Loris sin dientes, nutrias que chillan de tristeza... no son mascotas
Tráfico de especies silvestres ·
Las redes sociales popularizan la tenencia de animales salvajes en hogares, una práctica que, lejos de salvarles, los condena y mutilaTráfico de especies silvestres ·
Las redes sociales popularizan la tenencia de animales salvajes en hogares, una práctica que, lejos de salvarles, los condena y mutilaLos humanos suelen moverse por modas, también en lo que a mascotas se refiere. El problema viene cuando se trata de animales que son extraídos de su hábitat natural para acabar en una casa, un piso, o lo que es peor, una jaula. Hurones, cerdos ... vietnamitas o reptiles de todo tipo son algunos de los damnificados por una práctica que las leyes persiguen pero que son alentadas por las redes sociales.
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Los últimos en unirse a esta lista son los loris perezosos y las nutrias. A ambos les perjudica su imagen amable y bonachona y unas actitudes supuestamente entrañables que hacen que muchas personas se vean invadidos por la ternura y las ganas de achucharles. Cuidado, porque detrás de esos grandes ojos y de esos dulces gruñidos se esconden torturas y dramas.
Los loris, sacados ilegalmente de países del sudeste asiático, tienen un mordisco venenoso así que para evitar dentelladas potencialmente letales se les arrancan los dientes. Incluso con cortauñas. Tampoco disfrutan de las caricias. Esas imágenes que circulan por internet de estos animalitos levantando los brazos como en demanda de contacto humano no indican eso precisamente. De hecho, se trata de gestos instintivos que denotan terror y que en su hábitat hacen para segregar más toxinas y poder defenderse... mordiendo.
Tráfico ilegal: Mueve entre 10.000 y 20.000 millones al año
En aumento: Creció un 55% en 2022
¿Y qué hay de las nutrias? En Japón se han puesto de moda y en redes sociales abundan las páginas en las que se las ve con ropitas, dando la mano a su 'dueño' o emitiendo soniditos que parecen de satisfacción. Pues no, en realidad estos mamíferos han sido arrancados de su hábitat, llevados a un piso o a un café donde desconocidos humanos pueden acariciarlas mientras se toman un capuchino. La realidad es que sus gemidos son lloros y llamadas de socorro para que el resto de su familia acudan a ayudarles.
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Y más ejemplos. En Reino Unido se ha popularizado tener suricatas y antes, muchos hogares del mundo se llenaron de hurones a los que se les extirpaban las glándulas odoríferas, algo que, por cierto, no evitará el olor y solo supondrá una mutilación más en sus vidas.
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