Los misteriosos lagos de Biarritz
Marion y Mouriscot (Lapurdi) ·
Marion y Mouriscot (Lapurdi) ·
Biarritz tiene playas magníficas, olas gigantes, rocas raras, palacios impresionantes, museos estrafalarios y templos poco comunes. Pero aún guarda más atractivos. Quien piense que Biarritz solo mira al mar debe añadir a su expectativa algunos parajes misteriosos que quedan al interior. Hay por ejemplo dos ... lagos, Marion y Mouriscot, que comunican sus aguas bajo tierra. El de Marion se alimenta de una pequeña cuenca pluvial pero como casi siempre le sobra caudal se lo envía al pequeño regato Arriu Rouge o al de Hondarague y por ahí también al lago de Mouriscot, que está una treintena de metros más bajo.
Publicidad
Mouriscot parece querer ser amigo del mar que está apenas 13 metros más bajo, a menos de dos kilómetros de distancia, y a él manda sus aguas sobrantes por la regata de Lamoulie, que desemboca en la de Manrinhart, que desemboca en Françon, que desemboca en el golfo de Bizkaia en la playa de Ilbarritz.
Marion y Mouriscot están rodeados de naturaleza, apenas un cinturón verde que se aprieta por la intensa urbanización de Biarritz. Marion fue en su tiempo un vivero forestal y por eso la mayor parte de su vegetación circundante es exótica, para lo bueno y para lo malo. Mouriscot es más salvaje y hasta tiene bosquecillos impenetrables, protegidos en las fuertes laderas que lo rodean; tiene landa atlántica, marisma, turberas, árboles viejos y también nenúfares y un 'bois de Boulogne' que quiere emular al parisino y desde el que Napoleón III mandó construir un caminito hasta el mar. Mouriscot es grandecito, casi 23 hectáreas, pero sigue ahí, escondido y tranquilo entre todo ese Biarritz lleno de turistas de verano.
No se nos escapa a la vista la capacidad económica de quienes desde el siglo XIX instalaron al lado sus elegantes chalés, los Mouriscot, los Barberenia, los Whoded o los Françon. Dicen que antes este era el 'lago azul' o 'de Harrrague', pero el nombre de Mouriscot se lo pusieron por los moriscos, que se afincaron en sus orillas para trabajar la alfarería cuando les expulsaron de España. La guerra también pasó por aquí: halló en el lago una pista de amerizaje para aviones en la primera contienda mundial.
Publicidad
No podía faltar una leyenda para un, mejor si son dos, lago bonito. Cuenta aquella que andaba el mismo Dios pidiendo limosna por la zona y cómo era rechazado en todas las casas hasta llegar a la de Martin Petit. Allí la señora le dijo: «No tengo más que unas pocas migas pero puedes tomarlas» y le dio además cobijo para la noche. El mendigo, al marchar, le dijo: «Mañana oirás un enorme estruendo pero no tengas miedo, no te sucederá nada». Así sucedió que un violento terremoto hizo desparecer todas las casas de alrededor, tragadas súbitamente bajo el agua que convirtió el barrio en un lago. Los geólogos tienen otra explicación: fue un hundimiento de la tierra en el Cretácico el que originó la depresión que desde entonces se inunda y nos sirve ahora un placer lacustre para los sentidos.
Pero aún nadie ha explicado las causas del misterioso fenómeno que, al menos tres veces en la historia, ha vaciado el lago Marion. De pronto, y sin justificación alguna, como si alguien hubiese abierto un tapón subterráneo, el nivel del lago bajó hasta casi tres metros por debajo de su cota normal. Este año que tiene número terminado en cuatro podría quizá repetirse el fenómeno por cuarta vez. Si alguien lo ve que nos lo cuente, por favor.
Accede todo un mes por solo 0,99€
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión
Te puede interesar
A la venta los vuelos de Santander a Ibiza, que aumentan este verano
El Diario Montañés
Publicidad
Utilizamos “cookies” propias y de terceros para elaborar información estadística y mostrarle publicidad, contenidos y servicios personalizados a través del análisis de su navegación.
Si continúa navegando acepta su uso. ¿Permites el uso de tus datos privados de navegación en este sitio web?. Más información y cambio de configuración.