Un oportunista de caza en los tejados de la ciudad
El milano negro (Bilbao) ·
Ejemplares de esta rapaz habitual en el Pagasarri convierten el centro urbano en escenarios de lances salvajes en busca de palomas y disputas con las gaviotasEl milano negro (Bilbao) ·
Ejemplares de esta rapaz habitual en el Pagasarri convierten el centro urbano en escenarios de lances salvajes en busca de palomas y disputas con las gaviotasLas aves rapaces más oportunistas han sabido revertir las amenazas que se cernían sobre ellas para poder prosperar. El año pasado, un ejemplar de águila calzada, en grave peligro de extinción hace unas décadas, atrapó una paloma en La Castellana en Madrid, en una escena ... grabada de casualidad que se hizo viral. No hace falta irse tan lejos para comprobar la capacidad de adaptación de la fauna silvestre siempre que no se la hostigue. En Euskadi, el milano negro (milvus migrans), una especie de tamaño medio aún considerada rara, ha comenzado a asomarse a los entornos urbanos en sus incursiones de caza.
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Peso: Hasta un kilo.
Envergadura. Hasta 150 centímetros.
Longitud: de 50 a 60 cm.
Alimentación: Aves, peces, mamíferos, reptiles y carroña.
En busca de presas más fáciles que las otras aves, roedores y pequeños reptiles que le proporcionan bosques y campas, ha ampliado su radio de acción a parajes más hostiles. Ya era frecuente verles en vertederos para alimentarse de carroña, pero ahora se atreven a sobrevolar los tejados, donde viven y anidan otros botines. Recientemente, un ejemplar de esta rapaz plasmó la nueva realidad de la avifauna que convive en las ciudades al protagonizar un lance salvaje sobre Indautxu, en el centro de Bilbao. El milano, cada vez más habitual en el Pasagarri, realizó varias pasadas sobre La Alhóndiga, bajo la atenta mirada de unas gaviotas encaramadas en los picachos de los edificios próximos. La secuencia, seguida desde una ventana indiscreta, se produjo pasado el mediodía en pleno bullicio de peatones y coches.
De repente, el milano se dejó caer hacia una de las torres del Azkuna Zentroa y salió disparado con una paloma entre las garras. Todo fue muy rápido. La gaviota vigilante, de mayor envergadura que la rapaz, se lanzó para hostigar a pìcotazos en pleno vuelo al invasor, seguramente temerosa de su nidada o con ganas de pillar tajada fácil. El milano cedió y perdió su presa, que cayó junto a un semáforo de Urquijo para sorpresa de los peatones que, ajenos a la lucha por la supervivencia que se libraba sobre sus cabezas, evitaron por los pelos el impacto. En un instante, la paloma espachurrada desapareció. Quizá el milano acabó su trabajo o la gaviota se aprovechó de él.
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