Los mejores planes culturales para los próximos días

Nacida en Mendavia (Navarra) en 1929, destacó muy pronto por su talento para el dibujo. Uno de sus profesores insistió a su familia para que estudiara en Zaragoza, a pesar del esfuerzo económico que suponía. Lo hizo y después completó sus estudios en Madrid. También en esta ciudad consiguió que enseguida se fijaran en su obra, encuadrada dentro del realismo pictórico y que contó con el apoyo de artistas como Antonio López y de importantes críticos. Pero las corrientes y las modas se sucedían rápido en los sesenta y los setenta, y no iban en la dirección por la que transitaba Baquedano, así que de algún modo se echó a un lado y siguió pintando.

Este es sólo el primer capítulo de una larga trayectoria cuyos resultados se muestran en el Bellas Artes de Bilbao en la exposición 'De lo belleza y lo sagrado', comisariada por Miriam Alzuri y Ángel Bados. Reúne unas doscientas obras de Baquedano, incluidas aquellas que conectaron con el pop y con su mundo, el de las televisiones, los coches y los rascacielos, hasta su progresiva decantación por la sugerencia formal y, desde mediados de los noventa, por la pintura religiosa ligada a los primitivos italianos, los pintores que hicieron posible el Renacimiento.

Es una muestra para dejarse contagiar por la pintura, por su capacidad emocional, por la dedicación de una pintora para la que el arte significó una doble ventana de doble hoja hacia su interior y hacia su exterior.

Escuchar a bailarines hablar de su trabajo da para pensar en muchas cosas en las que no pensamos cuando, simplemente, los vemos en movimiento. A Igor Yebra le he oído preguntarse alguna vez cómo puede acabar emocionalmente alguien que se cría rodeado de espejos y siempre pendiente de la aceptación de otros, del visto bueno; la semana pasada Aimar Pérez Galí me comentaba que en contraposición a la idea del bailarín a solas en escena, del cuerpo solitario que como mucho se acerca a otro cuerpo para elevarlo, él trabajaba algunas piezas con el contacto y el tacto, construyendo una especie de comunidad, difuminando la barrera entre el otro y el yo; y lo que viene este finde semana de la mano del Dantzaldia le da otra vuelta de tuerca a lo de la fragilidad del cuerpo. El festival ha estado lleno de propuestas que nos hacen pensar en lo que hay de fondo y la de Alexander Vantournhout, 'Aneckxander', no iba a ser menos. Desnudo, tan solo con unos guantes de boxeo y unas plataformas, no va a dejar a nadie como si nada con sus 'reflexiones' sobre el cuerpo, el tipo de cuerpo tradicionalmente 'necesario' para bailar, la exposición absoluta del bailarín ante la gente, lo volátil de la danza.

Vantournhout se formó primero en el circo, y esto me viene al pelo para recomendar una segunda cita. Es el encuentro de artistas Zirkozaurre ZKZ 19′, que se celebra en Zorrozaurre -en las instalaciones de Zirkozaurre y de Zawp- desde hoy hasta el domingo. Hay encuentro de profesionales, pero también talleres y galas abiertas al público, y es una oportunidad de ver lo que se está haciendo aquí y ahora en este ámbito, que ha evolucionado muchísimo y puede tener tanto de danza como de acrobacia y de humor. Hay opciones para todos. Hay programadas tres galas: la de bienvenida es hoy ( tres euros), la gala European Juggling Convention es mañana (por cinco) y el sábado es la gran gala final con la participación de artistas internacionales (10 euritos).

Ya la semana que viene, el día 12, en Azkuna Zentroa puede verse un solo del coreógrafo Jaiotz Osa, que fue el creador seleccionado en marzo para trabajar entre el centro bilbaíno y el Dansateliers Rotterdam como residente de danza contemporánea. 'Suddenly III' habla de impulsos, de 'y sis', de dejarse llevar y arriesgar... porque nunca se sabe.

Esta semana la agenda musical nos lleva a Durango. La Azoka es la oportunidad perfecta para disfrutar en directo de las mejores bandas vascas. Y antes que en ningún otro sitio, porque no podemos olvidar que muchos grupos aprovechan esta fecha tan señalada en el calendario para lanzar sus discos. Es el caso de Zea Mays, que presentó su último proyecto a mediados de noviembre. 'Atea' acaba de salir prácticamente del horno. Este viernes el cuarteto liderado por Aiora Renteria actúa en Ahotsenea a partir de las 11.40 horas. Poco después de la hora del 'hamaiketako'.

Ese mismo día, y ya después de cenar, quien pondrá el broche a la jornada será Zetak. El nuevo proyecto de Pello Reparaz, el que fuera líder de Vendetta durante una década, llegará con una propuesta muy distinta a la anterior, donde el ska llevaba la voz cantante. Esta vez, Reparaz se ha pasado a la electrónica y ha convencido además a parte de los seguidores que ya tenía ganados. Será uno de los primeros conciertos que ha dado hasta la fecha desde que inició esta nueva etapa.

Pero habrá más música. Del jueves al domingo, conciertos desde la mañana hasta la noche, charlas y firmas de discos con lo mejor de la canción en euskera. Y si no te coinciden las horas, siempre puedes volver a casa con el último cd de Doctor Deseo, En Tol Sarmiento, Xabi Solano, Maider Zabalegi... y hasta el libro de Berri Txarrak, que, aunque hayan dado ya su último concierto, tampoco quieren faltar en la Azoka.

Siempre es interesante seguir al dramaturgo Alfredo Sanzol, que con 47 años acumula seis premios Max y está a punto de tomar las riendas del Centro Dramático Nacional. No lo ha conseguido con una fórmula mágica porque sus obras exploran distintos estilos, parte de experiencias personales y se deja llevar. Si en la aclamada 'La ternura' construyó una comedia isabelina, el espectáculo que llega este fin de semana al Arriaga reivindica otra virtud «socialmente necesaria», 'La valentía'. Y lo hace con una trama alocada que recuerda al humor de Jardiel Poncela, un autor que como él dice «está ocupando su sitio» tras haber sido ignorado en La Transición.

El punto de partida no puede ser más personal. La casa de sus abuelos en Quintanavides, donde pasó los veranos de su infancia, nunca volvió a ser la misma desde que se construyó la AP-1 a solo cinco metros de distancia. Esta es la herencia que reciben las dos hermanas que protagonizan la obra. Guada –el verdadero nombre de la tía del autor, que trabajó en el mercado de La Ribera– se aferra a los recuerdos y quiere quedarse a vivir allí a pesar de todo, mientras que Trini contrata a los Hermanos Espectro, especialistas en dar sustos, para convencerla de que se vaya. Los farsantes se encuentran con dos fantasmas de verdad que defienden el legado familiar, lo que da pie a una comedia negra, con ritmo de vodevil y momentos delirantes. Entre las carcajadas se cuelan destellos de nostalgia.

Un sólido reparto –Jesús Barranco, Elías González, Natalia Huarte, Ángel Ruiz, Estefanía de los Santos y Vanessa Espín– aporta matices y contrastes a los personajes. La joven pamplonesa Natalia Huarte, que consiguió un premio Ercilla por su papel en 'La ternura', vuelve a brillar con su interpretación de un fantasma que resucita el aroma de las vacaciones infantiles. El getxotarra Fernando Velázquez pone música a la función y utiliza el sonido real de la carretera grabado desde el jardín de la casa ahora deshabitada.

Hay carteles que hablan por sí mismos y el de 'La golondrina' tiene como imán a Carmen Maura, que se prodiga poco en el teatro. Después de 27 años de ausencia volvió a los escenarios en 2014 con 'Carlota', la comedia de Miguel Mihura, y ha habido que esperar otros cinco para volver a verla, esta vez en un registro dramático y bajo la dirección de Josep Maria Mestres. Interpreta a una profesora de música que ha perdido a su hijo en un atentado terrorista. El autor, Guillem Clua, se inspiró en el ataque al bar Pulse de Orlando que costó la vida a 49 personas en junio de 2016.

El local era el lugar de encuentro de la comunidad gay y ese es uno de los puntos centrales de la obra, aunque también hay ecos de otras tragedias. De esos episodios de violencia indiscriminada en los que todos somos víctimas, de una u otra forma, aunque no estemos allí. La solitaria profesora se enfrentará a su dolor y al de su alumno, interpretado por Dafnis Balduz. Él quiere mejorar su técnica para cantar en el funeral de su madre, le interesa una canción en especial titulada 'La golondrina'. Nada es casual en esta historia en la que los dos tienen motivos para hacerse aún más daño o pueden reconocerse en el dolor del otro. La actriz aseguró antes del estreno que se conformaría con ayudar «a dos madres de hijos gais», aunque a lo largo de la gira ha constatado que «están siendo muchas más».

Decía García Márquez que quien no ha cantado nunca no sabe el placer que supone hacerlo. El escritor colombiano hablaba por experiencia propia porque entre las muchas actividades no literarias que hizo en su vida estuvo la de formar parte de un grupo que hacía rondas por encargo a muchachas jóvenes en su Colombia natal. Luego, en los años difíciles de París, se ganaba unos francos cantando rancheras en algunos restaurantes populares. El 'Mesías' participativo que ha programado, otro año más, la BOS fuera de su temporada de abono dará la oportunidad a 330 cantantes aficionados de interpretar esta obra en el auditorio del Euskalduna, donde tantos grandes han actuado. Será una experiencia inolvidable, tanto para quienes sumen sus voces a esta obra imperecedera como para quienes la escuchen desde sus butacas. Será también la culminación de un trabajo de preparación de la obra y los ensayos que han tenido ocupados a los protagonistas durante muchas semanas.

De la 'Música para cuerda, percusión y celesta' se dice que es una de las obras más bellas de cuantas se compusieron en el siglo XX. Bartók, que tenía 55 años cuando la escribió, nunca pudo imaginar que su partitura sería clave para convertir una escena cinematográfica aparentemente inocente en angustiosa. En breve: un niño con un jersey de lana rojo y un pantalón vaquero de peto recorre los pasillos de un hotel solitario en su triciclo. Es solo un juego pero la música de Bartók introduce tanta tensión que el espectador ve la escena con el corazón en un puño. La película es, por supuesto, 'El resplandor', y el responsable de todo, Stanley Kubrick. El director estadounidense tiene la culpa de que ya no podamos escuchar esta obra sin recordar esas imágenes. Pero eso no le resta ni un ápice de belleza. La OSE abre un nuevo concierto de su temporada de abono con esta pieza, para continuar luego con Copland. En la segunda parte, Ravel a discreción. 'Alborada del Gracioso', 'Rapsodia española' y, para terminar, la belleza resignada de la 'Pavana para una infanta difunta' y la apoteosis del ritmo que es el 'Bolero'. La ansiedad generada por Bartók terminará en una explosión de entusiasmo en la última variación de la obra del compositor vasco-francés. Recuerden que, cuando se estrenó (como ballet, pues ese es su origen), una mujer comentó en su butaca: «Este hombre está loco». Al enterarse, Ravel se limitó a decir: «Esa señora ha entendido la obra».

Las primeras imágenes de 'Legado en los huesos' nos muestran a una embarazadísima Amaia Salazar. Poco después, la inspectora de la Policía foral navarra cumple su sueño de ser madre y da a luz a un bebé que apenas tendrá tiempo de cuidar porque un nuevo caso la mantendrá en vilo: el suicidio de varios presos que dejan una única palabra escrita con sangre en la pared de sus celdas: «Tarttalo» Los fantasmas familiares vuelven a acecharla.

El director Fernando González Molina rodó de un tirón durante seis meses el segundo y tercer episodio de la 'trilogía del Baztán', la serie de novelas de Dolores Redondo que combinan una intriga policial con la mitología del valle navarro: los agotes, la brujería... Marta Etura sostiene con su rotunda presencia, sin mucho diálogo, esta nueva aventura, más aparatosa y espectacular que 'El guardián invisible', incluida una inundación en Elizondo que acerca el filme al género de catástrofes.

González Molina, 'rey Midas' del cine español gracias a títulos como 'Tengo ganas de ti' y 'Palmeras en la nieve', rueda con solvencia y logra una atmósfera ominosa aunque no llega a penetrar en los territorios del fantástico. Tiene miga descubrir a un estupendo Imanol Arias como villano, un sacerdote y psiquiatra del Opus Dei enviado del Vaticano, y la Clínica Universitaria Navarra como refugio del mal. El personaje más inquietante vuelve a ser la demente madre de la protagonista, encarnada por una Susi Sánchez que pone los pelos de punta.

Mil veces más potente que los últimos thrillers del cine español –'El asesino de los caprichos', 'El silencio de la ciudad blanca'–, 'Legado en los huesos' entusiasmará a los lectores de Dolores Redondo. Al resto le parecerá que algunos de los acontecimientos se suceden por acumulación y hasta puede que les moleste ese final a lo 'continuará', que acerca la película a una serie televisiva. La tercera entrega, 'Ofrenda a la tormenta', llegará a los cines el 3 de abril.

La posibilidad de encontrarnos con un Premio Nacional de Fotografía siempre resulta interesante. Vivimos rodeados de imágenes y no es fácil distinguir las mejores, la diferencia, el talento y la capacidad de renovar la disciplina. Creo que las obras de José Manuel Ballester destacan porque van más allá de la excelencia técnica, no se regodean en el mero buen hacer. Su facultad para hacernos reflexionar se superpone a esa calidad. La selección que muestra la Galería Vanguardia incluye panorámicas nocturnas de Shanghai y Bilbao, entre otras ciudades. Las instantáneas pretenden mostrarnos un modo de vida en el que participan Oriente y Occidente, aparentemente espléndido, rutilante, pero que, en última instancia, envuelve una manera de vivir sistematizado, masificado y homogéneo. Frente a las luces, el tráfico y la exuberancia urbana, el autor nos ofrece el relajo casi místico de espacios interiores prácticamente monocromáticos, como el reverso de esa vida trepidante. Sugiero comparar el uso de la luz para darnos cuenta de esa dualidad, la distancia entre el bullicio de ciudades que no duermen y el silencio de lugares que invitan a la reflexión. También es destacable el poder de la arquitectura y el diseño para hablar de nosotros mismos sin que el individuo se halle presente. Las imágenes de Ballester dan cuenta de un autor que utiliza la realidad, sin artificios, para ir más allá y cuestionarnos como sujetos del siglo XXI.

Los muchos seguidores de 'La Guerra de las Galaxias' tienen una cita ineludible en Barakaldo, el único lugar de la galaxia en el que conviven una réplica perfecta de Darth Vader, un diorama de la batalla de Hoth, una moto speeder, un Han Solo congelado en carbonita o una armadura mandaloriana. La exposición está llena de curiosidades agolpadas en vitrinas, escenografías y en llamativos montajes. No faltan las recreaciones a tamaño real de míticos personajes como el robot R2-D2, el afable Chewbacca, el repulsivo Jabba el Hutt o el misterioso Kylo Ren, uno de los protagonistas de la película que cerrará la actual trilogía el próximo mes de diciembre. Imprescindible