen escenas de caza, lucha con animales y bestias fantásticas.

En la iglesia de Abajas la piedra toba porosa luce rojiza y brilla la portada por su relación con el mundo de Silos. Una cesta con planta de flor de aro, grifos, arpías y dragones adornan los capiteles. La arquivolta sorprende con escenas de lucha entre hombre y dragón, espinario, jinete y caballo, águila, grifo, arpías y cérvidos. En Escóbados de Abajo observa la escultura repartida en canecillos y los capiteles de dos talleres, uno rústico, otro de filiación silense de gran calidad.

«Es imposible visitar el románico de Navarra en un solo día, por eso pregunto a los turistas si hay algún lugar especial que quieran ver, para programar la excursión a medida». Lo cuenta el guía Óscar Rekalde. La Zona Media resulta ideal. En el monasterio de Leyre conocerán los orígenes del románico, con misa cantada en gregoriano, el románico rural de la Valdorba, el hórreo de Iratxeta, el puente e iglesias de Puente la Reina, la mística ermita de Eunate o las iglesias y el Palacio de los Reyes en la monumental Estella.

Aprenderás datos históricos, artísticos y curiosidades. Como la leyenda del abad Virila de Leyre, quien tras divagar sobre la eternidad, se quedó dormido en el monte. De regreso al monasterio, todo parecía distinto. Al llegar, comprobó que su abadía se había convertido en una gigantesca iglesia vinculada a otra orden. Cuando le abrieron las puertas, parecía un loco, afirmaba ser el abad. Los religiosos estudiaron sus registros y vieron que, siglos atrás, un abad Virila salió del monasterio y jamás regresó. «Habían pasado 300 años y aquella fue la respuesta que Dios le ofreció sobre sus meditaciones», narra Rekalde.

Al llegar a Eunate recuerda que su nombre significa 'cien puertas' en euskera. «Iglesia con forma octogonal, circundada por una galería porticada de 33 arcos de medio punto, si das tres vueltas y sumas la principal, la operación da 100 puertas», advierte. Puedes rodearla y comprobarlo. Fíjate en otro elemento sorprendente. «En los capiteles de la puerta principal aparecen imágenes de dos rostros con barbas espirales. Al mirarlos invertidos se ve el rostro de un macho cabrío, lo que podría simbolizar al demonio», asegura.

Información 64 euros/persona. 689222444. navarraexcursiones.com