La flor que se asemeja a la lengua de un perro

Pero lo que más llama la atención de ella son sus flores tubulares compuestas por cinco lóbulos planos de color rojo vino -al ir marchitándose adquieren un tono violeta apagado- que florecen de febrero a julio. Por si había dudas, sus capullos parecen imitar lenguas de animales.

Antes de que la flor se abra, aparecen los frutos cuya forma es muy singular y llamativa. Se divide en cuatro mericarpos cubiertos de pequeñas púas y en cuya parte central sobresale erecto el estilo. En la transición de fruto a flor, pasa de un color verde como el tallo y las hojas a un rojizo como el del capullo.

A la viniebla se le otorga el adjetivo de blanca debido a que sus tallos y hojas están cubiertos por una sustancia grisácea. Aunque su nombre científico se centra en otras características de la planta. Cynoglossum Cheirifolium viene a querer decir lengua de perro con hojas similares a las del alhelí.

Aunque antiguamente su empleo estaba normalizado y pese a que en algunos lugares de España se siga utilizando, su consumo está desaconsejado dado el efecto narcótico de los alcaloides que contiene. Pero en su momento tuvo usos muy curiosos.

La infusión de sus hojas servía para tratar las llagas con tres enjuagues diarios. El cocimiento de las mismas se aplicaba como tratamiento de los resfriados. Si se pelaban sus hojas se obtenía un antiséptico cicatrizante. Y si estas se cocían junto a las flores de la planta, daba como resultado un tónico para lavar las zonas afectadas por acné o heridas.