A las palomas les faltan dedos por culpa de las peluquerías
Aves urbanas ·
No se trata de una grotesca mutación, de un virus extraño ni de canibalismo entre congéneres. El pelo humano se enreda en sus garras provocando mutilacionesSecciones
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Aves urbanas ·
No se trata de una grotesca mutación, de un virus extraño ni de canibalismo entre congéneres. El pelo humano se enreda en sus garras provocando mutilacionesEs un tema recurrente en los parques con palomas entre dos sentados en un banco. 'Mira ésa, qué cojita está'; 'fíjate en aquélla, si le falta un dedo en una garra y dos en la otra'; 'vete a saber las enfermedades de estas ratas del ... aire...'; 'será de peleas entre ellas'; 'he oído que son caníbales'; '¿será de los chicles, que los pisan y se les queda ahí pegada la patita?'; 'he leído que algunas nacen ya así, con una mutación'; 'será cosa de algún gamberro'... No, no y no. La causa de estas mutilaciones es, al menos de forma generalizada, mucho más lógica, aunque sorprendente. Es cierto que algunas están provocados por los pinchos o mallas colocadas para frenar la expansión de lo que se considera una plaga, pero en la mayoría de ocasiones es el pelo humano, sí, que se enreda en los dedos de sus garras estrangulándolas y dejando esos muñoncitos.
Especie Paloma. Columba Livia
Hábitat Calles de núcleos urbanos
¿Y cómo llegamos a saber esto? Pues gracias al investigador francés Frédéric Jiguet, profesor de Biología de la conservación en el Museo de Historia Natural de París y autor principal de un estudio publicado en la revista 'Biological Conservation' que relaciona las patitas con muñón con el pelo humano. ¿Cómo llegó a esta conclusión Jiguet? Muy interesado en descifrar el enigma, hizo caso a una colega suya, Karine Princé, coautora del ensayo, que contó que cuando salía de paseo con su bebé, las ruedas del carrito se atascaban a menudo con pelos, ya que vivía en un barrio con muchas peluquerías. «Así que ella sugirió que nos centráramos en esa variable, el número de peluquerías», explica el investigador.
«Las palomas caminan constantemente en busca de comida. A veces se les adhieren a las garras pelos o hilos que hay en el suelo, y cuanto más andan o mueven las patas para intentar librarse de esa molestia, más se enredan. Los pelos acaban constriñendo los dedos hasta tal punto que cortan la circulación. Se produce necrosis o muerte de los tejidos y el dedo cae». El científico midió cuántas palomas tenían estos problemas en 46 distritos de París. Y resultó que el número de aves con garritas mutiladas era mucho mayor allí donde hay más peluquerías. Para las palomas, donde hay pelo no hay alegría.
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