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Porque 'fabrican' comida y cuanto más cerca se tenga el alimento, mejor para todos. Porque son los jardineros de mucho de eso que se ve a los lados de la carretera, en valles y en montes, en pequeñas y grandes explotaciones. Porque cuando solo se ... ven los productos en las baldas de los supermercados, parece que la cosa es muy sencilla, muy cómoda, pero hay que ir al fondo de la historia. Porque las verduras, la carne, la miel, la fruta no surgen de la nada, ni los crean máquinas maravillosas. Porque si no se conoce lo que se produce en el campo, poco valor se le da a un trabajo que es fundamental para la vida. Uy, qué exageración... ¿O no? No. Hay que comer. Ahora y siempre. Y alguien tiene que cultivar y criar para que eso sea posible.
Como dice Unai Bilbao, del caserío Etxerriaga de Boroa, en Amorebieta-Etxano, «parece que la gente se dio cuenta en la pandemia, durante el confinamiento, de la importancia del sector primario... pero lo ha sido siempre». Y concreta: en Bizkaia también; no a la escala enorme de La Rioja o de Almería, pero hay mucho género y producto local. Y es muy importante concienciar a la gente del valor de este trabajo, porque si no, cada vez habrá menos productores. Ya no hay relevo generacional. Si no se vende, se abandona».
Para que continúe existiendo, en las condiciones más dignas, ese trabajo hay que darlo a conocer. Con esa premisa nació en 2014 la iniciativa Ongi etorri baserrira!, organizada por Euskal Nekazarien Batasuna para abrir las puertas de las explotaciones de Bizkaia y Gipuzkoa a los consumidores y que puedan saber así de dónde vienen muchos de los alimentos que llevan a sus mesas. Los días 8 y 9 de julio, 30 baserritarras de los dos territorios –cinco vizcaínos, todos el sábado– vuelven a sumarse a las jornadas en la que es la séptima edición. Ha habido un par de años de parón, debido a la pandemia, y aunque muchos de los lugares visitables de la lista repiten, sin duda los asistentes encontrarán cambios.
Gamiz Fika
Es el caso de los terrenos de Goreko. «Casi casi al doble» han subido el espacio que cultivan Gorka Irazabal y los suyos. «Ya era una de las explotaciones más grandes de Euskadi en hortícola intensivo e invernaderos y ahora será la más grande», dice orgulloso. «Tenemos muchas ganas de enseñarlo, porque es un trabajo que lleva mucha ilusión y mucho sacrificio. A ver las reacciones». Todo lo que llevan a los mercados está en esos terrenos. «Nosotros no nos dedicamos a la reventa», dice, por si acaso. Y para poder mostrar bien a qué se dedican, y la importancia de su tarea, han repensado la visita para poder hacerlo «de forma didáctica y participativa y con tiempo para descansar». Habrá una degustación de mermeladas y encurtidos, y de pimientos asados si están a punto. También sorteo de cestas de producto de la casa. Saben por otras ediciones de lo bueno de que los potenciales consumidores pongan cara a los productores y de que caten. «Es la forma de dar a conocer de forma directa la agricultura local».
Loiu
En Loiu, en el caserío Abaroa, también hay huerta, pero las protagonistas serán las abejas. Y José Regueiro, que no es mucho de salir en la foto pero que de apicultura sabe un rato y hace el esfuerzo de explicar el proceso. Los visitantes verán aquí cómo es una colmena; con su cámara de cría, que es donde está la reina y donde pone los huevos; y el alza, donde se ponen los panales. «Abajo se cría y arriba se hace la miel. Hay que hacer que la reina esté abajo y las abejas, arriba». Tiene su miga. Y hay historia que contar.
También se puede tocar: a los asistentes se les ofrecerá la oportunidad de preparar los panales, de estirar los cuadros y fundir la cera... «Tendremos una pequeña colmena de exposición, de cristal, para ver cómo funciona. A ver si hay suerte y vemos a la reina». La zona es «muy bonita», asegura, y la gente va a disfrutar al tiempo que aprende. Si de paso, tras la desgustación, compran miel y polen, perfecto. «El polen es un alimento muy completo, todo proteína y vitamina, es lo que tomaba la gente antes de la química. En 20 días tomándolo, notas más energía», dice este experto en polen fresco que va al mercado del Arenal todas las semanas con su producción. También habrá pimientos, y puede que ya algún calabacín, el tomate seguramente no esté maduro... De las hortalizas no puede prometer nada, porque aun es pronto, pero las plantas estarán allí como fondo.
Amorebieta
En territorio Etxerriaga, en Amorebieta, se prepara una parcela con un poco de todo para que los interesados vean, de un solo vistazo, lo que se produce aquí y que luego se consume en eventos, en ferias y en casa. «Tenemos los terrenos repartidos y llevaría mucho tiempo ir de un lado a otro, así que en esa parcela hemos puesto maíz, viña y huerta. En 3.500 metros cuadrados lo pueden ver todo». Calculan que en 20 minutos se dan la vuelta y luego pasan a conocer, uno a uno, los productos, que incluyen la sidra de sus manzanares, el txakoli de sus viñas, la harina de maíz de sus maizales, las alubias y las verduras... de sus tierras, evidentemente. «En el sector agrario de Bizkaia hay producto muy controlado y de calidad y hay que concienciar a la gente». Como en las ediciones de Ongi etorri baserrira! En las que han participado han tenido muchas visitas, han decidido abrir la puerta todo el día, hasta las ocho de la tarde. «Sin límites».
Dima
Y para entrar en contacto con otro tipo de explotación, la de los animales grandes, hay que reservar hueco en la visita de la Ganadería Fidel Abans, en Dima (Lapurreketa auzoa). Oneka Zaballa cría allí vacas de la raza Limusina, cuya carne lleva Label, aunque su actividad principal es la venta para vida y los concursos. La ganadera, que heredó de sus padres el oficio, desvelará a los asistentes la complejidad que supone atender a los animales, que, al contrario de otras actividades, reclaman un desvelo diario en forma de alimentación, atención a partos o enfermedades, mantenimiento de pastos...
Arrieta
Iker Villasana, antes de responder, preguntará. No se trata de «soltar la chapa», sino de saber qué le interesa al público que se acerque a su caserío Biortzartxu, donde lleva unos años trabajando en agricultura ecológica y donde cultiva lo mismo verduras y hortalizas autóctonas que una selección de variedades inusuales y exóticas que pueden degustarse en el restaurante Nerua del Museo Guggenheim. Y flores que pueden utilizarse también en la cocina. Le pueden preguntar por esa historia, o por cómo llegó él a tener estos miles de metros cuadrados de invernadero y de huerta, de los que los visitantes pasearán dos mil. «Hace doce años me hice un caserío maravilloso aquí y me pareció que venir solo a dormir no tenía sentido. Así que dejé la autoescuela y me dediqué a sacarle partido a la casa». En el hamaiketako se podrá probar alguna cosilla de ese 'partido', y luego comprar si se quiere. «Y que luego vengan como clientes», anima Villasana. A comprar «producto de temporada. Si vas al súper en enero tendrán tomates, pero no serán nuestros, sino de cultivo hidropónico o con calefacción de gasoil, que es peor».
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