Los mejores planes culturales para este fin de semana en Bizkaia

Este fenómeno teatral no ha dejado de crecer desde su estreno en noviembre de 2020, en parte por los galardones recibidos –dos Max a mejor espectáculo teatral y mejor actor y tuvo mucho que ver en la concesión de Premio Nacional de Teatro a Juan Diego Botto– pero sobre todo por el boca a boca, la emoción que se transmite de espectador a espectador. Ya en el último tramo de su segunda gira triunfal, llega a Santurtzi y a Basauri con las entradas agotadas desde hace tiempo, porque brinda una experiencia intensa que muchos queremos vivir más de una vez. Todos creemos conocer a Federico García Lorca, pero en esta obra descubrimos facetas de su vida y su obra que solo están al alcance de sus amigos.

Juan Diego Botto, que de tanto leerle lo considera «un compañero de vida», escribe e interpreta una función que conecta la voz del poeta con nuestra propia realidad, especialmente con la de las personas vulnerables «que sienten que no terminan de encajar en la sociedad». La dramaturgia de esta pieza «atrevida» y difícil de clasificar, dirigida por Sergio Peris-Mencheta, reúne fragmentos de sus obras, conferencias y entrevistas en las que relata vivencias que le marcaron: su estancia en la residencia de estudiantes, el teatro que hacía con el grupo La Barraca, sus amores... Su mirada nos acompaña, nos conmueve y nos anima a seguir leyéndole, como hace Botto desde los trece años, para encontrar algo de luz en esta noche sin luna.

Carmela y Paulino vuelven a Pabellón 6, a su casa, con esta versión del clásico de José Sanchis Sinisterra que en 2019 ganó el Premio Ercilla a la mejor producción vasca. Regresan «para dar voz a todos aquellos que quieren ser recordados, para reivindicar la memoria de los pueblos». Escrita en 1985, 'Ay Carmela' se ha llevado al cine y al teatro con actrices como Verónica Forqué, Carmen Maura e Inma Cuesta. La obra que dirige Ramón Barea se mantiene muy cerca de la original, con sus saltos en el tiempo, y lo apuesta todo, con acierto, al trabajo interpretativo de Olatz Ganboa y Diego Pérez. Ellos son dos cómicos atrapados en la zona franquista durante la Guerra Civil, cuya única salida es actuar. Él piensa en salvar la vida y ella no puede dejar de rebelarse contra la injusticia. Como dice esa canción inolvidable, le sobra corazón.

Siempre es un aliciente ver en escena a Kiti Mánver, que ahora interpreta en el teatro un papel con el que dio un auténtico recital en el cine. 'El inconveniente' les valió una nominación al Goya tanto a ella como a Juana Acosta. En la versión teatral es un hombre, al que encarna Cristóbal Suárez, quien encuentra el piso ideal con una condición: la dueña, una mujer mayor y aparentemente frágil, debe vivir allí hasta su muerte. La relación entre ambos será muy distinta a la que imaginaban. Marta Velilla completa el reparto de esta comedia dramática, escrita y dirigida por Juan Carlos Rubio.

'Kutsidazu bidea, Ixabel', una producción artesana e íntegramente en euskera (con sobretítulos en castellano), ganó el Max a mejor espectáculo musical en 2021 y ahora tenemos otra oportunidad de comprobar por qué. Demode Produkzioak recupera la novela de Joxean Sagastizabal sobre las peripecias de un urbanita en un baserri, que se publicó en 1994 y es la más leída en euskera. Su acierto ha sido hacerlo de forma sorprendente, con la variedad de estilos musicales –cada personaje tiene el suyo– que aporta su bagaje como amantes del género. El aprendizaje, el humor y el amor se funden con un toque surrealista en este colorido montaje que llega a Zalla.

Lola Herrera vuelve a Santurtzi con 'Adictos', una llamada a la reflexión escrita por Daniel Dicenta, hijo de la actriz, y Juanma Gómez y dirigida por Magüi Mira. Este thriller distópico que pudimos ver en el Campos Elíseos en Aste Nagusia nos lleva a un futuro cercano y muy reconocible, con una gran corporación informática que organiza nuestra vida. Plantea los riesgos que trae consigo la adicción a las pantallas, el bombardeo de información al que estamos sometidos sin saber qué hacer con ella, cada vez más cómodos en nuestra pasividad. Nos adentramos en este inquietante escenario de la mano de tres mujeres a las que da vida un sólido reparto que completan Ana Labordeta y Lola Baldrich. Buenas actrices para un texto que no está a la altura.

La segunda obra teatral de Harkaitz Cano aborda dos hechos traumáticos que todavía duelen: el derrumbe del vertedero de Zaldibar que sepultó a dos trabajadores en febrero de 2020 y la pandemia que paralizó nuestras vidas cinco semanas después. 'Hondamendia' es una producción en euskera de las compañías Axut! y Artedrama que plantea una reflexión sobre la basura y el mundo en el que queremos vivir. Una trama de ficción muy anclada en la realidad con ocho actores –Ander Lipus, Ane Sagues, Ruth Guimerá, Jon Ander Urresti, Maialen Belaustegi, Maite Larburu, Manex Fuchs y Eneko Gil– que dan vida a veinte personajes. Ximun Fuchs dirige una obra con muchas capas. Junto a la crítica y la tragedia íntima, quedan resquicios de luz e incluso de humor. Impacta también la escenografía, toda una metáfora de la basura y el exceso inspirada en las instalaciones de Boltanski.

Llega a Santurtzi esta obra de la séptima promoción de la Compañía Joven de Pabellón 6 que explora los delitos de odio y la homofobia. Con dramaturgia y dirección de Iñigo Cobo, autor de 'Todo saldrá bien', 'Rey desnudo y chico muerto' nos traslada al parque de Doña Casilda para contar una historia que tiene lugar en 2016, en la madrugada de un sábado de junio. A partir de ahí, viajamos a la antigua Roma de un emperador adolescente, a la Prusia del futuro Federico II y al Japón de 1986. Hombres y mujeres de diferente clase y origen comparten la experiencia de amar a alguien de manera no convencional y sitúan a la actual juventud LGTBIQ+ frente a las generaciones que la han precedido. Sara Barroeta, Jon Casamayor, Itxaso Gil, Josh Ortiz de Zárate y Arnatz Puertas nos acercan sus historias con vestuario de Betitxe Saitua y escenografía de María Casanueva y Susana Díez.

'Boeing Boeing' , de Marc Camoletti, es un vodevil que se estrenó en España en 1962. El protagonista del enredo es un periodista que mantiene relaciones con tres azafatas de distintas compañías, que coinciden el mismo día en su apartamento debido a una huelga. Para colmo, recibe la visita inesperada de un amigo y colega. Andoni Ferreño, nacido en Ermua, vivirá una función especial en su pueblo al frente de un reparto que completan Agustín Bravo, Lydia Miranda, Lala Rod, Joan Carles Bestard Bosch y Laura Artolachipi.

La compañía bilbaína ATX Teatroa celebró su décimo aniversario con 'Lubaki lainotsua', que es también el décimo espectáculo de su carrera. Esta creación en euskera combina el drama y el humor al abordar el choque generacional con una trinchera como telón de fondo. En una guerra sin nombre, un soldado veterano, de militancia incondicional y disciplina estricta, se encuentra con un joven mensajero que trae una carta que pondrá su mundo patas arriba.

Muy diversa, así se presenta la danza en los próximos días. Para empezar, este mismo jueves, con la clausura del festival Dantzaldia de una manera peculiar: con una sesión de proyecciones que lleva por título 'XXXplicit dance' y sí, lo de las equis va por el porno. Cortos como 'Butt Muscle', 'Paradise Circus', 'Autopsy/Eros, la petite mort', 'Adorn', 'Dancers' y 'The Glamorous Boys of Tang', entre otras, son grabaciones de piezas de danza con sexo explícito que reflejan una parte de la creación contemporánea de la que se suele hablar muy poco pero que resulta que tiene una larga historia. Es para mayores de 18 años y es en la sala La Fundición.

Viernes y sábado son también para ir al mismo sitio para ir a ver Jesús Rubio Gamo. 'El hermoso misterio que nos une', con el que el coreógrafo y bailarín fue finalista en los Premios MAX 2022 como Mejor Intérprete Masculino de Danza -por 'Gran bolero' fue Premio MAX al Mejor Espectáculo de Danza en 2020-, puede verse como el resumen de toda una vida bailando, de todo lo aprendido en los cuerpos de otros artistas y pasado por el propio cuerpo, de todas las disciplinas e influencias que se han ido sumando a la primera, de la reflexión sobre cada uno de los movimientos que se hacen mil veces y con los que se han construido tantas cosas... y puede verse también casi como el diario de confinamiento de alguien que siempre ha estado danzando y de repente se encuentra encerrado consigo mismo y sigue moviéndose, creando, agarrándose al movimiento para hacerle frente al parón.

Y para mediados de la próxima semana, el día siete, el Teatro Campos acoge un pase de 'El lago de los cisnes' del Ballet Clásico de Ucrania. La compañía promete una producción suntuosa para volver a poner en escena esta historia romántica, la de Oditte, Odile, Sigfrido y esa Corte llena de hechizos, que se representó por primera vez en 1877. Este mismo ballet tendrá otra función ya en enero.

Hay un arte que está ahora en pleno proceso, que aún no se ha mostrado en el circuito comercial o ni siquiera en el institucional. Los jóvenes creadores, de licenciatura reciente, están elaborando ahora sus propuestas y, con mucho tesón, conseguirán visibilidad en un mercado muy reñido. La Jornada de Puertas Abiertas de la Fundación BilbaoArte nos proporciona una ventana excepcional, la posibilidad de llegar a estas iniciativas y, además, que sean explicadas por sus propios protagonistas.

La ambición y la sorpresa constituyen la identidad de estas obras, pero no exageramos si decimos que este año es singular. No encontraremos proyectos convencionales sino dispositivos que suman el rigor técnico y una aguda exploración de las emociones y sensaciones. Es un viaje para abrir la mente y reconocer que el arte es un territorio en permanente expansión.

Cada trabajo es un punto y aparte, y conectaremos en función del background, pero, sin duda, disfrutaremos. El salto cualitativo resulta sorprendente. La complejidad, la puesta en escena y la diferencia argumental, destacan sobremanera. No hay espacios muertos, sino diversidad. Sinceramente, seleccionar es complicado, pero hay trabajos como los de Maite Choya Robredo, José Félix González San Sebastián o Gala Knörr, que dejan inevitables secuelas.

El modelo tradicional de programar supone dejar para la segunda parte la obra de más enjundia o, a veces, la más conocida. Sé de aficionados que llegan al concierto en el descanso, saltándose la primera parte porque no les interesa. Igual que tengo noticia de no pocos que justo asisten al arranque del concierto y cuando llega el descanso se marchan porque no les llena lo previsto a continuación y prefieren irse con el buen sabor de boca de un gran concierto para solista, que es lo que con frecuencia va de inicio. El concierto de la BOS para esta parte final de la semana combina una obra muy conocida nada más salir a escena, seguida de otra menos célebre (pero firmada por Mozart) y concluye con la Sinfonía Nº 1 de Sibelius, en la que no pocos críticos ven influencias que van de Chaikovski a Bruckner.

La conclusión con un aroma lejano a Chaikovski es curiosa porque el programa comienza con su 'Romeo y Julieta', que contiene varias de esas melodías inolvidables del compositor ruso. En medio, el Concierto para piano Nº 12 de Mozart, una partitura seguramente menor dentro del impresionante catálogo de obras concertantes del salzburgués. Pero que lo sea no significa que la pieza no tenga una perfección formal absoluta y destellos de genio aquí y allá.

Durante la Segunda Guerra Mundial unos cuantos músicos (muchos de ellos, no todos, judíos) fueron enviados a campos de concentración, donde en su mayor parte perecieron. Son numéricamente una insignificancia dentro de la magnitud increíble si no hubiera pruebas sobradas de ello, del Holocausto. Pero conviene no olvidar que en esta disciplina artística, como en otras, hubo muertes, estrictamente asesinatos.

 

También hubo quien sobrevivió. Uno de los supervivientes fue Messiaen, aunque lo suyo no fue un paso por un campo de exterminio, como otros, sino algo menos brutal. El compositor francés, una persona de profundas convicciones religiosas, escribió una obra durante su estancia en el campo, que por múltiples razones ha pasado a ser un símbolo de la tragedia. Su título lo dice todo: Cuarteto para el fin de los tiempos. Y la plantilla, muy infrecuente, se explica por el hecho de que eran los instrumentistas con los que Messiaen pudo contar entre los prisioneros: violín, violonchelo, clarinete y piano (que tocó él mismo).

 

Esta pieza de gran extensión, unos 50 minutos, es el centro de gravedad del programa de la Filarmónica, con Berg, Ravel y Carter en la primera parte de la sesión. Muy buena elección para preparar el terreno hacia una partitura compleja y dolorida. Un grito.

La Euskadiko Orkestra termina un gran viaje con este último concierto del año en la temporada de abono. El viaje es la aventura musical con la que ha representado la vuelta al mundo de Elcano, con obras a cargo de varios compositores. La última de ellas abre el programa y la firma Zuriñe Gerenabarrena. 'Larratz' es su título. Se cierra así un ciclo original con el que además ha demostrado que una orquesta pública está entre otras cosas para promover la creación y no solo para reproducir año a año las mismas o casi las mismas obras de siempre.

El emparejamiento de 'Larratz' es singular. La Sinfonía Nº 8 de Bruckner, nada menos. Una obra densa, extraordinaria en su estructura y desarrollo, que siguió no sin dudas y correcciones –algo habitual en el compositor, por otra parte– a la exitosa Nº 7.

 

Estamos ante un monumento sinfónico, una pieza exigente para el aficionado, de quien requiere toda la concentración posible. El premio es una música bella y profunda, un verdadero prodigio que mantiene al oyente pegado al asiento, conteniendo la respiración, durante una hora y cuarto.