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En 24 de noviembre de 1859 Charles Darwin revolucionó el mundo de la biología al publicar 'El origen de las especies'. Algo más de un siglo más tarde, un 30 de noviembre de 1974, el arqueólogo Donald Johanson encontró los restos de una homínida con más de tres millones de años, una Australopithecus afarensis a la que bautizó como Lucy. Con el fin de recordar estas efemérides viajaremos siglos atrás ahora que la arqueología está de moda tras el hallazgo de la mano de Irulegi.
Laguardia (Álava)
Sucedió un día de mercado, hace 2.300 años. Los moradores de La Hoya comenzaron el día con sus tareas. Habitaban un poblado próspero que sumaba ya al menos mil años. En un instante todo aquel bienestar se esfumó con el humo, literalmente. Los invasores incendiaron el poblado y asesinaron a sus vecinos. Tras el desastre fue reconstruido poco a poco y continuó activo cien años, aunque sin el antiguo poder económico y la decadencia lo condenó al abandono. Caprichos del destino, un hecho triste se convirtió en feliz coincidencia para los arqueólogos que hallaron restos de las víctimas y pudieron definir sus características antropológicas, complicado en caso de muerte natural pues en aquella época incineraban a los muertos.
Sumérgete en el Centro de Interpretación para entender la vida cotidiana del yacimiento arqueológico, cuyos trabajos tuvieron lugar durante el último cuarto del siglo XX. El poblado se mantuvo entre el 1200 a.C., en la Edad de Bronce, y el 250 a.C., II Edad del Hierro y estaba protegido por una muralla. Así entenderás mejor el urbanismo, el trazado de las antiguas calles y plazas. Observa la maqueta, cómo era el lugar por entonces, la reproducción a tamaño real de una de sus viviendas, útiles incluidos. Puedes acercarte hasta abril de martes a sábado, de 11.00 a 15.00 horas y los domingos y festivos de 11.00 a 14.00.
En las etapas iniciales (1200-450 a.C.), el utillaje se nutría de objetos de hueso y sílex, herramientas y armas de bronce y cerámica de rudimentaria técnica. Durante la etapa más brillante (450-250 a.C.), la agricultura de cereales impulsó esta sociedad. Conocían ya innovaciones en la metalurgia del hierro, el torno rápido de alfarero o la invención del molino circular. Fuera del poblado se localizaron varias necrópolis. Casi 60 tumbas hablan de guerreros enterrados con sus posesiones, armas de rica decoración, broches, adornos, vasijas… Los objetos se encuentran en el Museo de Arqueología BIBAT, en Vitoria.
Arratzu (Bizkaia)
Entender bien lo que te espera es sencillo si empiezas esta ruta hacia atrás por el Centro de Interpretación del oppidum de Arrola. La visita guiada, disponible los fines de semana, explica en ese espacio cómo vivían los antiguos pobladores de Urdaibai en la Edad del Hierro. «El rigor histórico de contenidos, su tratamiento divulgativo y la belleza y realismo de las ilustraciones y recreaciones son fruto del conocimiento adquirido a lo largo de años de excavaciones arqueológicas», comentan tus futuros acompañantes. El conjunto revela cómo eran el hábitat y la lucha por la existencia hace 2.300 años, las costumbres, ritos funerarios… Además, contemplarás réplicas de un enterramiento y de una vivienda a escala real.
Luego toca trasladarse al oppidum, situado a 534 metros de altura en la cima del monte Arrola. Poblado fortificado, fue el más importante del Cantábrico Oriental, sobre todo por sus grandes dimensiones. Contaba con vecinos desde el siglo IV a.C. –varios antes de la llegada de los romanos por tanto– hasta el I. «En él se desenvolvía una comunidad con sus bienes y ganados, una sociedad indígena, jerarquizada y muy preocupada por la defensa», aseguran. La muralla protegía ocho hectáreas. Había, además, recinto defensivo exterior de otras cinco.
Este oppidum protourbano con calle central disponía de defensas espectaculares con tres puertas, dos de ellas monumentales. El enigmático espacio de reuniones de Bastazar, en la ladera que baja hasta Arratzu, encierra todavía secretos de la vida cotidiana.
Berbinzana (Navarra)
El poblado fortificado data de los siglos VI y IV a.C. Espera a orillas del río Arga, a 15 kilómetros de Tafalla. Para imaginar cómo debía ser antaño, en pleno apogeo, han recreado un tramo de la muralla, un torreón y también una vivienda. Además, la sala expositiva alberga los ajuares y diversos restos materiales recuperados. El complejo abre los fines de semana y festivos y se puede visitar con guía y por libre. En 1991 fue cuando se descubrieron los restos de esta aldea de la Edad del Hierro.
En los años 1993 y 1996 diversas campañas de excavación exhumaron parcialmente la trama urbana, con restos de la muralla, de los torreones defensivos y de varias casas. También muebles, ajuar doméstico y cultual que sobrevivieron al paso de los siglos y la carcoma. El museo se instaló en la antigua Fábrica Sagarcho, que alberga herramientas, cerámicas, urnas cinerarias y un enterramiento infantil, entre otros recuerdos de aquel mundo remoto, origen sin embargo de lo que somos.
Humada (Burgos)
Para llegar al siguiente destino toca emprender una caminata por la comarca de Sedano y las Loras. El plato fuerte es el castro de La Ulaña, subido a una atalaya natural entre San Martín de Humada, Los Ordejones y Humada, a unos 25 kilómetros de Aguilar de Campoo. El yacimiento ocupa unas 586 hectáreas y es el mayor castro de la II Edad del Hierro de la Península Ibérica y uno de los más grandes de Europa. En él hallaron 267 estructuras habitables, muchas no tan antiguas, de diversas formas: ovaladas, circulares, rectangulares…
El acceso era difícil por lo escarpado del entorno. La parte más sencilla espera al norte, por eso ubicaron allí las entradas, mientras que farallones naturales de hasta 60 metros protegen el sur. Los vestigios datan de la I a la II Edad del Hierro. No son muchos, cerámicas de arcilla refractaria, fragmentos cerámicos a torno de época posterior, una aguja de bronce, un regatón de hierro, un denario de Turiaso de principios del siglo I a.C. Y restos de animales domésticos, de ovejas, cabras, caballos e incluso un jabalí.
El recorrido circular, perfecto para hacerlo en otoño y primavera, cubre 14 kilómetros, unas 4 horas y media aproximadas de ruta. Sale de Los Ordejones y tiene una dificultad es baja-media. Descubrirás una típica 'lora', meseta alargada limitada por dos cinturones calizos. Sorprenderán las panorámicas, la variada flora y fauna, aves especialmente, acostumbrada a sobrevivir en las peñas. Por el camino también aparecen las ruinas del molino de Bernabé, la impresionante torre natural de Peña Castillo y Ordejón de Arriba.
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