Jainko, de las rampas exigentes a las bajadas vertiginosas

Tras un kilómetro de subida, en la que no disfrutamos ni de una sombra, a nuestra izquierda hay un desvío a un merendero. Nosotros continuamos y la carretera nos concede un respiro. Una pequeña bajada en la que podemos divisar al fondo las antenas del monte Sollube y la iglesia de Andra Mari a la izquierda. El descanso es demasiado breve, apenas 200 metros.

Después tenemos que afrontar tramos al 6%, que nos parece poco comparado con lo afrontado antes.En total llevamos 2,3 kilómetros. En cuestión de minutos, la carretera está rodeada de árboles. En días de calor se agradece, pero en invierno y si la carretera está húmeda puede ser peligroso, ya que debemos descender un tramo de un kilómetros al 11%. La bicicleta coge mucha velocidad y las curvas pueden darnos más de un susto, así que se impone estar atento.

Tras ese vertiginoso descenso, solo nos queda afrontar unos metros al 6% para llegar hasta Arrieta. Un paseo. En total, serán 5 kilómetros. Para los que deseen más dureza, en el cruce pueden dirigirse hacia Paresi, un puerto de mayor entidad. Nosotros descendemos desde aquí hacia Mungia. Otros cuatro kilómetros de una preciosa bajada en la que se puede disfrutar de las vistas.